El 13 de noviembre de 2002 un petrolero con 77.000 toneladas de fuelóleo se encuentra a la deriva frente a las costas de Muxía. Comienza así la catástrofe del Prestige.

El Prestige era propiedad de una sociedad con sede en Liberia, Mare Internacional, que, con el fin de limitar su responsabilidad, poseía un solo barco. Esta actuación es habitual en los buques controlados por las navieras europeas, que crean sociedades fantasma con este fin. Las leyes de Liberia no permiten conocer con seguridad la identidad de los dueños de Mare pero los armadores eran griegos.

El Prestige se encontraba registrado en la Autoridad Marítima de las Bahamas. Este Estado, al igual que muchos otros, ofrece pabellones de conveniencia a los armadores de todos los países, proporcionándoles ventajas fiscales y administrativas y un menor control sobre seguridad. El petróleo que transportaba pertenecía a una sociedad comercial llamada Crown Resources, registrada en Gibraltar en 1996. Crown Resources es propiedad del grupo Alfa Group Consortium, cuyos intereses van desde el petróleo al comercio, la agroindustria, las telecomunicaciones y los medios de comunicación.

El cofundador del grupo es el multimillonario ruso Mikhail Fridman, que hizo su fortuna en la privatización del patrimonio del Estado ruso. El otro cofundador es Pyotr Aven, ex ministro de asuntos exteriores. Como es habitual en el negocio del petróleo en la antigua URSS, existen relaciones mafiosas dentro de alguna empresa del grupo Alfa, como Tyumen Oil. El grueso de la tripulación eran filipinos con escasísima preparación y casi nulos derechos sindicales.

El barco había sido revisado en el 2001 en Guandong (China) en una laboriosa reparación que obligó a soldar partes importantes en su chapa. En el 2002 había sido revisado en Abu Dabi, en ambas ocasiones por la empresa Americam Bureau of Shipping. ¿Puede imaginarse una clase práctica más completa de lo que es la globalización salvaje?. La consecuencia de esta irracionalidad es el vertido, beneficios privados, daños colectivos.

El producto que transportaba el Prestige era fuelóleo, un residuo pesado de la destilación del petróleo crudo. El hecho de ser un residuo pesado hace que el vertido sea más dañino en comparación con los de crudo, ya que del orden de un 50 % de estos últimos son compuestos ligeros (tipo gasolinas o gasóleos), que se evaporan en cuestión de horas tras el vertido. Este fuelóleo se usa como combustible en centrales térmicas -para producir electricidad- o en calderas industriales, y para alimentar motores diesel de gran potencia, como los de los buques.

Los efectos del vertido se traducen en una reducción de la biodiversidad en las aguas y costas afectadas por vertidos. El vertido reduce la producción primaria neta del fitoplancton, ya que, por una parte disminuye la intensidad de la luz que llega a éste, reduciendo la fotosíntesis y, por otro lado, su carácter tóxico afecta a los organismos. El zooplancton se ve perjudicado por la menor cantidad de fitoplancton disponible como alimento y, además, al ingerir el fuelóleo sufre los efectos tóxicos. El plancton, ingerido por otras especies marinas, contamina a éstas y la contaminación se extiende por todas las cadenas tróficas presentes (moluscos, peces, aves marinas…). En los moluscos filtrantes, como los mejillones, se produce una acumulación de hidrocarburos que alcanza rápidamente niveles tóxicos.

El fuelóleo y su emulsión colmatan las branquias de los peces, provocando su asfixia. El fuel se adhiere también a las plumas de las aves marinas, pegándolas entre sí -con lo que se dificulta o impide el vuelo-, y obstruyendo a la vez la salida de las glándulas que excretan los productos impermeabilizantes que permiten a las aves flotar y resistir el frío del agua. El agua entra en contacto con la piel de las aves, y muchas mueren de frío. Al intentar limpiar su plumaje manchado, las aves ingieren fuelóleo, y se intoxican, sufriendo daños renales, hepáticos, pulmonares e irritación intestinal.

Hay también un cambio en la flora y fauna, con una sustitución de especies sensibles por otras más resistentes y/o oportunistas. Se produce, así, una regresión del ecosistema afectado a etapas menos maduras. Por ello el vertido afectará directamente a todos los seres vivos que colonizan las aguas afectadas (Galicia, Asturias, Cantabria, Euskadi, costa francesa).

Si tremenda fue la catástrofe, impresionante fue la respuesta de la sociedad, muy especialmente de pescadores, mariscadores y voluntarios que se volcaron en las tareas de limpieza… frente a unas administraciones central y autonómica al principio desaparecidas e insistiendo en minimizar la catástrofe, y descoordinadas y faltas de reflejos para resolver el problema después. En pocas ocasiones el poder y sus intentos de ocultar la realidad se han visto tan claramente superados por los hechos.

