Ecologistas en Acción del Suroeste de Madrid califica de cínica la campaña publicitaria del Ayuntamiento de Móstoles para el Muestramos'09 que, bajo el lema “ecociudad 100% ecoempresa”, pretende hacer creer a los mostoleños que sus gobernantes están comprometidos con la conservación del planeta. Un breve repaso por la política ambiental de Móstoles de los últimos meses muestra todo lo contrario.

Un planeta Tierra al que le falta prácticamente la mitad, cubierto de césped, con algunos elementos decorativos y de recreo, un árbol solitario y un par de aerogeneradores. Ésa es la visión de “ecociudad 100%” que nos presenta el Ayuntamiento en el cartel de la 5º feria de Muestras de Móstoles Muestramos'09. Una feria cuya temática supuestamente es “el medioambiente, la ecología y el reciclaje” pero que tiene como platos estrella la exposición de un coche de F1 y una pasarela de moda.

En el folleto explicativo de la feria la Concejal Delegada de Economía, Elena López, nos habla de “inquietudes medioambientales”, “sueños que paso a paso se convierten en realidades” y un “concepto esperanzador -liderado por empresas e instituciones- para ayudar a la ecología”. Habría de informarse primero esta señora de lo que es la ecología, una ciencia en cuyos conocimientos deberíamos fundamentar nuestro modo de vida, por lo que es ella la que puede ayudarnos a nosotros.

Todo un cúmulo de incongruencias en una colorida e idílica propaganda decorada con mariposas, donde nuestros ediles demuestran también su ignorancia en materia de energías renovables al pintarnos aerogeneradores de escala industrial en los jardines de una urbanización de chalés. Según Jaime Rosado, portavoz de Ecologistas en Acción «parece que nuestros fantasiosos gobernantes quieren ver molinos de viento donde hay gigantes de la especulación urbanística y el desarrollismo».

La realidad es que el gobierno mostoleño no se preocupa en absoluto por el medio natural. Antes al contrario, sus ambiciones expansionistas reflejadas en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana suponen la reclasificación de un tercio del término municipal. Y la cosa podría llegar a más si, en contra del Informe de Incidencia Ambiental, al final se reclasifican los 4 millones de metros cuadrados exceptuados de la aprobación del Plan de Urbanismo . El Plan prevé la construcción de 25.000 nuevas viviendas, lo que no se justifica por el escaso crecimiento poblacional previsto en los próximos años ni por las cerca de 7.000 viviendas vacías y sin vender, a las que el Ayuntamiento debería buscar una solución antes de seguir apostando por un modelo de desarrollo urbanístico totalmente insostenible que nos ha llevado a la actual crisis económica, ecológica y social.

El Ayuntamiento tampoco muestra ningún interés por la gestión de su zona de competencia dentro del Parque Regional del curso medio del río Guadarrama, permitiéndose actividades ilegales que pueden suponer graves impactos en este espacio protegido. La única implicación sobre este entorno que han acordado las autoridades es la construcción de un “muro de contención” para evitar una nueva riada, como la del año pasado, en el poblado chabolista de Las Sabinas. Según Carmen Llorente, portavoz de Ecologistas en Acción del Suroeste «este muro sería presumiblemente una escollera, lo cual convertiría ese tramo de río en un canal, dos conceptos que en términos ecológicos no son equivalentes».

Ecologistas en Acción evalúa con un suspenso garrafal la política ambiental del Ayuntamiento de Móstoles, una política que sólo trata de maquillar cínicamente una realidad vergonzosa. La Concejalía de Obras y Medio Ambiente, muy eficaz para levantar calles y destruir parques urbanos, se dedica a pavimentar todo resquicio verde de nuestras calles, como puedan ser los alcorques donde los árboles de la ciudad luchan por sobrevivir a podas brutales, cuando no son directamente talados vulnerando la Ley de Protección del Arbolado Urbano.

Tampoco se libra de estos ataques la vegetación ribereña del arroyo de El Soto a su paso por el parque homónimo, que es modelada de acuerdo a los mismos criterios estéticos que la ornamentación floral en jardines y glorietas. La lista es larga: no cumplen con su obligación de prevenir a los ciudadanos ante picos de contaminación peligrosos para la salud pública, no cumplen sus promesas electorales de una Vía Verde Móstoles-Almorox (el único adelanto, forzado, ha sido arreglar el alambrado de seguridad del puente de hierro), ignoran o silencian las denuncias ambientales de los mostoleños (matanzas de gatos en El Soto, ocas enjauladas durante años y muertas en su mayoría, talas indiscriminadas, envenenamientos de animales, etc.), reducen drásticamente el programa de Educación Ambiental en el CEA de Finca Liana, cancelan la cesión de huertos de ocio… Y cuando quieren hacer algo, lo hacen mal y a medias, como la exigua campaña “Móstoles Recicla” para fomentar el reciclaje entre los escolares, o la insuficiente y errática política de contenedores de residuos y puntos limpios. Acciones en las que sistemáticamente excluyen a los grupos ecologistas y se desprecia la participación ciudadana. Según concluyen los portavoces de la asociación ecologista «una política ambiental basada en aparentar pero en la que hasta las apariencias son malas».