Las condiciones extremas de altas temperaturas, inexistencia de precipitaciones y la falta de humedad ambiente, característica de esta época del año, junto a una deficiente regularidad en los riegos por parte del Departamento de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Córdoba, provocan cada año un fuerte estrés hídrico en los árboles de la ciudad.

A mediados de verano se hace más evidente el déficit hídrico que vienen arrastrando desde el comienzo del verano el arbolado en general, y en particular los árboles plantados recientemente en el invierno pasado, así como los de más edad.

Si se observa el arbolado de nuestras calles, se podrá contemplar ejemplares de álamos o de naranjas amargos, entre otras especies, que se han visto forzados a activar algunos de los mecanismos adaptativos y de respuesta ante situaciones de déficit hídrico. En la mayoría de los casos, optan por la reducción de la superficie foliar expuesta al sol mediante un enroscamiento de las hojas, o reducen su actividad vegetativa en general, fuerzan la pérdida de las hojas o de las ramas más jóvenes o del año.

Numerosos álamos, falsos plátanos y melias, han optado por desprenderse de parte de sus hojas reduciendo, consecuentemente, las funciones benefactoras atribuibles a las especies vegetales situadas bien en las calles o en las zonas ajardinadas que salpican nuestra ciudad (proporción de sombra, favorecen la creación de un microclima más fresco y húmedo, fijan partículas de polvo, depuran el aire, reducen el impacto de la contaminación acústica, etc.).

Otras especies, como lo naranjos amargos, también muy frecuentes en determinados barrios de Córdoba, reducen su actividad estomática y sacrifican parte de sus ramas del año en un intento de conseguir una regulación hídrica en una situación tremendamente extrema.

Todos los mecanismos adaptativos descritos son útiles mientras que no se supere un umbral crítico, según la especie, estado de conservación y edad, a partir del cual las posibilidades de secarse aumentan extraordinariamente.

Para evitar esta situación es fundamental una adecuada labor de mantenimiento y riego del arbolado por parte del Departamento de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Córdoba. Si no se regulariza e intensifica el riego para aquellos árboles donde no está automatizado el mismo, el número de ejemplares que se secan cada verano debido a la falta de agua se mantendrá. Tras el verano si no se procede al riego pueden aparecer numerosos alcorques con árboles secos sobre todo en las zonas de nueva urbanización o donde se han realizado actuaciones recientes con fondos FEIL.

Ecologistas en Acción ignora de forma exacta las razones que explican esta situación que vienen contemplando desde hace años. Estamos convencidos que no se trata de una estrategia o medida de ahorro de agua, más bien una falta de medios y de planificación. La falta de personal –parece que existe un desequilibrio que no dejan de acrecentarse con la ampliación de nuevas zonas verdes, entre el número de jardineros, respecto a la superficie de zonas ajardinadas de que dispone la ciudad-, a lo que habría que sumar la reducción puntual durante los meses de julio y agosto por los lógicos descansos vacacionales, explica, en gran parte, la situación que año tras año supone la pérdida de árboles de nuestras calles y plazas.

El resultado es que el arbolado finaliza el verano en una situación crítica en términos generales, en parte debido a la falta de previsión y capacidad de respuesta del departamento responsable de la conservación y mantenimiento de las zonas verdes de Córdoba.