El surgimiento de la plataforma “Nunca Mais” fue la expresión de la autoorganización y la protesta llegando a realizarse movilizaciones impresionantes como la manifestación de Santiago (pero también en Vigo, La Coruña, Ferrol…). Todas ellas en los últimos días del año 2002. Durante muchos meses del 2003 año continuaron las actividades de protesta que quizá tuvieron su punto culminante en la manifestación celebrada en Madrid el 23 de Febrero, justo una semana después de la manifestación contra la guerra.

Más de trecientas mil personas, según casi todos los medios de comunicación desfilaron desde Atocha hasta la Puerta del Sol exigiendo responsabilidades por la catástrofe. En esta, como en otras manifestaciones la presencia del mundo del espectáculo resultó descollante. Con motivo del aniversario del suceso, de nuevo las calles de Santiago de Compostela fueron escenario de importantes movilizaciones. Las banderas de “Nunca Mais” seguían presentes, muchos meses después, en miles de viviendas gallegas.

En las tareas de reparación la presencia de voluntarios fue todavía visible e importante durante varios meses. La presencia del ejército y de cuadrillas remuneradas, así como el avance de la propia limpieza fue haciendo menos necesaria su participación. A resaltar los paulatinos intentos de los Gobiernos central y gallego de reducir en la etapa final el número de voluntarios, que mostraban a las claras su incompetencia y actuaban como incómodos testigos de cargo contra la pretensión de que todo estaba ya arreglado.

Galego

O 13 de novembro de 2002 un petroleiro con 77.000 toneladas de fuelóleo atópase á deriva fronte ás costas de Muxía. Comeza así a catástrofe do Prestige.

O Prestige era propiedade dunha sociedade con sede en Liberia, Mare Internacional, que, co fin de limitar a súa responsabilidade, posuía un só barco. Esta actuación é habitual nos buques controlados polas navieiras europeas, que crean sociedades pantasma con este fin. As leis de Liberia non permiten coñecer con seguridade a identidade dos donos de Mare pero os armadores eran gregos.

O Prestige estaba rexistrado na Autoridade Marítima das Bahamas. Este Estado, do mesmo xeito que moitos outros, ofrece pavillóns de conveniencia aos armadores de todos os países, proporcionándolles vantaxes fiscais e administrativas e un menor control sobre seguridade. O petróleo que transportaba pertencía a unha sociedade comercial chamada Crown Resources, rexistrada en Xibraltar en 1996. Crown Resources é propiedade do grupo Alfa Group Consortium, cuxos intereses van desde o petróleo ao comercio, a agroindustria, as telecomunicacións e os medios de comunicación.

O cofundador do grupo é o multimillonario ruso Mikhail Fridman, que fixo a súa fortuna na privatización do patrimonio do Estado ruso. O outro cofundador é Pyotr Aven, ex ministro de asuntos exteriores. Como é habitual no negocio do petróleo na antiga URSS, existen relacións mafiosas dentro dalgunha empresa do grupo Alfa, como Tyumen Oil. O groso da tripulación eran filipinos con escasísima preparación e case nulos dereitos sindicais.

O barco fora revisado no 2001 en Guandong (China) nunha laboriosa reparación que obrigou a soldar partes importantes na súa chapa. No 2002 fora revisado en Abu Dabi, en ambas as ocasións pola empresa American Bureau of Shipping. Pode imaxinarse unha clase práctica máis completa do que é a globalización salvaxe?. A consecuencia desta irracionalidade é a vertedura, beneficios privados, danos colectivos.

O produto que transportaba o Prestige era fuelóleo, un residuo pesado da destilación do petróleo cru. O feito de ser un residuo pesado fai que a vertedura sexa máis prexudicial en comparación coas de cru, xa que da orde dun 50% destes últimos son compostos lixeiros (tipo gasolinas ou gasóleos), que se evaporan en cuestión de horas após a vertedura. Este fuelóleo úsase como combustíbel en centrais térmicas -para producir electricidade- ou en caldeiras industriais, e para alimentar motores diesel de grande potencia, como os dos buques.

