Ecologistas en Acción y Greenpeace han organizado una batucada frente al Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino para pedir que la ministra, Elena Espinosa, se posicione públicamente a favor del cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña. Estas organizaciones consideran que el Ministerio de Medio Ambiente no puede permanecer en silencio en el debate público sobre el cierre de la central y que debe posicionarse reconociendo abiertamente los graves problemas medioambientales de la energía nuclear y su insostenibilidad.

El Ministerio de Medio Ambiente está obligado a informar a los ciudadanos sobre los inconvenientes de la energía nuclear y, por ello mismo, debería públicamente contrarrestar las posiciones que emanan del Ministerio de Industria a favor de la continuidad de la central de Garoña y que obvian su elevado impacto ambiental y social.

En primer lugar, está muy lejos de estar resuelto el problema de los residuos nucleares, sobre todo los de alta actividad que emiten radiaciones cancerígenas durante cientos de miles de años.

No existe futuro en la energía nuclear. El uranio, el principal “combustible” de las centrales nucleares, es un recurso finito y la transición hacia la sostenibilidad obliga a apostar por energías 100% renovables. El fin de la vida útil de una central como la de Garoña es una oportunidad ideal para avanzar hacia esa revolución energética.

El cambio climático no se va a resolver con una apuesta por la energía nuclear. La sustitución en masa de las centrales térmicas a partir de combustibles fósiles por nucleares terminaría con el uranio en unos pocos lustros. Además, el tiempo de construcción de las centrales nucleares necesarias para ello excedería el tiempo que queda para que, con la actual tendencia, sobrepasemos los 2ºC de incremento de la temperatura media del planeta (los próximos 10-15 años). Esta es la cifra que ha marcado el IPCC (Panel de Científicos de Naciones Unidas para el Cambio Climático) a partir de la cual la probabilidad de que el cambio climático se dispare será alta. Asimismo, la energía nuclear no es una energía libre de emisiones de dióxido de carbono, pues en todo el ciclo de procesamiento del uranio (extracción, concentración, transporte, procesado) se emplean combustibles fósiles.

La única solución al cambio climático es la reducción del consumo de energía, la apuesta por las energías renovables y el incremento de la eficiencia.

No existe en el mundo ninguna planta nuclear 100% segura, y Garoña mucho menos (sólo en este año ha sufrido 9 sucesos de seguridad, incluyendo 2 paradas no programadas y una rotura en un elemento de combustible nuclear). Es mucho más inteligente apostar por fuentes de energía que no pongan en juego la seguridad del planeta y de los seres humanos, por pequeña que parezca la probabilidad de accidente.

Por último, Ecologistas en Acción y Greenpeace recuerdan que la predecesora en el cargo de Elena Espinosa, Cristina Narbona, ya ha expresado públicamente que la central se debe cerrar, y confía en la que ministra actual cumpla de igual modo su función de defensa del medio ambiente.