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The Costs and Health Benefits of Reducing Emissions from Power Stations in Europe

El estudio «The Costs and Health Benefits of Reducing Emissions from Power Stations in Europe«, realizado por la ONG Sueca, Secretariado sobre Contaminación del Aire y Clima [1] (antes secretaría sueca de la lluvia ácida), y La Oficina Europea del Medio Ambiente [2], federación de más de 140 organizaciones ambiéntales y ciudadanas, a la que pertenece Ecologistas en Acción, demuestra que, el empleo de las técnicas más avanzadas para el control de emisiones, en las 100 instalaciones más contaminantes de la Europa de los 27, podría reducir las emisiones anuales de SO2 (dióxido de azufre) y de NOx (óxidos de nitrógeno) aproximadamente en 3,4 y 1,1 millones de toneladas, respectivamente (con respecto a los niveles de emisión de 2004). Esto reduciría las emisiones totales de SO2 de la EU27 en un 40% aproximadamente y las emisiones del NOx en un 10%.

Al comparar los costes anuales necesarios par lograr esa reducción de emisiones, con una estimación de los gastos generados por daños a la salud, se observa que, estos últimos son, por lo menos, tres veces superiores. Esta disminución de las emisiones de SO2, y de NOx, además, supondría otras ventajas añadidas, que no han sido cuantificadas en términos monetarios, como la disminución de los daños a los ecosistemas y a la biodiversidad; debidos a la acidificación, la eutrofización y el ozono troposférico; o la reducción de las tasas de corrosión y erosión de los edificios, los materiales y los bienes culturales.

Según Christer Ågren, director del Secretariado sobre Contaminación del Aire y Clima. “Los costes de disminuir las emisiones de las grandes instalaciones de combustión son significativamente menores que las ventajas económicas logradas por la mejora de la salud”, además, la “fijación de los valores límites obligatorios para las emisiones de las grandes instalaciones de combustión existentes ayudaría a asegurarse de que las centrales más viejas, las plantas de carbón menos eficientes, y más sucias, se cerrasen – una solución que supondría un doble beneficio, ya que eliminaría las emisiones de los agentes contaminantes tradicionales y de los gases de efecto invernadero

Las emisiones de las grandes fuentes puntuales, de tipo industrial están reguladas actualmente por dos directivas comunitarias, transpuestas a la legislación española, la Directiva de prevención y el control integrado de la contaminación, y la Directiva sobre limitación de emisiones a la atmósfera de determinados agentes contaminantes procedentes de grandes instalaciones de combustión. En diciembre de 2007 la Comisión Europea presentó sus propuestas legislativas para revisar estas directivas.

Según Dragomira Raeva, de la oficina Europea de Medio Ambiente, “Los resultados de este estudio son muy importantes, en estos momentos, en los que se está discutiendo, dentro del Parlamento Europeo, la regulación de las emisiones industriales”. “Pensamos que éstas son razones sólidas para que el Parlamento Europeo consolide los límites de emisión en la directiva de PCIC

El estudio también demuestra que hay una variación significativa en el empleo de técnicas de control de emisiones entre las diferentes instalaciones y los diferentes países. El empleo de las mejores técnicas disponibles (MTD) para reducir las emisiones contaminantes de las grandes fuentes industriales podría contribuir perceptiblemente a una mejor calidad de la calidad del aire en Europa.


Situación en Asturies

El resultado del estudio tiene un cierto grado de incertidumbre, debido, fundamentalmente, a que puede haber cambios en los datos de emisiones desde el 2004, o a la asignación de los daños específicos, y por tanto, las conclusiones, en términos del total de emisiones y del rango de costes de los elementos de control es mucho más consistente, que para cada una de las instalaciones, de todas formas, se puede hacer una aproximación de los costes y beneficios, que para las centrales térmicas asturianas, tendría la aplicación de las mejores técnicas disponibles, en base a los resultados de este estudio.

- Como podemos observar en la Tabla 1, los costes anuales, teniendo en cuenta tanto los costes de capital, como los costes de operación, supondrían algo más de 200 Millones de € anuales, y producirían unos beneficios, por la reducción de gastos generados por daños a la salud, después de deducir el coste del ligero incremento de emisiones de dióxido de carbono (CO2) producido por la reducción del rendimiento de las plantas, de más de 400 Millones de € anuales, es decir el doble que los costes.

- La situación prevista, a corto plazo, para las centrales térmicas asturianas, dista mucho de ser la planteada en este estudio, dado que ninguna de las centrales térmicas asturianas ha optado por la instalación de Mejores Técnicas Disponibles. Las centrales asturianas, como el resto de las centrales de nuestro país, anteriores al año 1988, han optado por acogerse al “plan de reducción de emisiones para grandes instalaciones de combustión”, aprobado por el Consejo de Ministros en diciembre del 2007. Este plan, entre otras medias, permite que algunos de los grupos, como Soto II y Lada III, sigan funcionado, hasta un total de 20.000 horas en el plazo 2008 a 2015, sin aplicar medias de reducción, lo que supone, como podemos observar en la Tabla 2, menores costes para las empresas, con un ahorro del orden de 70 Millones de € anuales, pero también, que los beneficios conseguidos, que sin duda existen, sean mucho menores, con un sobrecose anual de casi 200 Millones de €.

- En una segunda fase, y con el cierre definitivo de los grupos acogidos a las medias anteriores, la situación mejorará ligeramente, pero sin alcanzar los valores que se recogen en el estudio, ya que, en el resto de los grupos se plantea una reducción de emisiones menor a las técnicamente posibles, especialmente en lo que se refiere a los óxidos de nitrógeno.

En este caso y como podemos ver en la Tabla 3, sin incremento en los costes, dado que no hay ninguna medida adicional, los beneficios producidos aumentarían en unos 30 Millones de € anuales.

- Únicamente, a partir de los años 2016, 2018, cuando el plan de reducción de emisiones exige menores tasas de emisión para los óxidos de nitrógeno, se podrán alcanzar unos beneficios, en menores gastos derivados de los daños a la salud, producidos por estas instalaciones, del orden del 80% de los teóricamente posibles, con unos costes anules del orden de los 160 Millones de €, y unos beneficios de casi 350 Millones de €.

Es cierto que esta situación se aproxima a la ideal, pero con diez años perdidos, diez años a añadir a los 20 ya transcurridos desde la aprobación de la Directiva 88/609/CEE sobre limitación de emisiones a la atmósfera de determinados agentes contaminantes procedentes de grandes instalaciones de combustión.

En la siguiente gráfica se puede observar la evolución de todo este proceso.

Notas

[1] The Air Pollution & Climate Secretariat www.airclim.org

[2] EEB European Environmental Bureau www.eeb.org