La intervención de la Caja Castilla-La Mancha por parte del Banco de España ha puesto de manifiesto las nefastas consecuencias a que da lugar la realización de cuantiosas inversiones en proyectos inmobiliarios y de infraestructuras de marcado carácter especulativo.

Caja Castilla-La Mancha, como otras entidades financieras en otros ámbitos, en particular Cajas de Ahorro, ha sido el instrumento necesario para llevar a la práctica las políticas desarrollistas que nos han abocado a esta situación. Ha financiado sin garantías la gran burbuja inmobiliaria y proyectos especulativos de evidente riesgo. Entre ellos, muy destacadamente, el aeropuerto de Ciudad Real y el Reino de Don Quijote.

Como venía denunciando reiteradamente Ecologistas en Acción, en esos proyectos se han dado la mano la insostenibilidad ambiental y la insostenibilidad económica. También la insostenibilidad social, pues muchas personas acaban en el paro en estas circunstancias. De hecho se pone de manifiesto que todo está relacionado y en el fondo es reflejo de un modelo de desarrollo globalmente insostenible.

El caso Caja Castilla-La Mancha se convierte así en paradigma de la insostenibilidad y pone sobre la mesa la irresponsabilidad con la que se han gestionado las políticas de desarrollo en Castilla-La Mancha.

Como es conocido, CCM se ha guiado por los intereses de los partidos políticos mayoritarios y, especialmente, por quienes dirigen el Gobierno Regional. Por ello, a los máximos representantes del PSOE y del PP en Castilla-La Mancha, así como al Gobierno Regional hay que exigirles explicaciones y responsabilidades.

Las explicaciones han de ser públicas, ante los medios de comunicación y en debates abiertos a los ciudadanos. Las Comisiones Parlamentarias de investigación son insuficientes, ya que suelen ser una farsa en la que los Gobiernos se autojustifican y los partidos buscan sacar tajada electoral.

Ecologistas en Acción no puede en absoluto mostrarse satisfecha por la situación de CCM, por mucho que, por desgracia, haya puesto de manifiesto que nuestras denuncias y previsiones sobre lo que podía ocurrir en Castilla-La Mancha estaban más que justificadas. Pero sí queremos recalcar que es necesario cambiar el modelo de desarrollo en Castilla-La Mancha y que, aunque sea en circunstancias dramáticas, la crisis nos ofrece la oportunidad de hacer las cosas de otra manera y de no volver a caer en los mismos errores.