La propuesta de duplicación de la N-IV entre Sevilla y Cádiz, existiendo ya una vía rápida de inmejorables
características que une ambas poblaciones, es cuanto menos irracional e ineficiente. Constituye un ejemplo más de la
falta de perspectiva y visión de futuro de las administraciones públicas, que nos condenan nuevamente a profundizar en
nuestra dependencia del automóvil privado. De nuevo, al igual que en el caso de la autovía Jerez – Los Barrios o el
tercer acceso a Cádiz, se propone una nueva infraestructura viaria de alta capacidad sin evaluar sus impactos
territoriales y ambientales. Las autovías y autopistas son desarticuladoras del territorio, al favorecer las largas
distancias frente a las cortas, y generan un elevado impacto social, al aumentar nuestra dependencia del coche, y
ambiental, por la fragmentación que producen en el territorio y el aumento del consumo de petróleo que provoca el
incremento en la velocidad de circulación.

La principal necesidad de comunicación entre Sevilla y Cádiz es la duplicación del ferrocarril. Sin embargo, mientras se
propone contar con 8 carriles de autopista entre Sevilla y Cádiz, el ferrocarril que conecta ambas capitales continúa
siendo de vía única desde el siglo XIX, cuando se construyó. Mientras que hace más de una década que se habla de
su duplicación, los proyectos de autovías se ejecutan en apenas dos o tres años. Nuestra historia reciente demuestra que
las políticas favorecedoras del coche y sus infraestructuras impiden el desarrollo y mejora del transporte público.

El tren es el transporte del futuro, el más eficaz y eficiente. Un tren convencional permite viajar más rápido que el
coche consumiendo 6 veces menos energía [1]. Frente a los 8 carriles de autopista que se proponen, una doble vía de
tren permite transportar tantos viajeros por hora como 16 carriles de autopista [2]. Los datos son similares para el
transporte de mercancías.

El tren es, además, para todos los ciudadanos, algo que no puede decirse del coche. En la Bahía de Cádiz, un 30% de
los hogares no tiene vehículo particular y un 48% de la población no tiene carné de conducir, un 66% en el caso
de las mujeres [3]. Esta situación de discriminación que provoca la inexistencia de un transporte público eficaz afecta
sobre todo a los sectores más desfavorecidos, como personas mayores, discapacitados y menores.

Sin embargo, las comunicaciones por tren de la Bahía de Cádiz con el resto de Andalucía son de una absoluta
precariedad, no estando a la altura de una región con un mínimo desarrollo. Los retrasos de más de dos horas en un
trayecto de una hora y tres cuartos son frecuentes, debido a la existencia de una única vía y la antigüedad del
material móvil. Cuando un tren se avería deja la vía inutilizada hasta que es remolcado o reparado. La pasada semana
(5 de mayo), sin ir más lejos, el tren que salió de Sevilla a las 21:35 llegó a Cádiz pasada la 1:30 de la madrugada, es
decir, tardó 4 horas. Este no es un caso puntual. Y las conexiones por tren con otras capitales andaluzas son
prácticamente inexistentes. Por otro lado, las estaciones de tren de la Bahía se encuentran en muchos casos aisladas, sin
conexión con transporte público ni paradas de taxi, ni tan siquiera en Cádiz capital.

Ante esta situación, seguir escuchando planteamientos trasnochados de política de transporte basados exclusivamente
en el coche nos ofende y nos entristece. Por ello, pedimos a los partidos políticos y a las administraciones que
incorporen un mínimo de sentido común y solidaridad a sus políticas, para procurar un acceso más igualitario y
sostenible de los ciudadanos a los recursos.

Notas

[1] Datos de RENFE para un tren Intercity.

[2] Del Val (1994). “El ferrocarril compite todavía en condiciones de desigualdad con la carretera” Vía Libre nº367.

[3] Datos del Instituto de Estadística de Andalucía, 2002.