El incidente radiactivo en la factoría de ACERINOX en 1998, consistente en la fundición de una fuente de Cs-137, no fue detectado en los pórticos de medición de radiactividad que se encuentran ubicados en las entradas, por lo tanto se puso en peligro a los trabajadores, a los ciudadanos y al medio ambiente.

El CS-137 es un emisor de gamma, el tipo de radiactividad más peligrosa, y es extremadamente volátil, por lo que se dispersa rápidamente y la contaminación se puede extender con facilidad. Se fundió una fuente de unos 100 Curios, lo que hizo que fuese uno de los sucesos radiactivos más graves de la historia radiológica española. La red REVIRA de vigilancia radiológica que, hipotéticamente, sirve para dar la alarma en este suceso, no detectó ningún incremento de radiactividad . Desde entonces Verdemar-E.A hace un seguimiento en la factoría para controlar los posibles escapes radiactivos.

Por lo tanto, la conclusión que obtenemos es que el protocolo firmado por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) con las acerías es insuficiente.

Ecologistas en Acción pide que se tomen medidas preventivas más estrictas. Sería imprescindible aumentar la sensibilidad de los detectores del pórtico de las entradas de las acerías, además de instalar detectores en la boca de los hornos que pudieran percibir las fuentes antes de ser introducidas en los hornos, o al menos en el justo momento en que se fundiera la fuente radiactiva, lo que permitiría actuar con más celeridad.

Así mismo, sería necesario que las acerías tuvieran una certificación de la procedencia de la chatarra que van a procesar. De esta manera sería más fácil estar preparados para sucesos como éste. Si la chatarra procede de hospitales o de centros industriales que realizan gamma grafías, la probabilidad de que entre la chatarra hubiera alguna fuente radiactiva sería mayor y habría que extremar las medidas de precaución. El problema de fondo es la enorme cantidad de fuentes radiactivas que nos rodean en nuestra vida cotidiana, lo cual hace irrealizable que se las pueda controlar correctamente. La solución sería que el CSN y los organismos reguladores dieran menos autorizaciones para tener fuentes radiactivas y, además, que la autorización para utilizar una fuente vaya acompañada de la obligación de gestionarla correctamente cuando deje de usarse.

Que sepamos, no es la única vez que Acerinox S.A. ha tenido problemas con fuentes radiactivas.

Por citar algunas tras el accidente del escape de Cesio 137 ,en la madrugada del día 29 de agosto 2001, se produjo un incidente en la cadena productiva que la empresa Acerinox tiene en la localidad de «Los Barrios» (Cádiz), provocando un rebose de colado que afectó a un equipo de medidor de nivel situado en la línea de producción. Este dispone de cuatro fuentes radioactivas de Co-60 de las que resultaron afectadas tres por el incidente. El suceso no tuvo ninguna consecuencia radiológica.

Acerinox solicito la transferencia de una fuente radiactiva de Americio-241, localizada el 18 de marzo de 2003 dentro de un equipo medidor de nivel, entre la chatarra descargada en sus instalaciones. Examinada la documentación el CSN acordó la transferencia de la fuente radiactiva de Americio 241 de Acerinox, S.A., al fabricante del material, y su exportación a California (Estados Unidos) para proceder a su reciclado.