La primera semana de negociaciones en la Cumbre de Copenhague se está desarrollando por caminos muy alejados de lo marcado por la ciencia. Ecologistas en Acción reitera la necesidad de alcanzar un acuerdo ambicioso, justo y legalmente vinculante en la capital danesa.

• VINCULANTE: ¿Por qué un acuerdo legalmente vinculante en Copenhague?
Porque de esta manera existiría la obligación legal de cumplir los acuerdos que se adopten. Asimismo, permite evitar que exista un vacío legal una vez que termine el primer periodo de cumplimiento del Protocolo de Kioto, el 31 de diciembre de 2012, y garantizaría una seguridad jurídica y económica que siente las bases para un cambio económico a gran escala.

• AMBICIOSO: ¿Por qué los países del Norte deben reducir un 40% sus emisiones en 2020?
En primer lugar porque son los responsables de más del 75% de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero y, por tanto, son los causantes de la generación del fenómeno del cambio climático. En segundo lugar, porque si no se producen esas reducciones no se conseguirá alcanzar una reducción global de las emisiones de la mitad de las actuales para el 2050. Esa reducción global permitiría alcanzar un alto grado de seguridad de que no se superen los 2ºC de aumento de temperatura, que implicaría un cambio climático de consecuencias catastróficas. En tercer lugar, porque son los que tienen la capacidad económica y social para afrontar las modificaciones necesarias en el corto periodo de tiempo (una década) que se debe lograr el objetivo global anterior.

• JUSTO: ¿Por qué los países industrializados deben ofrecer el apoyo financiero necesario para luchar contra el cambio climático en los países que no son responsables históricos del cambio climático?
Para que los países que no son responsables del cambio climático sean capaces de reducir la deforestación, adaptarse a los efectos del cambio climático y abordar la transición hacia tecnologías limpias que les permita desviarse entre un 15 y un 30% de su ritmo de crecimiento de emisiones, y así contribuir al objetivo global de reducir las emisiones mundiales a la mitad en 2050. Los responsables históricos deben aportar fondos públicos por valor de 110.000 millones de euros al año para 2020, a los que la UE debería contribuir con unos 35.000 millones. Estos fondos deben ser adicionales a los compromisos de Ayuda Oficial al Desarrollo, estar coordinados por un mecanismo internacional bajo la supervisión del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y empezar a crearse progresivamente.
Estos fondos se deben contemplar como la devolución de la deuda ecológica que los responsables históricos tenemos contraída con el resto de los habitantes del planeta, y no como un mecanismo de “pagar para no contaminar”.