La Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala fue declarada en 1977 con los límites fijados por el ICONA en 1975, por lo que su trazado fue previo a la ampliación del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en el año 1982.

Desde hace más de 25 años, la Reserva viene padeciendo la principal de sus carencias, que es la adecuación de los límites de la misma a la ampliación del Parque Nacional. La desatención administrativa a la Reserva desde su fundación dio lugar a que no se realizara tal reajuste, arrastrando injustificablemente esta carencia.

En el año 2006 el Gobierno de Aragón presentó al Comité MaB lo que denominaba como “Propuesta de Ampliación de la Reserva ORDESA-VIÑAMALA”, pero esta pretendida ampliación se trataba de una simple adecuación de la reserva a los limites de la ampliación del año 1982 del Parque Nacional, lo que suponía un mal arreglo de un olvido inexplicable con 25 años de retraso, pero no una ampliación en sentido estricto. Además se proponía una nueva zonificación que no obedecía a criterios geográficos ni biológicos y suponía una distorsión inaceptable de la Reserva. A causa de esto y de otros motivos, la propuesta fue rechazada, de plano, por el Comité MaB.

A finales de 2007, la Consejería de Medio Ambiente protagonizó de nuevo una teórica Propuesta de Ampliación que redunda en los errores y carencias anteriores y aún los agrava más. La pretendida zona de ampliación (adecuación a los límites del PN en la realidad) carece de las preceptivas zonas tampón y de transición, tal como indican las directrices generales MaB.

La zonificación propuesta es aún peor que la anterior y no obedece a los criterios de conservación, ni biológicos ni geográficos para la preservación y adecuada gestión de la Reserva. Desprotege zonas de gran valor en la parte interior de la reserva otorgándoles el mínimo rango de protección. Zonas como el Alto valle del Ara, Los Montes de Fanlo, el interfluvio Añisclo-Escuain, el Valle de Pineta, parte de la Montaña de Sallent de Gállego, el entorno montañoso del Balneario de Panticosa, y la Sierre de Tendeñera se les zonifica bajo la mínima protección o directamente se les desprotege.

Esto supone un desvío inaceptable del sentido que debe guiar las normas de la adecuada zonificación de las Reservas de la Biosfera.

La realidad es que la Reserva pierde superficie al excluir de la misma:

  • Una zona que comprende el ilegal aparcamiento de Espelunciecha realizado dentro de la reserva y que ha desestabilizado la ladera de “Las Corvas”
  • Una gran superficie de cientos de hectáreas que perimetran la Urbanización de Formigal, sobre la que se proyecta una ampliación de cerca de 80 ha, más del doble de su superficie actual.
  • Gran parte de los alrededores de Sallent de Gállego, penetrando por el río Aguas Limpias.
  • Una banda de terreno por la zona noroeste del pueblo y embalse de Lanuza.
  • Una enorme superficie en la zona del Panticosa, el Pueyo, así como en Hoz de Jaca.

Esto solamente responde a desproteger superficies para desarrollos urbanísticos menguando la extensión de la Reserva.

Pero además la reserva viene soportando agresiones en forma de vertederos, escombreras, desarrollos urbanísticos y de especial notoriedad es el enrejado de más de 21 kilómetros que va a sufrir el Balneario de Panticosa alrededor de la cota 2400 y del que ya se han instalado más de 400 metros. También la Reserva está amenazada por diferentes proyectos innecesarias captaciones de aguas y de canteras sobre los que aún no se ha pronunciado el Gobierno de Aragón.

Después de todo lo expuesto, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos que la principal amenaza de la Reserva de la Biosfera ORDESA-VIÑAMALA procede de sus gestores, el Gobierno de Aragón y su Consejería de Medio Ambiente.