La Directora General de Medio Ambiente de la Comisión Europea, se reunió el pasado lunes en Madrid con el Ministerio de Medio Ambiente, con organizaciones ecologistas, agrarias, y sindicales, y con los representantes de la Comunidades Autónomas. La postura de la Comisión, contraria a destinar fondos específicos para financiar la red Natura 2000, se topó con una inusual alianza entre todas las partes interesadas, que rechazan frontalmente su propuesta.

El objetivo europeo de detener el descenso de la biodiversidad para 2010, adquirido en la Estrategia Europea de Desarrollo Sostenible, parece cada día más lejano. La configuración de la lista definitiva de espacios de la red natura 2000 se acerca a su fin, y sin embargo el incierto futuro de su financiación hace peligrar el objetivo por el que se estableció: preservar las especies y los espacios naturales más valiosos de Europa. Hoy día la red Natura 2000 cubre más del 15% del territorio europeo. Una adecuada protección de semejante extensión requiere inversiones específicas, en contra de lo que piensa la Comisión Europea.

Las organizaciones ecologistas, entre ellas Ecologistas en Acción, participaron el lunes con el Ministerio de Medio Ambiente, los representantes de las Comunidades Autónomas, las organizaciones agrarias y sindicatos, en un encuentro con la Directora General de Medio Ambiente de la Comisión Europea (CE), Catherine Day, que visitó nuestro país para intentar explicar la postura de la Comisión sobre el futuro de la financiación de la red Natura 2000. La CE pretende que desaparezca el mecanismo financiero específico (LIFE Naturaleza), y que la financiación se lleve a cabo mediante una vía de integración, a través de otros fondos ya existentes (principalmente Fondos Estructurales y de Desarrollo Rural). De forma inusual, ecologistas y Comunidades Autónomas coincidieron al expresar rechazo frontal a esta opción, que supondría en muchos casos una competición entre intereses opuestos, de la que saldría siempre perdiendo la protección de la biodiversidad.

España ha hecho un gran esfuerzo en la designación de espacios Natura 2000, siendo el país de la Unión que mayor porcentaje de superficie aporta. Pensar que la gestión de estos espacios va a poder financiarse mediante fondos ya existentes no es realista, en especial cuando la propia Day negó la posibilidad de marcar parte de esos fondos para destinarlos a la gestión de la red, y cuando la eco-condicionalidad, en las propuestas de Reglamentos que hay sobre la mesa (este año deberán ser aprobados los nuevos Reglamentos de Fondos-Estructurales, Cohesión, etc) es algo que queda sujeto a la buena voluntad de los Estados Miembro; es decir, existen oportunidades para la protección, pero ninguna garantía. La Comisión está ignorando el Artículo 8 de la Directiva Hábitats, aprobada en el año 1992, que en reconocimiento de la “excepcional carga financiera” que la red Natura 2000 supondría a los Estados Miembro, contiene las previsiones para una co-fianciación comunitaria.

Por otra parte, incluso considerando el mejor escenario posible dentro de esta vía de la integración, hay numerosos hábitats y acciones de conservación que quedarían fuera de la eligibilidad de los fondos existentes. Así, quedarían totalmente desprotegidos los hábitats marinos, costeros, sistemas dunares, o acciones como la erradicación de especies exóticas, reintroducción de especies, o planes de acción de especies amenazadas; ¿de que fondo se beneficiaría, por ejemplo, el lince ibérico?

El nuevo Fondo LIFE + no es una respuesta a los costes de gestión, como así lo reconoce la propia Comisión, que defiende que LIFE + no debe ser un continuador del Fondo LIFE-Naturaleza, sino un pequeño fondo complementario de apoyo. No dotar a este fondo de capacidad de respuesta a los enormes costes de gestión que se avecinan, es perder una oportunidad para la biodiversidad Europea, que tiene el máximo exponente en nuestro país.

Ecologistas en Acción entiende que una integración de los objetivos ambientales y de conservación en las políticas sectoriales, y por tanto en las previsiones de sus fondos, es algo positivo y un buen marco de acción a largo plazo, pero un objetivo tan concreto como el de la gestión de Natura 2000 requiere, además, instrumentos financieros específicos.