Os efectos da vertedura tradúcense nunha redución da biodiversidade nas augas e costas afectadas por verteduras. A vertedura reduce a produción primaria neta do fitoplancto, xa que, por unha banda diminúe a intensidade da luz que chega a este, reducindo a fotosíntese e, doutra banda, o seu carácter tóxico afecta os organismos. O zooplancto vese prexudicado pola menor cantidade de fitoplancto dispoñíbel como alimento e, alén diso, ao inxerir o fuelóleo sofre os efectos tóxicos. O plancto, inxerido por outras especies mariñas, contamina a estas e a contaminación esténdese por todas as cadeas tróficas presentes (moluscos, peixes, aves mariñas…). Nos moluscos filtrantes, como os mexillóns, prodúcese unha acumulación de hidrocarburos que alcanza rapidamente niveis tóxicos.

O fuelóleo e a súa emulsión colmatan as branquias dos peixes, provocando a súa asfixia. O fuel adhírese tamén ás plumas das aves mariñas, pegándoas entre si -co que se dificulta ou impide o voo-, e obstruíndo á vez a saída das glándulas que excretan os produtos impermeabilizantes que permiten ás aves flotar e resistir o frío da auga. A auga entra en contacto coa pel das aves, e moitas morren de frío. Ao tentar limpar a súa plumaxe manchada, as aves inxiren fuelóleo, e intoxícanse, sufrindo danos renais, hepáticos, pulmonares e irritación intestinal.

Hai tamén unha mudanza na flora e fauna, cunha substitución de especies sensíbeis por outras máis resistentes e/ou oportunistas. Prodúcese, así, unha regresión do ecosistema afectado a etapas menos maduras. Por iso a vertedura afectará directamente a todos os seres vivos que colonizan as augas afectadas (Galicia, Asturias, Cantabria, Euskadi, costa francesa).

Se tremenda foi a catástrofe, impresionante foi a resposta da sociedade, moi especialmente de mariñeiros, mariscadores e voluntarios que se entregaron nas tarefas de limpeza… fronte a unhas administracións central e autonómica ao principio desaparecidas e insistindo en minimizar a catástrofe, e descoordinadas e faltas de reflexos para resolver o problema despois. En poucas ocasións o poder e os seus intentos de ocultar a realidade víronse tan claramente superados polos feitos.

O xurdimento da plataforma Nunca Máis foi a expresión da autoorganización e o protesto chegando a realizarse mobilizacións impresionantes como a manifestación de Santiago (mais tamén en Vigo, A Coruña, Ferrol…). Todas elas nos últimos días do ano 2002. Durante moitos meses do ano 2003 continuaron as actividades de protesta que quizais tiveron o seu punto culminante na manifestación celebrada en Madrid o 23 de febreiro, xusto unha semana despois da manifestación contra a guerra.

Máis de trecientas mil persoas, segundo case todos os medios de comunicación desfilaron desde Atocha até a Porta do Sol esixindo responsabilidades pola catástrofe. Nesta, como noutras manifestacións, a presenza do mundo do espectáculo resultou descollante. Con motivo do aniversario do suceso, de novo as rúas de Santiago de Compostela foron escenario de importantes mobilizacións. As bandeiras de Nunca Máis seguían presentes, moitos meses despois, en miles de vivendas galegas.

Nas tarefas de reparación a presenza de voluntarios foi aínda visíbel e importante durante varios meses. A presenza do exército e de cuadrillas remuneradas, así como o avanzo da propia limpeza foi facendo menos necesaria a súa participación. A resaltar os paulatinos intentos dos Gobernos central e galego de reducir na etapa final o número de voluntarios, que mostraban ás claras a súa incompetencia e actuaban como incómodas testemuñas de cargo contra a pretensión de que todo estaba xa arranxado.

10 lecciones no aprendidas de la catástrofe del Prestige

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10 lecciones no aprendidas en la catástrofe del Prestige

El Prestige se hundió frente a la costa gallega en noviembre de 2002. El naufragio de este petrolero, cargado con 77.000 toneladas de fuelóleo, se produjo trás un cúmulo de errores políticos y de gestión que impidieron al buque refugiarse en algún abrigo, lo que habría reducido drásticamente el vertido, que se produjo tras el hundimiento contaminando las costas de Galicia, Asturias, Cantabria, Euskadi y varias regiones de Francia.

Todos y todas vimos las imágenes de ese desastre ecológico. Pero, ¿puede volver a pasar una catástrofe así? ¿Hemos aprendido alguna lección?

1. Impunidad de los responsables políticos

La decisión de alejar de la costa al petrolero accidentado se tomó en contra de profesionales y científicos, que de forma clara apostaban por llevar el barco a un lugar abrigado. Pero ningún responsable político de la gestión de esta tragedia ha pagado por sus tremendos errores. Tampoco han pedido perdón. Al frente del Gobierno que gestionó de forma tan nefasta este asunto estaban Mariano Rajoy, Arias Cañete, José Mª Aznar, Francisco Álvarez-Cascos… que no han sufrido ningún coste político por su incompetencia. Ni tan siquiera se creó una comisión en el Parlamento español para investigar la gestión de la catástrofe.

