En Andalucía tenemos una industria militar floreciente. Como ejemplo estrella hay que citar la planta de Airbus Military en Sevilla, una fábrica preparada para montar inmensos (y costosos) aviones de transporte militar capaces de operar en “misiones de paz” a muchos miles de kilómetros de distancia de la Unión Europea, esa misma Unión que dice (de sí misma) ser ejemplo en el mundo de defensa de los Derechos Humanos…

También hay que citar, por poner otro ejemplo, los astilleros que en San Fernando y Puerto Real fabrican los Buques de Aprovisionamiento en Combate, los Buques de Acción Marítima y las patrulleras para las Armadas de Guerra de España y Venezuela. Todo esto sin contar con plantas especializadas en el “mantenimiento de la paz” como las instaladas en Rota, Morón y Gibraltar… armas, armas, armas y más y más armas.

Pero no solo eso, que ya es mucho. Es que además ha sido publicado una investigación (fundada en datos fiables y emitidos por el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, SIPRI) según la cual España es el octavo país que vende más armamento pesado en el mundo. Y, encima, los investigadores señalan: “En estas estadísticas no aparece la venta de armas ligeras a Israel en 2008. El Gobierno proporcionó a los israelíes seis meses antes de la invasión de Gaza un lote valorado por más de 1,5 millones de euros en pistolas, ametralladoras, fusiles, cámaras, equipos de infrarrojos, etc.”

Todo esto es una locura. El gobierno español se ha vuelto belicista sin tapujos. Nadie en su sano juicio puede aprobar este estado de cosas. ¿No hay crisis a la hora de fabricar armas de guerra?.

Por Cristóbal Orellana González