Ecologistas en Acción advierte que 2009 se está convirtiendo en el año
con más grandes incendios (incendios de más de 500 hectáreas) de la última década, ya que hasta el 2 de agosto se han producido 25.
Ecologistas en Acción considera que deben revisarse las medidas de
prevención y los modelos de gestión forestal que favorecen los grandes
incendios.

Mientras que la media anual de grandes incendios de la última década,
hasta el 2 de agosto, es de 10 grandes incendios, en 2009 son ya 25 los producidos, y según los datos recopilados por Ecologistas en Acción,
solo en los últimos quince días de julio se produjeron 20 grandes
incendios, y siete de ellos se iniciaron el 22 de julio, día en el que
se incrementaron ostensiblemente el número de incendios.

Lógica y desgraciadamente, las condiciones de altas temperaturas, alto
grado de sequedad y fuerte viento han actuado como catalizadores de los grandes incendios, especialmente en la segunda quincena de julio. Pero con este factor se ha de contar, más aún en el futuro inmediato con el agravamiento de los efectos del cambio climático. La meteorología no es un factor que podamos controlar, aunque se puede prever, y ello debe permitir concretar las épocas de mayor riesgo e incrementar en ellas la vigilancia y las medidas de prevención.

Por el contrario, Ecologistas en Acción considera que existen dos
factores clave que han influido en la proliferación de grandes incendios
habida este año, y sobre los que es posible actuar desde las
Administraciones. Por un lado, la concurrencia de situaciones de riesgo
provocadas tanto por acciones negligentes como intencionadas y, por
otro, la composición y el estado de las masas forestales.

En los grandes incendios de 2009 han abundado más las negligencias y
accidentes (cosechadoras, cables, chispas con herramientas de trabajo,
fuegos artificiales, etc.) que los incendios provocados, pero también
hay que recordar que los incendiarios suelen provocar más daño ya que
buscan las condiciones meteorológicas idóneas para ser más «eficaces» en sus fines (hacer daño por venganza, conseguir pastos, etc.). Esto lleva a que si se endureciesen las medidas de prevención en cuanto al control de actividades que puedan generar riesgo de incendio y se reforzara la vigilancia de las zonas con incendios provocados recurrentes, es muy probable que se redujeran los grandes incendios.

En relación a la composición y estado de las masas forestales, pocas
veces se tiene en cuenta la composición específica de las masas
incendiadas. Si se hiciera se comprobaría que la mayor parte de los
grandes incendios se producen sobre zonas de pinar repoblado o sobre
zonas de matorral evolucionadas en áreas ya reiteradamente incendiadas. Mientras que las quercíneas resisten mejor el avance del fuego, ayudan a extinguirlo, y, a la vez, se regeneran mejor del fuego, los pinares por su parte alimentan al fuego con la resina de los árboles y, además, no rebrotan, por lo que tras un incendio en un pinar sólo rebrota matorral.

Por último, Ecologistas en Acción quiere seguir haciendo un llamamiento
a la prudencias y a al colaboración ciudadana para prevenir incendios
forestales, ya que la situación sigue siendo de riesgo a pesar de las
lluvias caídas los últimos días en España.

Consejos para evitar incendios forestales