2. La justicia no funciona

En octubre de 2012 se inicia el juicio del Prestige y la acusación penal se dirige contra el capitán del barco, el jefe de máquinas, el primer oficial y José Luis López Sors, director general de la Marina Mercante, chivo expiatorio y único miembro del Gobierno que se sentará en el banquillo de los acusados. Serán juzgados por delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente entre otros cargos. Pero ni armadores, ni responsables de la carga, ni políticos que tomaron las nefastas decisiones han pagado ni van a pagar por ello, puesto que ni están imputados.

Como contraste a esta situación, en Francia se ha condenado a la petrolera Total al pago de las consecuencias del hundimiento del Erika en las costas de Bretaña en 1999. Deberá pagar más de 200 millones de euros a los municipios afectados.

3. Las banderas de conveniencia siguen existiendo

Buena parte de las dificultades para identificar y condenar a los verdaderos responsables de tragedias como la del Prestige provienen del entramado administrativo que oculta su responsabilidad. El Prestige era propiedad de una sociedad con sede en Liberia, tenía una bandera de conveniencia de Bahamas –se encontraba registrado en la Autoridad Marítima de ese país– y el petróleo que transportaba pertenecía a una sociedad comercial registrada en Gibraltar. La investigación de quién hay detrás de estas empresas es muy complicada.

4. Continúa el tráfico de petroleros, siguen los monocascos

El naufragio del petrolero Erika en 1999 supuso cambios en las definiciones de medidas de seguridad marítima dentro de la Unión Europea: limitaciones a los buques petroleros de casco sencillo, establecimiento de un sistema comunitario de seguimiento e información sobre tráfico marítimo, definición de medidas a tomar en caso de condiciones meteorológicas adversas o lugares de refugio, etc.

Pero estas medidas son de difícil aplicación ya que realmente no hay interés de llevarlas a la práctica. Muchas de ellas se han quedado en papel mojado.

5. Desconocemos las consecuencias ambientales del vertido

Hay acuerdo científico en que la tragedia del Prestige ha sido una de las peores que ha sufrido nuestro litoral y medio marino. Pero a pesar de la magnitud de los daños, las consecuencias para el medio ambiente no se han evaluado adecuadamente, con un plan de seguimiento y corrección que permita paliarlas en la medida de lo posible. Queda mucho chapapote enterrado en arenales y fondos marinos.

6. Afecciones a la salud de voluntarios y voluntarias

Pescadores y habitantes del litoral y un gran número de personas venidas de fuera –entre 125.000 y 300.000–, de forma voluntaria y a menudo sin casi ningún apoyo de la administración, trabajaron extenuantes jornadas para retirar la mayor cantidad posible de chapapote de la costa y de la superficie del mar. Durante estas tareas inhalaron una perjudicial mezcla de productos químicos derivados del fuelóleo con negativas consecuencias para su salud, que ahora se van conociendo.

Gracias a estudios de organismos científicos independientes, ninguno promovido por el Gobierno, hoy se sabe que las personas que trabajaron en la recogida del chapapote vertido por el buque Prestige sufrieron daños respiratorios que persistieron hasta dos años, además de elevadas tasas de alteraciones cromosómicas e incremento del riesgo de cáncer.

7. Residuos sin tratar

De las costas y mares del noroeste peninsular se retiraron más de 90.000 toneladas de residuos, pero no hay una información clara de qué ha ocurrido con buena parte de ellos. Por ejemplo, todavía quedan 10.000 toneladas de estos desechos en una planta de As Somozas (A Coruña) a la espera de que alguna administración subvencione su tratamiento.

8. Falta de protocolos de actuación

Nuestras aguas litorales siguen sometidas a un intenso tráfico de petroleros y muchos otros buques con mercancías peligrosas ¿Qué ocurriría si se produce un accidente con alguna de estas naves? ¿Estamos preparados para hacer frente a esta contingencia?

En la actualidad no hay operativo ni un solo plan de contingencia en el Estado español, lo que muestra a las claras el desinterés y falta de voluntad política para cumplir con la legislación y los acuerdos vigentes para evitar este tipo de accidentes.

9. Coste económico de la catástrofe

El coste económico del derrame ha sido uno de los más altos de la historia, cifrándolo algunas estimaciones, incluyendo la recogida del chapapote y el sellado del buque, en más de 10.000 millones de euros. El Plan Galicia que diseñó el Gobierno para reactivar la zona contemplaba un gasto de 12.500 millones de euros.

