Las Conferencias de las Partes (COP) de Naciones Unidas se caracterizan por ser foros multilaterales donde se debate de forma abierta y transparente diferentes aspectos de los Convenios oficiales acordados por los países miembros. Es el caso del Convenio Marco sobre Cambio Climático, así como de otros convenios (sobre Diversidad Biológica, sobre Desertización, etc.).

En Copenhague, esos principios democráticos de las Conferencias han saltado por los aires. Mejor dicho, los han hecho saltar tanto las propias NN UU como el gobierno anfitrión, Dinamarca. Se vio durante el fin de semana, cuando la manifestación pacífica de 100.000 personas por la justicia climática acabó con cerca de 1000 detenidos sin ninguna causa que se les pudiera imputar. Pero la situación se ha agravado aún más con el paso de los días.

Durante el fin de semana fueron llegando a Copenhague la mayoría de observadores de las organizaciones sociales mundiales inscritos para participar en la segunda semana de las negociaciones de la COP15. Alrededor de 25.000 personas de cientos de países de todo tipo de organizaciones, desde sindicatos, ecologistas, empresarios, universidades y centros de investigación, gobiernos locales y regionales, etc. Pero Naciones Unidas, por acción u omisión, había decidido que no podía participar toda esa gente. Así, el lunes por la mañana se formó una cola de alrededor de 4000 personas en las inmediaciones del centro de convenciones Bella Center, intentando acreditarse para entrar en el edificio. La organización decidió entonces que no se iba a conceder ninguna credencial, y los observadores de las ONG pasamos todo el día esperando alguna noticia acerca de nuestra credencial. 4, 5 y hasta 10 horas, miles de observadores estuvimos el día entero esperando a la intemperie, con temperaturas por debajo de los 0ºC y sin ningún tipo de ayuda ni apoyo del gobierno danés, a que NN UU iniciara la acreditación. Pero nada sucedió. La única noticia que circuló fue la decisión de NN UU de restringir el acceso, a partir del martes 15, a únicamente 7000 de los 25000 observadores, a través de una segunda credencial o pase especial distribuido a través de las principales organizaciones internacionales. El jueves sólo podrían entrar 1.000 observadores y el viernes, únicamente 90 de las 25.000 personas venidas de todo el mundo.

El martes se inició, por fin, la acreditación, con inmensas colas de observadores de todos los orígenes, a partir de las 7 de la mañana. Bajo un frío considerable y una intensa nevada, además de las secuelas físicas del día anterior, miles de personas volvimos a esperar pacientemente la ansiada acreditación para poder llevar a cabo el trabajo que hemos venido a desarrollar. Con retrasos de hasta 8 y 9 horas más, la mayoría conseguimos la credencial y pudimos asistir media tarde a la Conferencia, la cual se encontraba detenida por falta de acuerdo entre los países. Eso sí, después de 6 horas de espera gélida, el gobierno danés mandó vasos de plástico (vacíos) al recinto exterior de la COP. Y una hora después, con la mayoría de los observadores ya dentro, llegó el café y los carteles anunciando la generosidad del gobierno anfitrión…

Hoy miércoles el día comienza con el arresto, en el interior del centro de convenciones, de unos 50 integrantes de la ONG Amigos de la Tierra, entre ellos varios españoles. Arresto “preventivo” ante la posibilidad de que hicieran alguna acción (¿?)

Para el día de hoy estaba convocada una Asamblea de los Pueblos en la COP. Organizada por Climate Justice Now y Climate Justice Action, se proponía concentrar en el exterior del recinto de la Convención a representantes de ONG no autorizados a entrar, a miembros de movimientos sociales de todo el mundo así como delegados oficiales de algunos países asistentes a las negociaciones, para plasmar la necesidad que la Convención de Naciones Unidas tome más en cuenta a las reivindicaciones de los pueblos de la tierra, especialmente aquellos más vulnerables de los países del Sur. Esta asamblea recibía el apoyo de cientos de organizaciones, entre ellas Ecologistas en Acción. A las 8 de la mañana partía uno de los grupos del centro de Copenhague, en una marcha debidamente solicitada y autorizada. Esta marcha fue entonces declarada ilegal por el gobierno danés, y reprimida por la policía con gas-pimienta y la presencia de cientos de policía antidisturbios, sin que se pudiera acreditar ninguna provocación de los asistentes, del mismo modo que en la manifestación masiva del pasado sábado. Así, la propia página web de NN UU habla de 230 detenidos según la policía, aunque algunos testigos hablan de unos 500 arrestados.

A esa hora, unos 200 delegados (miembros de partes negociadoras y observadores de ONG) abandonaban en marcha también pacífica el edificio de la Convención, en medio de una gran expectación mediática, para reunirse con los llegados del centro de la ciudad en el exterior. En ese momento, el gobierno danés bloquea también la marcha de los delegados y les amenaza, con la presencia de cientos de policías fuertemente armados, que serían detenidos, sus pasaportes requisados y ellos físicamente deportados a sus países, en caso de insistir en reunirse con el otro grupo para celebrar la Asamblea.

Al mismo tiempo, NN UU decide cerrar definitivamente el acceso al centro de convenciones a las ONG. No autoriza a entrar en la Convención a ningún miembro de ONG, e incluso deja en la calle, bajo la nevada que volvía a descargar en la ciudad, a decenas de observadores que habían salido del edificio siguiendo a la marcha por la Asamblea de los Pueblos, dejando sus abrigos en el guardarropía del interior y sin ninguna posibilidad de recuperarlos.

Tampoco nuestros representantes políticos, el gobierno del Estado español, están a la altura de las circunstancias cuando han sido incapaces de ejercer ningún tipo de presión sobre NN UU para que mantenga la transparencia informativa y la garantía de presencia de las organizaciones sociales e, incluso, mira hacia otro lado cuando se pone de manifiesto la exclusión e incluso la represión a ciudadanos españoles representantes de la sociedad civil.

Todo esto a la espera que lleguen los 120 jefes de estado y de gobierno que tienen que llevar a cabo la ronda final de negociaciones para intentar salvar un acuerdo en Copenhague que evite el fracaso anunciado.

Naciones Unidas demuestra, con sus actuaciones de esta cumbre, el inmenso paso atrás que está llevando a cabo en cuanto a transparencia y participación democrática en sus procesos de negociación. Ante la transcendencia de la cumbre, en lugar de dar cabida a la aportación de quienes más están trabajando por salvar el clima, las ONG, ha optado por la cerrazón, el oscurantismo y la represión a los movimientos sociales. Han convertido a esta cumbre en un búnker donde se tomarán las decisiones transcendentales sobre el futuro del clima y, por tanto, del planeta, sin la participación ni presencia de las organizaciones sociales, perdiendo, por tanto, la legitimidad.

Es una situación tremendamente grave, pero frente a ella Ecologistas en Acción continuaremos informando, aportando nuestras propuestas y tratando de que la Cumbre se salde con un Acuerdo ambicioso, justo, vinculante y transformador para reducir las emisiones de CO2 y también para iniciar el cambio de modelo socioeconómico que permita salvar al planeta.

16 de diciembre de 2009, Copenhague. Jaume Grau, Ecologistes en Acció de Catalunya.