• Ante la llegada del periodo vacacional y el fin del estado de alarma, Ecologistas en Acción lanza una campaña para incentivar el turismo de proximidad y la utilización de medios de transporte sostenibles.
  • El modelo turístico de masas centrado en la hipermovilidad constituye un elemento de riesgo para la propagación y los rebrotes de la COVID-19.
  • El avión es el medio de transporte más perjudicial para el cambio climático y una de las fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero que experimentan un crecimiento más rápido con un aumento del 26 % en el periodo 2013-2019.

Con la llegada del verano y el levantamiento del estado de alarma, son muchas las personas que comienzan a planificar sus vacaciones estivales. La reapertura de las fronteras con los Estados miembro de la UE (incluido Reino Unido y los países del espacio Schengen), así como las presiones del sector turístico de masas por volver a niveles de actividad previos a la crisis, auguran un aumento exponencial del número de vuelos. Ante esta posibilidad, Ecologistas en Acción lanza su campaña #VeranoSinAviones, con la que quiere promover formas de movilidad y turismo sostenibles desde los puntos de vista ambiental, social y sanitario.

Como se ha visto durante los pasados meses, la aviación y el modelo de hipermovilidad promovido por la industria han sido una de las principales causas de la rapidez y globalidad en la transmisión de la enfermedad. Algo que podría repetirse ahora con la llegada de las vacaciones. Según el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, «los viajes y el turismo podrían aumentar el riesgo de amplificación de la transmisión del SARS-CoV-2 por lo menos de dos maneras. La primera tiene que ver con la movilidad de las personas y el riesgo de transmisión tras la llegada al punto de destino, y la segunda con la reunión de personas en lugares como aeropuertos, complejos turísticos y sitios similares».

Por otro lado, el binomio turismo y aviación representa un sector de actividad con un altísimo impacto ambiental a nivel global. Entre 2009 y 2013, la huella de carbono del sector creció de 3,9 a 4,5 gigatoneladas de CO2, lo que supone el 8 % de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial.

Dentro de ese modelo de turismo el transporte aéreo representa la mayor parte de la huella de carbono del sector. En 2018 más de la mitad de todos los vuelos internacionales estaban relacionados con el turismo, según datos de la Organización Mundial del Turismo.

En medio de este escenario Ecologistas en Acción lanza la campaña #VeranoSinAviones. Su  objetivo es ofrecer alternativas de movilidad y turismo sostenibles y seguras en un contexto de emergencia climática y de riesgo de rebrotes de la pandemia de coronavirus.

“Si queremos construir una nueva normalidad más justa y que cuide más de las personas y del planeta hay que cambiar nuestra manera de hacer las cosas. Empezando por nuestra manera de viajar y de relacionarnos con el entorno”, asegura Pablo Muñoz, responsable de la campaña de aviación en Ecologistas en Acción. “La sociedad demanda una nueva racionalidad más justa y ecológica en la manera de moverse. En ese sentido, es imprescindible reducir reducir significativamente el número de vuelos”.

A través de la campaña #VeranoSinAviones, Ecologistas en Acción quiere poner de relieve la existencia de alternativas al avión y al turismo de masas como forma de plantear nuestro verano. La iniciativa promueve el turismo de proximidad para descubrir, a través de medios sostenibles como el tren o la bicicleta, rincones inexplorados y sorprendentes. De esta forma se contribuye además al desarrollo económico de territorios por los que el avión solo pasa de largo.

Además, la iniciativa quiere visibilizar el importante papel que juegan aquellas personas que han decidido dejar de volar o reducir sus vuelos. Para ello, la campaña busca la implicación activa de la ciudadanía mediante la firma de un compromiso de no volar con el fin de reducir el impacto de este medio de transporte para las personas y el planeta.

Esta iniciativa forma parte de una campaña más amplia llamada ‘Quédate en tierra’, mediante la cual la organización ecologista y la red Stay Grounded promueven el decrecimiento de la aviación y la construcción de un sistema de movilidad más justo y sostenible.