10. Dependemos del petróleo

Lo peor de todo es que nuestro modelo de desarrollo sigue necesitando ingentes cantidades de petróleo para funcionar. En tanto en cuanto no cambiemos drásticamente nuestras necesidades energéticas –reduciendo el consumo y canalizándolo hacia las energías limpias– seguirá habiendo un enorme flujo de petroleros y se volverán a producir tragedias como la del Prestige.

Las huellas no borradas del Prestige

22 de enero de 2013

Informe Efectos del vertido del Prestige en la Costa da Morte (Galicia), diez años después

Diez años después del hundimiento del Prestige frente a las costas de Galicia y el vertido de toneladas de fuelóleo, los efectos de la marea negra parecen seguir siendo visibles. Así lo han podido comprobar representantes de Ecologistas en Acción durante una inspección visual en la Costa da Morte.

La visita a las playas Ensenada de Cuño, Playa de Moreira y Playa do Rostro ha permitido ver restos de chapapote en las piedras y en los intersticios de las rocas. El mar todavía trae a la costa pequeñas galletas de chapapote.

La recopilación de fotografías en el litoral permite deducir que los restos del vertido han dejado huellas aún más imborrables en los fondos marinos. Por ello, Ecologistas en Acción reclama que se realicen estudios científicos exhaustivos sobre la situación de los ecosistemas costeros de las costas gallegas y cantábricas. Estos estudios deben ser independientes e ir más allá de los intereses políticos.

Las huellas de un accidente de semejantes dimensiones afectan a la naturaleza durante décadas y el necesario cuidado y limpieza debe también continuar a largo plazo.

Pero, lo que es más importante aún, tienen que garantizarse las condiciones para que un desastre medioambiental así nunca vuelva a repetirse. Todos los responsables deben rendir cuentas, también los políticos. Los dirigentes de aquel momento deberían comparecer en el juicio del Prestige como imputados y no sólo como testigos.


[Documento] ¿Nunca Más?

[Documento] ¿Nunca más?

15 de noviembre de 2012

El accidente del Prestige dejó muchas lecciones. Una de ellas, es que no fue un accidente imprevisible, sino la consecuencia directa de un modelo globalizado y desigual que depende de los combustibles fósiles para funcionar.

El chapapote, que cientos miles de personas recogieron en las costas de Galicia y en el resto de territorios del cantábrico, puso olor y textura a las miserias de un modelo económico que depende del petróleo y otros combustibles fósiles para su funcionamiento diario. Esta dependencia tiene múltiples consecuencias, a veces se llaman Prestige, otras cambio climático, otras, accidentes en plataformas petrolíferas y en otras tantas ocasiones, guerras y expropiaciones forzosas.

Ecologistas en Acción presenta el documento “¿Nunca Más?”, en el que repasa con datos actualizados las principales actividades relacionadas con los combustibles fósiles que suponen una amenaza continua para las personas y los ecosistemas. Prácticas como el transporte del petróleo a nivel mundial, el bunkering o el refinado.

El documento también pretende poner encima de la mesa algunas peligrosas iniciativas a nivel europeo, como las salientes de los planes energéticos derivados del Tratado de Lisboa. Y también estrategias a nivel estatal, como la nueva política de infraestructuras (PITVI) o las prospecciones de fractura hidráulica para la obtención de gas natural.

Todas ellas no dejan de ser huidas hacia adelante en un modelo económico que provoca injusticias sociales y ecológicas y que en un momento de crisis como el actual pone por delante la maximización de beneficios en lugar de alternativas verdaderamente sostenibles.En este sentido, el documento presenta brevemente para concluir algunas de las alternativas que se vienen trabajando y promoviendo desde Ecologistas en Acción para conseguir un modelo energético justo y sostenible.


Se reanuda el juicio por la catástrofe del Prestige

12 de noviembre, 2012

Siempre que se produce un asunto penal por alguna gran catástrofe medioambiental en el que está implicada una o varias grandes compañías el proceso judicial deriva en una lenta y tortuosa pesadilla procesal de difícil resolución.

El juicio por el vertido que ocasionó el buque “Prestige” en 2002 frente a las costas de Galicia pone de manifiesto las enormes dificultades que existen a la hora de perseguir jurídicamente los casos de grandes catástrofes ambientales.

