En la última sesión del Consejo Sectorial de Urbanismo y Medio Ambiente, la Alcaldesa de Colmenarejo anunció la inminente adjudicación del contrato para la redacción del Plan Parcial, que incluye estudios de saneamiento y de incidencia ambiental, del Sector S.13.R “Carranquía”. Este desarrollo, previsto en las Normas Subsidiarias de 1996 contemplaba la construcción de 196 viviendas de protección. Tras un acuerdo alcanzado con la Universidad Carlos III, propietaria de una parte de los terrenos, se pretende reducir a la mitad aproximadamente el número de viviendas y construir en su lugar un edificio relacionado con la docencia.

Sin entrar a valorar la idoneidad del cambio de uso que se propone, ni la oportunidad de desarrollar urbanísticamente en estos momentos un nuevo sector, desde Ecologistas en Acción denunciamos la escasa voluntad del Equipo de Gobierno de salvaguardar las charcas de Los Escoriales, que se encuentran precisamente en la parte de la parcela donde se ubicarían las viviendas de protección oficial y que, de no protegerse expresamente, sucumbirían al proceso urbanizador.

En un censo realizado por expertos del Museo de Ciencias Naturales (CSIC), Colmenarejo aparece como uno de los lugares con mayor cantidad de hábitats de anfibios de la Comunidad de Madrid, y el mejor dentro del Parque Regional del Guadarrama. Se trata de pequeñas charcas estacionales, como las que nos ocupan, originadas en su mayor parte por excavaciones efectuadas para recoger el agua y dar de comer al ganado, sin cuya existencia los anfibios no podrían reproducirse y acabarían desapareciendo. En estas lagunas se crían gallipatos, rana común, sapo corredor, sapo común, sapo de espuelas y tritón pigmeo, entre otras. Tanto estas especies como el propio hábitat están protegidos, entre otras disposiciones, por la Ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, que protege las especies citadas; el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, recogido en el Real Decreto 439/1990, en el que aparecen la mayor parte de estas especies; y el Real Decreto 1997/1995, de 7 de diciembre, que clasifica estos “estanques temporales mediterráneos” como “hábitat prioritario” en el epígrafe 3170.

Por lo tanto, es preciso garantizar la viabilidad futura de estos importantes humedales, no como zona verde, sino como un entorno declarado de especial protección y comunicado con otros ecosistemas similares, creando una especie de micro-reserva.

En los acuerdos alcanzados en la Agenda 21 Local ya se incluía la preservación de las charcas.

Para que esta protección fuera un hecho, el Ayuntamiento de Colmenarejo debería tramitarla antes de que se apruebe el Plan Parcial que desarrollará el ámbito. Sin embargo, tenemos serias dudas al respecto dado que el principal impulsor del proyecto de construcción y Primer Teniente de Alcalde, D. Benito Elvira, ignorando al parecer los valores que albergan, ha restado en varias ocasiones importancia a estos humedales.

Por desgracia, no es el primer caso de desaparición o deterioro de estos particulares enclaves: recientemente otra importante charca de Colmenarejo ha sido destruida por iniciativa de este consistorio, aunque en la actualidad esta siendo restaurada por la Comunidad de Madrid.

Desde Ecologistas en Acción solicitamos que el Ayuntamiento de Colmenarejo inicie los trámites oportunos para liberar una parte de este suelo con el fin de crear una reserva de anfibios, fauna de capital importancia para el equilibrio de los ecosistemas y en franca regresión.
Esta actuación reduciría en parte el número de viviendas de protección que se construirían en este lugar, pero hemos de recordar que en Colmenarejo esta calificado o en fase de calificación suelo para la construcción de cerca de 350 viviendas con algún grado de protección, lo que para un pueblo de 8.000 habitantes parece más que razonable. A esto hay que añadir todas aquellas que se incluyan en el nuevo Plan General, en fase de redacción, que tiene previsto construir 1.500 nuevas viviendas, de las cuales un importante porcentaje debe ser de vivienda protegida.

Creemos, por tanto, que la protección de estas charcas no colisiona en absoluto con el interés social de la construcción de vivienda protegida, aunque probablemente sí lo haga con otros intereses concretos. No debemos olvidar que el 28% de los concejales que gobiernan en Colmenarejo son constructores.