El documento, que se expondrá mañana viernes 3 de abril en la Comisión de Ordenación del Territorio y Urbanismo de Andalucía (COTUA) para su aprobación definitiva, promociona un modelo de ciudad ecológica, social y económicamente insostenible, basado en la construcción desmesurada de viviendas y la recalificación de grandes bolsas de suelo. Por ello, el representante de Ecologista en Acción anuncia su voto negativo al mismo.

El nuevo PGOU de Jerez tiene cinco señas de identidad muy claras: la construcción de un brutal parque de viviendas, próximo a las 35.000, la recalificación de grandes bolsas de suelo urbanizable en la periferia con la consecuente destrucción de suelos de alto valor agronómico, la concentración de las actividades económicas en el extrarradio y el abandono del centro histórico, la regularización masiva de todas las viviendas ilegales construidas sobre vías pecuarias, y la urbanización de la fachada del Guadalete. Todo lo demás es marketing verde y mucho humo

Lo peor es que los tópicos para aprobar definitivamente el PGOU de Jerez son los mismos de siempre. El nuevo Plan contribuirá a la creación de riqueza, al crecimiento económico, al progreso, a la generación de empleo, y todo ello mediante un desarrollo que aseguran sostenible, cuando no se cumplen ninguno de los objetivos de la Estrategia Andaluza de Desarrollo Sostenible-Agenda 21 de Andalucía, ni muchas de las prescripciones del Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA). Así, mientras el POTA prescribe crecimientos máximos del suelo urbanizable no superiores al 40% del suelo urbano actual, el PGOU incluye la recalificación de 18.762.770 m2 (1.878 estadios Chapín), lo que supone un 45% de crecimiento, aumento que supera el 50% si se incluyen las llamadas Áreas de Oportunidad –subterfugio inventado por la Junta para eludir sus propias normas-, y los Sistemas Generales, que tampoco se han contabilizado.

El PGOU abusa de la receta clásica ya fracasada: construcción desmesurada de viviendas y recalificación masiva de suelos en la periferia, obviando los objetivos de lucha contra las desigualdades sociales, incremento de la cohesión social, regeneración ecológica de la ciudad y lucha frente al cambio climático. Es incomprensible que en medio de la crisis financiera-inmobiliaria, provocada por la especulación urbanística y la construcción desaforada de viviendas, el nuevo PGOU siga apostando por la construcción de más y más inmuebles.

El nuevo Plan se traduce en una serie de datos escalofriantes. Se prevé que la ciudad aumente de población hasta el 2018 en más de 50.000 habitantes (¿de donde saldrán?), que es aproximadamente lo mismo que ha crecido en los últimos 40 años. Si se cumplen las previsiones al final del Plan habrá en la ciudad una vivienda por cada dos personas. Otro dato relevante es en relación a la edificabilidad del Plan y sus necesidades de materiales de construcción, que podrían rondar 8 millones de toneladas, de las cuales el 55% serían arenas y gravas (calculo estimado a partir del libro Verde del Medio Ambiente Urbano).

Entre las determinaciones más estrambóticas hay que destacar la creación de un gran mega-gueto de viviendas sociales junto al campo de golf de Guadabajaque, frente al desarrollo residencial exclusivo y selecto de los aledaños del circuito de velocidad. También llama la atención la regularización de todas las viviendas ilegales de las cañadas, sin que ni siquiera se obligue a los propietarios a correr con los gastos de urbanización, que nadie sabe por quién serán sufragados. En cuanto al Guadalete, el Ayuntamiento apuesta por la recalificación para uso residencial de todos los suelos de la ciudad próximos al río, parece que es la peculiar manera del Ayuntamiento de “acercar el río a la ciudad”.

En relación a la movilidad, el Plan hace una débil apuesta por el transporte público y la red de carriles bici, mientras sigue diseñando un modelo de ciudad para ser transitada en coche privado e inabarcable para el peatón. Por otro lado, a pesar de que el coche es uno de los principales agentes emisores de CO2, el PGOU no se plantea acotar su espacio y su uso en la ciudad para luchar contra el cambio climático.

Entendemos que es necesario empezar a repensar el modelo de crecimiento urbano y hacer ciudad, primando la renovación, la rehabilitación, la reutilización y la gestión de la ciudad ya construida sobre los nuevos crecimientos. Es preciso rescatar y regenerar los barrios como centros de la vida cotidiana, incorporando la perspectiva ecológica, la eficiencia energética y la plena participación ciudadana. Igualmente, es necesario favorecer la mezcla de rentas, culturas, y segmentos de población en los barrios, rehusando crear espacios para rentas exclusivas y manteniendo los espacios de las rentas excluidas

Por todo ello Ecologistas en Acción, en vista de todo lo anterior, considera que el nuevo Plan General no debe ser aprobado y que este documento se tiene que re-elaborar de nuevo con las siguientes premisas:

1. El desarrollo de un auténtico proceso de participación social en donde las opiniones de los ciudadanos puedan influir en la toma de decisiones.

2. Desclasificar todas las propuestas de suelo urbanizable no sectorizado y ajustar las previsiones de viviendas a las rigurosas necesidades de la población y al parque de viviendas existente, primando la rehabilitación sobre la nueva construcción, y las viviendas protegidas, sociales y para jóvenes.

3. Clasificar los suelos para actividades económicas con la obligatoriedad de incluir actividades ligadas a la economía ecológica, parque eco-industriales, actividades de investigación y desarrollo en materia de medio ambiente, etc., excluyendo las superficies comerciales.

4. Transformar los desarrollos residenciales pendientes de ejecución en ecobarrios, demostrando que las invocaciones a la innovación no es mera demagogia.

5. Reducir el consumo de recursos materiales, agua y energía, así como la generación de residuos, e implantar una edificación bioclimática como alternativa a la arquitectura actual.

6. La necesidad de incorporar de forma real los objetivos de Plan Andaluz de Acción por el Clima en relación al urbanismo.

7. Crear una red de parques agroforestales en la periferia que estructuren y limiten el crecimiento de la ciudad y desarrollar un modelo de espacio libre que naturalice la ciudad y dulcifique paisaje urbano.

8. Proteger y recuperar íntegramente el río Guadalete, salvaguardándolo de las graveras, y renunciando a ampliar la ciudad en sus cercanías.

9. Promover la movilidad alternativa y el transporte público, y recuperar el espacio urbano para el peatón, acotando el espacio para el coche privado.

10. Desarrollar una red de carriles bicis e itinerarios ciclistas coherentes y diversificados por toda la ciudad y el medio rural, fomentando la bicicleta como medio de trasporte.

11. Recuperar y mantener en su integridad la red de vías pecuarias, dotándola de nuevas funcionalidades como corredores ecológicos y uso público para senderismo, ciclismo…