La primera dificultad estriba en la diversidad de ámbitos jurídicos a los que afecta al haberse producido en el mar: puede haber responsabilidades penales (por la comisión de uno o varios delitos), civiles (si lo que se trata es la exigencia de responsabilidades por daños cometidos a particulares, empresas o a bienes públicos o colectivos) y hay una dimensión internacional extraordinariamente compleja por existir normativas y convenios internacionales y múltiples sujetos jurídicos en diferentes países (armador, clasificadora, propietario, fletador, tripulación…)

Resulta siempre muy difícil la determinación de las concretas responsabilidades jurídicas sobre los hechos en cuestión: ¿qué hechos concretos han ocurrido?, ¿quiénes son los responsables?, ¿qué tipos penales hay que aplicar? En el caso del accidente del Prestige pueden concurrir varios tipos de delitos sobre, sustancialmente, dos hechos que resultan relevantes: ¿por qué se produjo el accidente y quiénes son los responsables? y ¿quién permitió o decidió el alejamiento del buque a alta mar que supuso un indudable agravamiento de las consecuencias del vertido?

Para determinar las responsabilidades penales, como se sabe, el juez decidió acusar (sentar en el banquillo para la vista oral que se celebra durante estos meses) a tres miembros de la tripulación (el capitán, el jefe de máquinas y el primer oficial, este último huido en paradero desconocido) y al Director General de la Marina Mercante perteneciente al Ministerio de Fomento. Pero ¿son sólo estos los responsables de la catástrofe?

El petrolero había pasado, al parecer, determinadas revisiones de seguridad, pero ¿estaba bien hecha esa revisión?, ¿qué otros controles se tenían que haber realizado? Un informe del Ministerio de Fomento apuntó que la estructura del buque tenía una gran debilidad, que había estado 4 meses sin navegar como buque nodriza y que llevaba en el momento del accidente una velocidad inadecuada. Son cuestiones que, en cualquier caso al Gobierno le interesa resaltar para concentrar todas las responsabilidades en los tripulantes del buque.

Pero ¿quiénes son los responsables del buque? No cabe duda de que en primer término el capitán y otros miembros de la tripulación que pudieron haber cometido errores en la navegación o en el mantenimiento técnico del barco. Pero también son responsables de su estado, del cumplimiento de las medidas de seguridad que les hubieran podido imponer en las revisiones efectuadas y de la inversión en medidas de mantenimiento y mejora de la estructura y casco del buque, el armador, el fletador, el propietario o la compañía de inspección (LRS).

Esa cadena de posibles responsabilidades hay que desentrañarla. No es creíble que sólo la tripulación sea responsable de un accidente de este tipo. En otros casos de catástrofes marítimas en Galicia (Mar Egeo en 1992 y Urquiola en 1976) se condenó al capitán, aunque en el segundo caso el Tribunal Supremo en segunda instancia le absolvió, -aunque, por cierto, había fallecido en el propio hundimiento del buque-). La situación de inseguridad marítima la generan normalmente las banderas de conveniencia y el entramado de diferentes empresas que operan en un sector globalizado con escasos controles efectivos.

Las causas del accidente pueden ser: un mal estado del barco y maniobras o prácticas inadecuadas en su manejo. Pero está claro que la catástrofe ambiental y económica se pudo haber reducido mucho si, como parece que era preceptivo según la reglamentación de navegación marítima, el buque hubiera sido llevado al abrigo del puerto de la Coruña o a las Rías de Ares o Corcubión. Las autoridades españolas decidieron alejarlo mar adentro por lo que las consecuencias del vertido se extendieron por todo el Cantábrico.

El Director general de la Marina Mercante se atribuyó toda la responsabilidad del alejamiento. Habrá que ver si en las actuaciones que se han practicado en la instrucción hay elementos para imputar a otras personas. El juez instructor del caso, de momento, no lo hizo. Pero, ¿es creíble que el Director General de la Marina Mercante tomara en solitario esa decisión? ¿Nadie por encima de su responsabilidad le aconsejó o le ordenó que diera la orden de alejamiento? En cualquier caso ¿ningún responsable del gobierno coordinó por encima del director general la evaluación y las decisiones a adoptar?

Estas son algunas de las cuestiones fundamentales que debería desentrañar el juicio que se reanuda mañana.


Yo acuso a los responsables políticos de la catástrofe del Prestige

16 de octubre de 2012

“¿Me permitís que me preocupe por vuestra gloria y os diga que vuestra estrella está amenazada por la más vergonzosa e imborrable mancha?”. Así comienza la carta abierta dirigida al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy el día que comienza el juicio del Prestige. Un proceso en el que los principales responsables políticos no están imputados, tal y como se acusa en la proclama publicada por Ecologistas en Acción, que invita a sumarse a la ciudadanía a través de una recogida de firmas.

