La elevada turbidez del río provocada por sedimentos en suspensión supera en 20 veces los valores habituales y está ocasionando graves problemas ecológicos y económicos en el bajo Guadalquivir. Los principales afectados son las cofradías de pescadores, los acuicultores y la vida asociada al río.

Consultados varias administraciones y científicos que se dedican al seguimiento del río no parece que haya una causa única que explique la elevada cantidad de sedimentos que arrastra el río hasta la desembocadura. Las causas que se barajan son las obras de la esclusa y dragados de mantenimiento del Puerto de Sevilla, descargas del Guadaira y Genil por las lluvias torrenciales ocurridas en enero, desembalses de fondo de pantanos…, hasta causas más difusas como las miles de hectáreas puestas en cultivo de olivar de regadío en altas pendientes en la zona media-alta de la cuenca que están aportando por erosión ingentes cantidades de sedimentos al río, todo esto, unido al bajo caudal del río por la escasas precipitaciones hace que lo que llega al estuario no salga con facilidad, movido hacia arriba y abajo por la acción de las mareas.

Sean unas causas u otras o un poco de todo, lo cierto es que la elevada turbidez del río esta afectando ya de forma muy negativa a las explotaciones de acuicultura que se nutren de las aguas del río como son las destinadas a la cría de langostinos en Sanlúcar o las de lubina y dorada de Puebla de Río. La alta concentración de sólidos en suspensión en el estuario impide mantener en buen estado los procesos de cría y alevinaje de la mayoría de especies comerciales que se capturan en el golfo de Cádiz, lo que afecta a corto plazo a las pesquerías y disminuye drásticamente la biodiversidad fluvial, vital para la conservación de los ecosistemas marinos del golfo de Cádiz y terrestres como Doñana que interrelacionan con el río y que dependen del buen estado ecológico del mismo.

Ante este panorama nos tememos que acciones previstas como el dragado de toda la ría del Guadalquivir desde Sevilla a Sanlúcar por parte del Puerto o los vertidos autorizados a la mina de las Cruces pueden suponer el remate para la vida del estuario.

Ecologistas en Acción solicita a Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y a la Agencia Andaluza del Agua que se determinen con fiabilidad las causas de este fenómeno y que se adopten las medidas oportunas para impedir que la situación de turbidez se eternice adoptando medidas drásticas de paralización de las actividades que estén aportando sedimentos al río y que se proceda a la revisión de los cambios de uso que se han llevado a cabo en la cuenca para su reconversión a usos que no pongan en jaque la vida del río aguas abajo.