Dentro de la política de impulso a los “grandes eventos” (Copa América 2007, visita del Papa, etc) el Gobierno Valenciano negoció con el magnate de la F1 Bernie Ecclestone la celebración de un Gran Premio de Fórmula 1 en la ciudad de Valencia durante 7 años a partir de 2008. El magnate, a primeros de mayo de 2007 condicionó esa posibilidad a que ganara las elecciones del 27-M el PP en la Comunidad Valenciana. Eso fue considerado por todos como un “chantaje” electoral del PP y una ingerencia en la campaña electoral, que vistos los resultados les salió muy bien. La “alonsomanía” y el “culto” a la velocidad obtuvo réditos electorales.

Pero con algún adelanto, ya el 14 de marzo de 2007, Francisco Camps, Presidente del Consell, había firmado un Decreto por el que asignaba a la Conselleria de Infraestructuras y Transporte la competencia de la construcción de un circuito de F1 en la trama urbana de Valencia, en el barrio de El Grao y en el mismo Puerto. No importaba que a escasos 26 km de la ciudad, en Cheste, existiera un circuito homologado de F1. La trampa consistía en disfrazar la construcción de esa circuito de más de 5 km de longitud como si fuera una mera prolongación de varias calles y su conexión con el Puerto, en un sector urbanístico de unas 18 has que todavía no se había adjudicado a ningún promotor, pero que contaría con miles de viviendas de lujo. Se insistía desde fuentes del Gobierno que ese circuito no iba a costar un céntimo a las arcas públicas, pues aunque el dinero se adelantaba por parte de la Generalitat y del Puerto de Valencia, después se recuperaría como cargas de la urbanización del sector. Las licitaciones y adjudicaciones a las empresas constructoras se desarrollaron a lo largo de 2007 a toda velocidad, con un importe de más de 75 millones de euros. Será difícil que todo ese dinero se recupere algún día, aunque los píngües beneficios del evento (derechos televisivos, venta de entradas al circuito por encima de los 200 euros, etc) irán a manos privadas.

El Gobierno de la “nación” apoya este evento y los candidatos del PSPV-PSOE a las elecciones del 9-M para dejarlo más claro se fotografiaron delante de la maqueta del circuito de F1en la feria de turismo (FITUR) 2008.

El proyecto ocupa parte del cauce del río Túria (que se considera zona verde en el PGOU de Valencia) y entra en colisión con el proyecto de “DeltaVerd” encargado a varios arquitectos (Jean Nouvel, José Mª Tomás) por el Consorcio Valencia 2007 para la creación de un gran parque urbano en el último tramo del río y la ordenación del frente litoral. No se ha sometido a información pública ninguno de los proyectos de los que consta el circuito, tampoco a evaluación ambiental, ni de obras ni de planes (evaluación ambiental estratégica). Se ha impedido que las entidades que han mostrado su oposición al proyecto (agrupadas en la coordinadora Fòrmula Verda, que convocó una exitosa “bicimanifestación” el pasado 27 de enero, con una asistencia de unas 5.000 personas y con las consignas de “Sí al río, sí al delta verde”, “Valencia no es un circuito de F1”) accedieran a la información y a los proyectos. Y la gota que colma el vaso de los despropósitos es el Decreto 15/2008 de 8 de febrero por el que se declaran de interés general las obras del circuito, los eventos relacionados en la zona del circuito y fuera de la zona, se exime del cumplimiento de diversas Leyes (Evaluación de Impacto Ambiental, Contaminación Acústica, Planeamiento Urbano, obtención de licencias, etc) y se declara su urgencia. Un verdadero “estado de excepción” ambiental nunca visto en estas tierras en tiempos de democracia.

Ecologistas en Acción que ya presentó una denuncia a la Comisión Europea en noviembre de 2007 llevará a los tribunales ese Decreto, más propio de repúblicas bananeras que de un gobierno democrático.

- Dinero para la Fórmula 1