Facsimil Yo Acuso

Hace 114 años el escritor francés Émile Zola rompió la conspiración de silencio en primera plana con su carta abierta “J’accuse!”, en la que apuntaba hacia el Presidente de la República por el llamado caso Dreyfus. Un inocente había sido inculpado de un caso de espionaje para salvar la reputación de los verdaderos culpables.

Otro caso de chivos expiatorios se repite ahora con el caso del Prestige. Una de las mayores catástrofes medioambientales de la historia pretende saldarse con un proceso en el que los responsables políticos no se sientan en el banquillo. “Por lo pronto, el juicio que ha demorado una década no os tendrá de imputado, bofetada suprema a toda verdad, a toda justicia”, recuerda la carta de Ecologistas en Acción, escrita como un facsímil del siglo XIX.

José María Aznar, Mariano Rajoy, Miguel Arias Cañete y Francisco Álvarez-Cascos figuran entre los responsables que menciona la carta, causantes de que “muchas conciencias permanezcan turbadas profundamente, se inquieten, busquen…”

Como Zola proclamó hace más de un siglo, Ecologistas en Acción concluye que “sólo un sentimiento me mueve, sólo deseo que la luz se haga y lo imploro en nombre de la humanidad y el medio ambiente, que han sufrido tanto y que tienen derecho a ser felices”.


Falta gente en el juicio del Prestige

11 de octubre de 2012 [Català] [Français]

Cuando está a punto de cumplirse el décimo aniversario del hundimiento del Prestige y de iniciarse el macrojuicio por la catástrofe, Ecologistas en Acción critica la ausencia de los principales responsables en el proceso y la falta de medidas para evitar que un desastre similar vuelva a repetirse. La organización lanza una campaña con motivo del aniversario y homenajea a voluntarias y voluntarios.

“Es evidente que en el banquillo falta gente”, aseguró Jaime Doreste, miembro del área jurídica de la organización, en la rueda de prensa celebrada hoy. Doreste subrayó el hecho de que el único representante de la administración pública imputado sea el exdirector general de la Marina Mercante, José Luis López Sors. “Se podría haber sido mucho más ambicioso en las acusaciones”, apuntó el abogado, “es evidente que la actuación de López Sors no fue unilateral, que la cadena de decisiones llegó a responsables políticos más altos”.

En el proceso, que comienza el próximo martes, tampoco se enjuiciará a la sociedad de clasificación, ABS, que certificó que el Prestige era apto para navegar, tal y como recordó Doreste. La ausencia de muchos de los responsables y la lentitud con la que ha actuado la justicia española contrasta, según el abogado, con el juicio del Erika en Francia, en el que fueron condenados la petrolera, el armador y la clasificadora.

“Entonces gritamos que nunca más, ahora nos preguntamos cuándo se tomarán medidas para evitar realmente que esto vuelva a ocurrir”, aseguró por su parte Theo Oberhuber. “Ahora que tenemos en el gobierno a dos de los implicados en el desastre, el presidente Rajoy y el ministro Cañete, lo mínimo que reclamamos es que se tomen cartas en el asunto”, aseguró el coordinador de campañas de Ecologistas en Acción.

Diez años después siguen usándose banderas de conveniencia y barcos monocasco, se desconocen las consecuencias ambientales del vertido o las afecciones a la salud y, sobre todo, continúa la dependencia del petróleo. Son lecciones no aprendidas, tal y como se recoge en un documento elaborado por la organización.

A lo largo del próximo mes, desde el inicio del juicio al aniversario del desastre, Ecologistas en Acción, organizará diversas actividades en la costa cantábrica y también en Madrid. Una página de Facebook, llamada “Yo limpié chapapote”, se ha lanzado ya para reunir a aquellas personas que voluntariamente ayudaron en las labores de limpieza. “Queremos recordar esa ola de solidaridad, la responsabilidad de la ciudadanía ante la mala gestión política”, aseguró Nerea Ramírez, coordinadora de Ecologistas en Acción. “La indignación que nos movió entonces a enfundarnos en monos blancos es la misma que hoy nos lleva a salir con pancartas a la calle en protesta por la actuación de la clase política”, apuntó Ramírez.


Informe especial: Prestige, mareas negras ¡Nunca más!

