Ayer domingo, en Cádiz, Sevilla, Córdoba y Madrid, se repitieron las manifestaciones contra los crímenes que se están cometiendo en Palestina. Movimientos sociales, como Ecologistas en Acción, y partidos de la izquierda alzaron su voz contra estas matanzas indiscriminadas.

La manifestación comenzó en la Plaza San Juan de Dios y terminó en la Subdelegación del Gobierno, donde se leyeron varios comunicados de la sociedad gaditana y árabe.
Si George Bush hubiera tenido el valor de exigir un alto el fuego inmediato, centenares de muertos, muchos de ellos niños y niñas, y miles de heridos no formarían parte de la estadística del genocidio. Obama, sólo se preocupa por el conflicto. No lo condena. Israel, con el aplauso de EE.UU., les enseña otra vez el terror a los palestinos.

Nuestros líderes y medios de comunicación recordarán al mundo que fue Hamás quien rompió el alto el fuego. Una gran farsa. Fue Israel quien lo rompió, primero el 4 de noviembre cuando bombardeó Gaza, matando a seis palestinos. Otra vez, el 17 de noviembre, cuando otro bombardeo israelí mató a cuatro palestinos. Después contestó Hamás, de forma igualmente condenable.

El terrorismo institucional y “a lo grande” de Estados Unidos e Israel, se ve acompañado por el silencio, la complicidad o la mera condena de países de Occidente. El inútil Consejo de Seguridad de la ONU, una organización antidemocrática, está en manos de los más poderosos. Con estas actitudes canallescas, el mundo árabe cada día nos odiará más, se hará más fundamentalista. Los asesinos tendrán más “razones” para masacrarnos. Cuando un árabe se agite con cólera incontrolada y proyecte su ira contra Occidente, diremos que no lo entendemos. ¿Por qué nos odian tanto?, pensaremos. Pero no digamos que desconocemos la respuesta. Para entender el drama palestino, hay que conocer muy brevemente algo de su historia.

En 1917, la Declaración de Balfour, ministro británico de Asuntos Exteriores, promete al movimiento sionista un estado judío en Palestina y el respeto a los nativos palestinos. Desde 1936 a 1939 los palestinos se levantan ante la injusticia, son detenidos y asesinados por las fuerzas británicas. En 1947 se aprueba por la ONU la Partición de Palestina con la oposición árabe. En la parte adjudicada a los judíos vivían entonces 1.000.000 de palestinos. La comunidad judía era de 600.000. En realidad, las fronteras se determinaron por la fuerza de las armas y no por la Declaración de Partición. Hubo una campaña de limpieza étnica. Ejecuciones sumarias, violaciones y saqueos fueron las técnicas empleadas. 531 aldeas fueron destruidas y el territorio usurpado por los sionistas. 750.000 palestinos se convirtieron en refugiados.

En 1948 se proclamó el Estado de Israel y empezó la 1ª Guerra Árabe-Israelí. El Derecho Internacional nunca ha sido respetado por Israel. Los Derechos Humanos tampoco. Para que seguir con el rosario de “bofetadas” a los palestinos. Palestina lleva 60 años de represión. El Reino Unido y EE.UU. han sido los principales cómplices de esta masacre continuada contra el pueblo palestino, de ésta guerra psicológica-terrorista para amedrentar a todo un pueblo. Como decía anteriormente, el efecto ha sido y será el contrario.

Los palestinos ya sólo pretenden que se respete el derecho del exilio palestino a regresar a su tierra, que se desmantelen los asentamientos colonialistas en Cisjordania, que se liberen 10.000 presos políticos y que exista una convivencia multicultural en una Palestina independiente, democrática, laica y no racista”.

Por Luciano Lozano

Lectura del manifiesto de la Manifestación que se realizó en Cádiz ciudad, el pasado 11 de enero de 2009