Ecologistas en Acción ha dirigido por segundo año consecutivo al Consejero de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León y a los Alcaldes de Laguna de Duero y Valladolid, sendos escritos solicitando la elaboración de un Plan de Actuación dirigido a reducir la contaminación atmosférica en ambos municipios, en virtud de los datos obtenidos en las Redes de Control de la Contaminación Atmosférica del Ayuntamiento de Valladolid y las empresas Michelín y Renault España a lo largo de 2004.

La elaboración de este Plan es obligada por la legislación española cuando se superan los valores establecidos para el ozono y las partículas en suspensión, fijados respectivamente en 120 microg/m3 (microgramos por metro cúbico) y 55 microg/m3, durante más de 25 y 35 días a lo largo del año. El objetivo de este Plan es asegurar que en los años 2005 y 2010 se puedan cumplir los nuevos límites de contaminación atmosférica establecidos por la legislación española, de acuerdo con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

Los niveles citados se han alcanzado durante el año pasado en al menos 8 de las 12 estaciones de control de la contaminación con que cuenta la aglomeración Laguna de Duero-Valladolid, con una población de 350.000 habitantes. La única incertidumbre se mantiene con las 3 estaciones propiedad de Renault-España, situadas entre ambas localidades, cuyos datos aún no han sido publicados por las autoridades, si bien se puede dar por hecho que la única que mide ozono, en la Carretera de Madrid, ha rebasado ampliamente el nivel admisible por ser la que alcanza sistemáticamente los valores más altos.

Esta situación reitera lo sucedido en el año 2003, en que las superaciones afectaron a 7 de las 12 estaciones. En ningún caso, ni desde los Ayuntamientos afectados ni desde la Junta de Castilla y León, se dio cumplimiento a lo previsto en la Ley en atención a la protección de la salud de las personas. Por ello, en esta ocasión Ecologistas en Acción ha decidido de nuevo exigir a las Administraciones Públicas que asuman sus responsabilidades legales, sociales y políticas en la prevención de la contaminación atmosférica, en beneficio de la salud de todos los ciudadanos. El problema es lo suficientemente serio para que las Administraciones Públicas no observen pasivamente como se repite año tras año.

Como circunstancia especial acaecida en 2004 respecto a las partículas en suspensión, hay que reseñar la situación excepcional vivida en la ciudad durante los días 23 y 24 de julio, cuando los niveles de partículas en suspensión totales a causa de la intrusión de una masa de aire sahariano superaron en 3 estaciones de medición de la capital los 250 microg/m3 (microgramos por metro cúbico) como promedio diario, que obligan a activar el Plan de Emergencia aprobado por el Consistorio y previsto en el Reglamento Municipal de Protección del Medio Ambiente Atmosférico. Sin embargo, el Plan de Emergencia no fue puesto en marcha por el Alcalde, reiterando los numerosos incumplimientos a este respecto acaecidos entre los años 1998 y 2001.

Dado que la responsabilidad de estas situaciones de alta contaminación corresponde fundamentalmente al uso masivo del automóvil, al margen de determinadas fuentes industriales como las empresas citadas, Ecologistas en Acción demanda que el Plan de Movilidad en elaboración apueste por el transporte público, la bicicleta y la protección del tránsito peatonal, restringiendo el uso del vehículo privado. No obstante, las políticas urbanísticas aplicadas en nuestra ciudad (expansión del suelo urbanizable y las urbanizaciones en Valladolid y los municipios de su entorno) hacen muy difícil conseguir el objetivo de una mejor calidad del aire que respiramos. El ozono es un contaminante que provoca por inhalación un incremento de los riesgos de enfermedades respiratorias agudas y reducción de la función pulmonar, especialmente en niños, ancianos y personas con problemas respiratorios crónicos (asma, bronquitis crónica). Las partículas en suspensión están relacionadas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares y con tumores en las vías respiratorias y pulmones. La Organización Mundial de la Salud estima en 240.000 los adultos de más de 35 años que fallecen cada año en Europa en relación con la exposición a largo plazo a contaminantes atmosféricos procedentes del tráfico rodado.