Para Ecologistes en Acció, así como el resto de organizaciones de la plataforma ciudadana Formula Verda, una actuación tan dura urbanística y económicamente –y tan alejada de las necesidades reales de la población y de la calidad ambiental– como es el circuito de Fórmula 1 urbano, resulta aún más aberrante en tiempos de crisis económica. Por eso, exigen el cumplimiento de la legalidad y de las múltiples promesas incumplidas con respecto a este proyecto, así como que se haga una auditoría pública de la rentabilidad económica y social del proyecto.

Es claro que la puesta en funcionamiento del circuito de fórmula 1 urbano en Valencia ha vulnerado –y lo sigue haciendo– la legislación autonómica, estatal y europea. No en vano, el asunto acaba de ser admitido a trámite en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo a través de una denuncia de Ecologistes en Acció. Además de las deficiencias en su tramitación (p. ej. el hecho de que no se justificara adecuadamente la declaración de interés general), está la fortísima contaminación acústica, las emisiones contaminantes que empeoran el ya malsano aire valenciano, la ocupación del antiguo lecho del Turia, la vulneración del PGOU… y así una larga lista.

Pero, más sangrante si cabe, es el tremendo dispendio de fondos públicos en momentos de crisis que supone este circuito. Es en estos tiempos cuando más claramente se comprueba cómo las necesidades sociales quedan sin ser atendidas adecuadamente por la escasez de presupuestos, que son escasos porque se dirigen a eventos como este circuito. Unos eventos de los siempre se promete una alta rentabilidad, pero que luego nadie consigue demostrar.

Un proyecto como éste es difícil de concebir si no es con unos Gobiernos, autonómico y municipal, con terribles ansias de notoriedad cueste lo que cueste, con una megalomanía patológica y sin ninguna preocupación seria por el urbanismo de la ciudad, ni tampoco por las prioridades sociales de los ciudadanos, menos vistosas, pero más importantes para la mayoría de la población. Clama al cielo que, mientras se gastan decenas de millones de euros con el circuito, se creen enormes problemas a barrios que ni siquiera tienen un centro de salud, como es el caso del Grau.

Con la construcción de este circuito se ha perdido la gran oportunidad de abordar racionalmente la urbanización de la ciudad. Cuesta mucho dinero, que sale de las administraciones públicas, pero los beneficios se lo llevan unos pocos. Ocasiona graves molestias a la población, de ruido, de contaminación, de obras. Y para los que habitan cerca del circuito, todo esto es un infierno; para el resto, una pesadilla. Y a mucha gente joven y no tan joven se les está mostrando una bonita lección: la ciudad maltratada, el medio ambiente ignorado y el culto a la velocidad sublimado. Todo un ejemplo de falta de democracia y de maltrato a la ciudad.

Por todos estos motivos, Ecologistes en Acción exige que, ya que no hubo el debate previo a la construcción del circuito, al menos que ahora se lleve a cabo una auditoría independiente (en la que la organización ecologista y el resto de colectivos de la plataforma ciudadana Formula Verda puedan participar a través de expertos y auditores) a fin de valorar los impactos ambientales, sociales, urbanísticos y económicos del circuito. Si el circuito es tan rentable para la ciudad como se dice, no debería haber problema en asumir este compromiso. Pero, si se demuestra lo que es palpable, que el circuito no es sino es un tremendo despropósito, las consecuencias deberían ser su desmantelamiento y la asunción de responsabilidades políticas.