Todos somos iguales ante la ley pero unos son más iguales que otros», si esto es cierto en general, aún lo es más cuando de leyes urbanísticas se trata. Un ejemplo de la podredumbre urbanística que asola paisajes y devora recursos es la edificación de una «humilde» vivienda de 1000 m2 en una finquilla de 612 hectáreas, sita en la falda cacereña de Gredos, que está realizando Miguel Ruiz Gallardón García de la Rasilla (sí, primo de ese conocido regidor de la capital del Estado que aspira a más y vástago como él de una familia de alta arcunia). Lo curioso del caso no es sólo que esta edificación se esté realizando con licencia de un Ayuntamiento (el de Villanueva de la Vera) en el término de otro (Valverde de la Vera) sin que sus regidores del PSOE y del PP, respectivamente, se hayan dado por enterados de este pequeño error topográfico en tiempos de Google Earth hasta que Ecologistas en Acción interpusiera una denuncia ante la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo.

Tampoco lo más curioso del caso es que la licencia que concedió el Ayuntamiento de Villanueva estimara en 81.000 € el presupuesto de ejecución material de la obra, y que consiguientemente pagará impuestos en base a esta módica tasación… siempre puede ser que desde su notaría y con sus engrasados contactos familiares Don Miguel Ruiz Gallardón haya encontrado un constructor que sea capaz de construir 1.000 m2 por 81.000 €. Si es así, haría bien D. Miguel en hacer público el nombre de ese milagroso constructor porque muchos de los que con una casa de 100 m2 seríamos
felices, bien podríamos pagar 8,100 € por ella.

Lo más curioso de este ilustrativo caso es que la residencia está enclavada en un área de alta montaña a 1.000 m. de altitud, que según las normas subsidiarias de urbanismo es terreno rústico no urbanizable, que tiene la categoría de Parque Territorial Natural en el que está explícitamente excluido el uso residencial del suelo y que cae dentro del Lugar de Interés Comunitario (LIC) Sierra de Gredos y Valle del Jerte.

Dejamos librados a la imaginación del improbable lector o lectora los impactos en la montaña de las pistas, de la captación de aguas, de los movimiento de tierras, de los depósitos de escombros, etc. Pero pareciera que todo el aparato jurídico de la ordenación del territorio, todas las leyes de protección ambiental e incluso todas las administraciones se eclipsaran ante el poder económico, pero sobretodo simbólico, del apellido Gallardón.

Todo esto hace que la denuncia de este desaguisado no sea sólo una necesaria defensa de la maltratada montaña verata, de sus aguas, de sus biotopos, es también una cuestión de dignidad histórica para superar la mentalidad caciquil y franquista que todavía pervive en el inconsciente colectivo, y una cuestión de justicia democrática que enseñe a los otrora señores de estas tierras, que también ellos han de someterse a las mismas leyes urbanísticas e impuestos que los «nadie» soportamos y pagamos.

Por eso una vez denunciados los delictivos hechos (presuntamente) Ecologistas en Acción y buena parte de la población ya sólo esperamos y exigimos el derribo de la
obra y la restauración del paraje a su estado primitivo. Será una victoria, también simbólica, que esperamos celebrar con todos vosotros/as.

Ah!, se me olvidaba ¿Que para qué quiere un notario madrileño 612 hectáreas en Cáceres y un chozo de 1.000 m2? pues para cazar, amigos/as, para cazar… y es que son incorregibles.

Fernando Llorente, Ecologistas en Acción de La Vera