Revista El Ecologista Nº 34 Invierno 2002/2003

Si hubiera que hacer un balance de lo que ha supuesto esta catástrofe ecológica y social, buscando algo positivo, no habría dudas en señalar a las voluntarias y voluntarios como una de las mejores cosas que nos ha traído este maldito petrolero. La movilización de las decenas de miles de personas, en su mayoría jóvenes, que desde toda Galicia, y del resto del Estado español han acudido a las costas gallegas y cantábricas, a menudo haciendo oídos sordos a la información oficial que minimizaba la catástrofe, está siendo todo un ejemplo de solidaridad, conciencia cívica y altruismo. Desde luego, el otro aspecto positivo ha sido la adecuada respuesta de la sociedad civil gallega, ejemplar ante la inanición de los gobernantes.

En un primer momento muchas personas coincidían con los planteamientos del movimiento ecologista francés: ha sido un desastre provocado por una política de transporte marítimo nefasta y por un insostenible modelo de consumo de combustibles fósiles, por lo que la gestión del hundimiento del Prestige arrojaba toda la responsabilidad sobre las empresas y las administraciones implicadas, no era un problema a resolver por el voluntariado. Sin embargo, aún teniendo presente este enfoque, no hay que olvidar que el movimiento ecologista lucha por impulsar la participación social, y no puede ser ajeno a un movimiento de solidaridad como el que ha generado la lucha contra esta marea negra.

Es por ello que, desde un principio, Ecologistas en Acción viene organizando el desplazamiento de voluntari@s y la recogida de fuel, coordinado por las Federaciones de Ecologistas en Acción de Galicia y Cantabria, para realizarla de manera segura y eficaz. Las áreas en las que más se ha trabajado son el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, en varios municipios de la Costa de la Morte, como la playa de Nemiña y los acantilados de Muxía, y en acantilados cántabros de Ubiarco y Trasierra.

Ecologistas en Acción denuncia como falsos los llamamientos del Ministro de Medio Ambiente para que no acudan más voluntari@s, aduciendo que no hacen falta. El Gobierno central y la Xunta de Galicia pretenden convencer a los ciudadanos de que no hay marea negra, pero todos los que han vivido de cerca esta catástrofe atestiguan lo contrario: el litoral gallego sigue muy afectado, hay miles de toneladas de chapapote sin recoger en las costas y el fuel sigue llegando.

Si dejan de ir voluntari@s se terminará por echar tierra –o chapapote– encima de esta catástrofe. Desde aquí hacemos un llamamiento a la sociedad para sigan organizándose grupos de voluntarios a todas las zonas afectadas, grupos que deben ir bien organizados y formados, asegurando siempre la existencia de material de limpieza adecuado. Pero esta labor altruista no puede convertirse en una estratagema de la naviera del Prestige o del Gobierno para eludir sus responsabilidades de índole penal y civil. Todo el trabajo del voluntariado debe contabilizarse a la hora de exigir indemnizaciones para que, como en el caso del Exxon Valdez en Alaska, se pague hasta el último euro en la recogida de fuel, en indemnizaciones a los afectados y en los trabajos de regeneración del litoral. Las indemnizaciones por el trabajo de los miles de voluntari@s deben ir a un fondo solidario para campañas de protección del litoral de todo el país.

Ver informe


5 años del Prestige

19 de noviembre de 2007

Impactos ambientales que continúan y no se evalúan, marea gris de urbanizaciones e infraestructuras, avances legislativos insuficientes, problemas para la salud, y un modelo de transporte que generará más desastres en el futuro es el balance del accidente del Prestige 5 años después para Ecologistas en Acción, la Federación Ecoloxista Galega y Verdegaia.

El 13 de noviembre de 2002 un petrolero con 77.000 toneladas de fuelóleo se encontraba a la deriva frente a las costas de Muxía (Galicia), una semanda después se partió en dos y se hundio. Comenzó así la catástrofe del Prestige. Ecologistas en Acción, Federación Ecoloxista Galega y Verdegaia opinan al respecto en el documento “La catástrofe del Prestige, cinco años después”.

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Hundimiento del Prestige
Foto: Ecologistas en Acción
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Hundimiento del Prestige.
Foto: Ecologistas en Acción
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Hundimiento del Prestige
Foto: Ecologistas en Acción
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Costa Cantadeira (Cíes)
Foto: José Luis García Cano
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Costa Cantadeira (Cíes)
Foto: José Luis García Cano
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Costa Cantadeira (Cíes)
Foto: José Luis García Cano
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Alca recogida en Oia
Foto: José Luis García Cano
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Manifestación en Madrid 23-02-2003
Foto: José Luis García Cano
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Manifestación en Madrid 23-02-2003
Foto: José Luis García Cano
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Manifestación en Madrid 23-02-2003
Foto: José Luis García Cano
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Manifestación en Madrid 23-02-2003
Foto: José Luis García Cano
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Manifestación en Madrid 23-02-2003
Foto: José Luis García Cano