El lunes 1 de diciembre la Unión Europea finalizó, a puerta cerrada, el proceso de negociación con la industria del automóvil que se viene arrastrando desde 1998. Las medidas acordadas son una clara cesión al chantaje de la industria del automóvil, que ignora las propuesta de la Comisión de Medio Ambiente, y que deslegitima a la Unión Europea en su intento por reducir las emisiones de CO2 procedentes del transporte. Una vez más, la Unión Europea se pone del lado de la industria y en contra del medio ambiente y de su ciudadanía.

Han pasado 10 años desde que la industria automovilística se comprometiera voluntariamente a reducir las emisiones de los coches comercializados. Este compromiso incluía dos fechas y dos medias de emisión para los automóviles que se pusieran a la venta: 140g/km para 2008 y 120g/km para 2012.

Sin embargo, las emisiones medias en 2007 han sido de 158 gCO2/km, un límite muy por encima del objetivo fijado, debido a la fabricación por parte del sector automovilístico de coches más grandes y más potentes, dos factores que aumentan directamente el consumo del combustible y las emisiones.

Debido a este previsible incumplimiento, en 2007, la Comisión Europea hace una propuesta de ley para regular las emisiones de CO2 de los coches que se pongan a la venta. Comienza entonces un proceso de negociación entre la Comisión Europea, los Estados miembros y la industria del automóvil, para darle forma y contenido a la Ley.

Para fijar posturas se crean dos comisiones: la de Industria y la de Medio Ambiente, teniendo más peso esta última comisión. El informe de esta comisión y las medidas aprobadas, aunque menos ambiciosas que las inicialmente propuestas, mantenían todavía una serie de requisitos que hacían efectiva la Ley: unas sanciones elevadas, entrada en vigor de la ley para 2012 y el objetivo de reducción a largo plazo, 2020, que incentivaba a la industria a seguir desarrollando modelos menos contaminantes.

Después de este informe, la industria del automóvil, no contenta con haber conseguido elevar el límite de emisiones hasta 130g/km, protesta abiertamente, presionando a los respectivos Estados, logrando reabrir un nuevo proceso, esta vez en la sombra, para debilitar todos los acuerdos fijados por la Comisión de Medio Ambiente.

Este último proceso terminó ayer, y el compromiso fijado no deja de ser una clara cesión a todas las presiones y chantajes de la industria del automóvil: no sólo ha conseguido retrasar el objetivo cerca de 10 años, sino que, además, se ha logrado un nuevo retraso en su entrada en vigor, ahora prevista para 2015; un claro debilitamiento de las sanciones, limitando la eficacia de la Ley, y un ambiguo objetivo a largo plazo, con lo que se debilita el incentivo para fabricar coches menos contaminantes.

Ecologistas en Acción no entiende como la Unión Europea, ante la inminencia del Cambio Climático y la variabilidad extrema del precio del crudo, cede a los intereses de la industria del automóvil y da la espalda a su ciudadanía y al medio ambiente que se verían favorecidos con coches menos contaminantes y de menor consumo.