A pesar de los picos de contaminación por ozono troposférico del miércoles 25, el sábado 28 y el domingo 29 de junio, el Ayuntamiento de Móstoles no ha cumplido su obligación de alertar a la población. Ecologistas en Acción denuncia el tremendo esfuerzo que hace el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid promoviendo más autovías (como la futura M-60) y con ellas más tráfico y más contaminación, y la escasa atención que recibe la prevención e información sobre la contaminación, a pesar de su relevante efecto sobre la salud pública.

El pasado miércoles 25 de junio, se produjo el primer “ozonazo” serio del verano en Móstoles. A las 18.00 h, con 182 microgramos por metro cúbico (µg/m3), se superaba en la estación de Finca Liana el Umbral de Información a la Población (180 µg/m3), en el que la administración tiene la obligación legal de avisar a la población para que tome precauciones para proteger su salud. Esta situación aumentó a las 19 horas: 188 µg/m3.

En el resto de la Comunidad, 20 de las 23 estaciones, registraban niveles también escandalosos, superando el Umbral de Protección de la Salud (120 µg/m3 durante 8 horas). Este umbral también se superó en Móstoles el pasado sábado durante 9 horas, desde las 12 de la mañana hasta las 20 horas.

Ecologistas en Acción denuncia el fracaso de las dos Administraciones (Comunidad y Ayuntamiento de Móstoles) a la hora de prevenir estos episodios, a pesar de que supuestamente está vigente un plan autonómico de mejora de la calidad del aire (Plan Azul), que por sus resultados ha de calificarse como inoperante.

Lo más grave es que desde el miércoles, el Ayuntamiento no ha cumplido con su obligación de informar a la población mostoleña del grave episodio de contaminación por ozono, de las medidas preventivas para que no se vuelva a producir ni de las precauciones a tomar en caso de un nuevo «ozonazo». Un nuevo fracaso informativo de la municipalidad, que supone un serio daño para la salud de miles de personas que pueden haberse visto afectadas por desconocer estos niveles de contaminación.

Lo cierto es que es posible prever estos episodios y, por tanto, advertir con antelación, no a posteriori. Y es que la dinámica del ozono es conocida: el tráfico produce emisiones de óxidos de nitrógeno, que por la acción del calor y del sol reaccionan dando lugar a estos episodios de contaminación por ozono troposférico en zonas con menos cantidad de óxidos de nitrógeno. Eso explica que los niveles más altos se hayan dado en Móstoles, Majadahonda, Collado Villalba, o, en la Casa de Campo.

Los efectos sobre la salud de los altos niveles de ozono van desde la disminución de la capacidad respiratoria hasta la pérdida de vitalidad, alteraciones del sistema inmunológico, dolores de cabeza, irritación de ojos y problemas cardíacos. Su presencia daña a las personas afectadas por asma (más del 5% de la población), alérgicas y con problemas respiratorios, y a los niños y personas mayores por razones distintas. Se desaconseja toda actividad física, laboral o deportiva, al aire libre, a partir de ciertos niveles.

Cada vez es más claro que los más de 200.000 habitantes de Móstoles y los 6 millones de personas que habitan esta región sufren las consecuencias de la política de movilidad insostenible que genera una insoportable emisión de contaminantes. Según Raúl Navarrete de Ecologistas en Acción Suroeste «el nuevo Plan Urbanístico de Móstoles con el Centro Logístico y los planes autonómicos de carreteras en curso (como la futura M-60 en Móstoles), sólo empeorarán esta situación». Como también queda claro que las políticas preventivas y de información brillan por su ausencia en casos tan relevantes de salud pública como los episodios de contaminación por ozono.