Otur es una parroquia del concejo de Valdés, de tradición fundamentalmente agraria y de presente ganadero. Tiene uno de lo mayores índices de densidad de cuota láctea por extensión del Principado de Asturias.

De hecho siempre apostó por el futuro del campo; fue uno de los pioneros en concentración parcelaria, así como asociacionismo tanto para la Cooperativa de Aguas, como para la formación de la Cooperativa Agropecuaria la Oturense que hoy en día tiene mas de 800 socios y 50 empleados directos, siendo un referente a nivel provincial sobre el cooperativismo ganadero.

Por lo tanto, actualmente la ganadería es la principal fuente de puestos de trabajo, formando parte del tejido laboral en el Concejo de Valdés (aproximadamente el 70% de puestos de trabajo directos e indirectos).
Pero nuestra otra realidad unida a esta es que afortunada o desgraciadamente está situada en la costa, en la rasa costera del occidente asturiano.

Hace más seis años que se está diseñando un nuevo Plan de Ordenación del territorio necesario para el correcto desarrollo del entorno. Sin embargo, este Plan (PGOU) aprobado en el Pleno del Ayuntamiento de Valdés el pasado mes de mayo, plantea trasformar la calificación del suelo para permitir un crecimiento urbanístico artificial, ajeno a la realidad de nuestros pueblos y despreciando a los habitantes que durante tantas generaciones trabajaron por crear un futuro digno en el medio rural.

Se realiza así un plan urbanístico de espaldas a la realidad humana y cultural, sin consenso, con un gran oscurantismo y fomentando la especulación. Vemos amenazado el futuro de la actividad ganadera, principalmente por la incompatibilidad entre dos modelos de desarrollo diferentes (agrícola y urbanístico). La experiencia anterior de un proceso similar en otros muchos lugares nos confirma la imposibilidad de la convivencia entre los dos, produciendo la progresiva desaparición de la actividad agraria en favor de la urbanística.

Por tanto, cuando plantean un crecimiento urbanístico de semejantes características no se están teniendo en cuenta las personas, la economía, ni los recursos naturales del lugar. Es decir, sino tienen en cuenta estas tres cosas ¿qué motivaciones reales hay para plantearlo así?

La mayoría de los habitantes, a medida que nos íbamos dando cuenta de lo que este Plan supone para nuestro futuro nos fuimos uniendo para hacer saber nuestro parecer al Grupo Municipal que gobierna (PSOE, con un tránsfuga del PP). Nos posicionamos claramente contra la recalificación de terrenos para la construcción de urbanizaciones que fomentan la segunda residencia y no el asentamiento poblacional ni la creación de puestos de trabajo estables y, a favor de un crecimiento sostenible y ordenado en torno a los núcleos rurales.

Somos el pueblo con más empleos directos e indirectos de la actividad agraria de todo el concejo, pero eso no les importa. La bandera del progreso parece que es ahora el número de segundas viviendas que puedan construirse. Pero ¿y todo lo que se destruye? ¿A alguien le importa?.

Desde sus despachos los políticos se olvidan de decirnos que ese progreso del que nos hablan es el de los que especulan con nuestros pueblos, que no viven en ellos, pero que son personas generalmente con “pocos recursos”, como algún gran empresario que compra terrenos calificados como agrarios y de costas, y que, verá recalificados gracias a su gran “trabajo”. Y que por supuesto, ayudados por la maravillosa Ley del Suelo podrán decidir sobre el futuro de la tierra y la vivienda de muchos otros propietarios. El pequeño detalle de lo que Él gana y de lo que perdemos los demás si hormigonan nuestros pueblos no parece tener importancia para los regidores municipales y regionales.

Ellos pueden desconocerlo pero nosotros nunca dejaremos de gritar que un pueblo no se compra ni se vende. No tenemos precio, porque no somos una suma de fincas como les gusta vernos. Somos personas que a lo único que aspiramos es a vivir dignamente en el medio rural y del medio rural. Durante muchas generaciones trabajamos por crear futuro y progreso para poder vivir y trabajar aquí. Que no nos digan ahora que eso no sirve de nada, que no nos vengan con la vieja falacia de que lo rural ya no sirve, que no es futuro. Quizás algunos desconozcan el significado de la palabra dignidad. Pero de lo que pueden estar seguros es que no descansaremos hasta que el proyecto de las urbanizaciones desaparezca de nuestros pueblos.

A pesar de haber sido silenciados e ignorados hasta el momento, continuaremos denunciando la falta de trasparencia, diálogo y consenso en este Plan que nos quieren imponer. Lucharemos hasta el final para que reconozcan nuestros derechos.

Por el desarrollo de las zonas rurales. Contra la especulación urbanística. No a las urbanizaciones.