Ecologistas en Acción solicita que las necesarias medidas de prevención de incendios, llevadas a cabo por las Administraciones local y autonómica en el término municipal de Alcalá de Henares, sean hechas con conocimiento y respeto del medio, sin improvisaciones.

El peligro de incendios es un asunto serio e importante. Es mucho lo que está en juego y muchos los riesgos. Se necesita tomar medidas eficaces para prevenir y, caso de ocurrir, facilitar las labores de extinción. En este planteamiento activo coincidimos todos y, de acuerdo con él, aplaudimos que las Administraciones actúen y adopten medidas para la prevención de incendios. Pero hay aspectos que se están enfocando de manera errónea, año tras año; aspectos que presentan riesgos que no debemos, ni podemos, pasar por alto.

Desde Ecologistas en Acción valoramos y apreciamos el trabajo de los profesionales que dedican tiempo y esfuerzo a prevenir incendios; profesionales ‘sobre el terreno» de quienes no dependen las políticas de actuación. Valoramos lo bien hecho; pero al mismo tiempo cuestionamos algunas de las directrices emanadas desde las Administraciones, pues supone actuar con métodos inadecuados que acaban causando más daño que bien.

Ponemos ejemplos:

En el Parque de los Cerros se han arado literalmente enormes extensiones de terreno de baja o muy baja pendiente, cubiertas por repoblaciones relativamente recientes hechas con pino carrasco (Pinus halepensis). Si la introducción de estos cultivares de pinos ya ocasionó daños de cierto calado en la cobertura vegetal arbustiva y de matorral, el arado literal y sistemático hecho en este mismo año 2008 ha eliminado por completo las formaciones arbustivas de retamar (fundamentalmente Retama sphaerocarpa), además de formaciones de matorral halonitrófilo y subnitrófilo (características del paisaje vegetal de los cerros), tomillares, e incluso formaciones de gramíneas de gran porte como el albardín (Lygeum spartum) o el esparto (Stipa tenacissima).

Hay que recordar con especial énfasis el importante papel ecológico que desempeñan los retamares en estos territorios como fijadores de terreno, importantísimos fijadores de nitrógeno para el suelo (abonado natural), generadores de pastos, potenciadores de poblaciones de mamíferos y aves (entre otros grupos de fauna), representando una etapa natural de vegetación que, sin duda, favorece el establecimiento a medio o largo plazo de otras formaciones arbustivas y arbóreas de mayor porte, como los coscojares o encinares.

Gracias a su gran capacidad colonizadora de espacios degradados o abiertos, la retama ha ido instalándose a lo largo de las últimas décadas en las zonas que se indican. Pero ahora se ve prácticamente eliminada o arrasada gracias a los planes que la Comunidad de Madrid aplica en este territorio. También conviene recordar la importancia de los matorrales nitrófilos o subnitrófilos y grandes gramíneas amacolladas como fijadores de terreno (sistemas radicales y rizomas), además de la enorme importancia botánica o fúngica que adquieren algunos tipos de hongos que se asocian a las raíces de los matorrales de sisallo (Salsola vermiculata), hongos únicamente localizados a escala planetaria en los cerros de Alcalá de Henares.

También en el Parque de los Cerros se abren y ensanchan pistas ‘forestales» de manera excesiva y poco coherente; se destruyen amplias zonas bajo el paso de maquinaria pesada, con la cuestionable justificación de hacerlo para prevención de incendios. La lógica parece ser: “si eliminamos las plantas, nada se quema”.

Por contra, entre las especies que se están introduciendo recientemente en los cerros, figuran algunas jaras (Cistus albidus, C. salviifolius, C. laurifolius). Son plantas alóctonas, no naturales de los cerros, altamente inflamables. Estas jaras aquí son lo idóneo, junto con el pino, para alimentar voraces incendios de difícil control y extinción. ¿Qué justifica su introducción? ¿Acaso no conoce la Administración a estas alturas que hay especies vegetales de matorral y arbustivas, naturales del territorio, infinitamente más idóneas, que potencian el enriquecimiento edáfico y biológico del entorno y que entrañan un menor riesgo de incendio que el pino carrasco? Solo el desconocimiento y/o escaso interés sobre este tema, justifica la falta de planes definidos y coherentes para el medio natural de Alcalá de Henares.

Al mismo tiempo, más cerca aún del núcleo urbano, en la llamada Isla de los García, se han efectuado labores de desbroce del terreno por parte del Ayuntamiento, librando aquella zona de rastrojos secos que serían rápido pasto de las llamas. Un trabajo importante y necesario… si se hace bien, con conocimiento. Pero con este desbroce ‘a las bravas', las máquinas han destruido importantes poblaciones de paloduz o regaliz (Glycyrrhiza glabra), una planta declarada ‘de interés especial» por la Comunidad de Madrid. Resulta paradójico que un ciudadano pueda ser multado por la autoridad si es encontrado arrancando una sola mata de paloduz, pero la propia Administración arrase hectáreas de la planta con total impunidad. Para proteger el paloduz, ¿habrá que segarlo y eliminarlo? Nos parecen soluciones del tipo ‘caballo de Atila', nada beneficiosas.

Sin embargo, en el otro extremo, no se toman medidas para evitar que se sigan haciendo fogatas, especialmente cada fin de semana, en las márgenes del río Henares. Parrilladas, barbacoas ilegales, establecidas al pie del bosque de ribera, junto al matorral, donde un solo golpe de viento o un despiste podría causar un incendio en segundos. En muchos casos, alimentadas con la propia vegetación del lugar, cortada sin reparos. Estas hogueras son fácilmente perceptibles desde lejos, por su olor y humo. No pasan desapercibidas. Pero no existe una vigilancia adecuada, no hay suficientes patrullas de policía asignadas para vigilar esas actuaciones; tampoco las pernoctas, talas, acumulación de muebles, basuras y otros daños causados en las márgenes fluviales, que aumentan el riesgo de incendio.

Desde Ecologistas en Acción apoyamos toda medida adecuada que se ponga en práctica para evitar los terribles efectos de un incendio forestal; para prevenir el daño y proteger al Medio Natural y a las personas. Agradecemos a las Administraciones sus esfuerzos y desvelos. Pero no podemos dejar de solicitar que esas medidas de prevención sean tomadas con conocimiento y respeto por el medio que se quiere proteger, por personas formadas y no por ‘técnicos de despacho» ajenos a la realidad. Si esa es la solución, eliminar lo que se puede quemar, ¿qué se pretende proteger?

APÉNDICE:
Ley 2/1991, de 14 de febrero, para la Protección y Regulación de la Fauna y Flora Silvestres en la Comunidad de Madrid.
Artículo 45.

1. Las infracciones previstas en la presente Ley se clasifican en leves, menos graves, graves y muy graves. […]

4. Serán infracciones graves:
a. La destrucción, muerte, deterioro, agresión física, recolección, comercio, captura y exposición para el comercio o naturalización no autorizados de especies de fauna o flora catalogadas como vulnerables o de interés especial, así como la de sus propágulos o restos.

b. La destrucción del hábitat de especies vulnerables o de interés especial, en particular del lugar de reproducción, invernada, reposo, campo o alimentación y las zonas de especial protección para la fauna y la flora silvestres.

i. La introducción en el medio natural de especies no autóctonas.