Ya han pasado 25 años desde que un reducido grupo de gente nos reunimos aquí, en Jaén, para comenzar las andaduras del movimiento ecologista por estas tierras.

Allá por el año 1984, con mis dieciocho años de entonces, iniciábamos una batalla a favor del medio ambiente; que curioso los nombres de los lugares donde comenzamos nuestras primeras reuniones callejeras: Plaza de las Batallas y Parque de la Victoria, ¿cosas del azar o del destino?.

Recuerdo como, primero en una casona sin habitar y después en los camerinos de un conocido cine de verano, nos enfrentábamos semana tras semana al nuevo mundo del ecologismo, tan joven y rebelde, con muchas ganas de conocer y saber, y con muchos deseos de cambiar aquello que veíamos injusto para el medio. Y algo si que ha ido cambiando, actualmente los políticos y demás señores de las altas esferas (multinacionales, bancos y demás) no son tan receptivos para abordar el tema y parecen que están “concienciados” (ver el entrecomillado) por el tema medioambiental.

El ecologismo de ahora, por desgracia ya no tan joven, sigue con las mismas ganas de hacer su trabajo. Un trabajo mas profesionalizado, que hemos ido consiguiendo con el paso del tiempo, con esfuerzos nunca remunerados, esfuerzos que salen del corazón de los y las activistas que dedican muchas horas de su vida en algo en lo que creen. Siempre he dicho que para poder estar en un grupo de este tipo, como el ecologista, primero hay que sentirlo en el corazón y después usar bien la cabeza y tener los pies en el suelo para saber lo que se hace y donde se está.

Esta lucha por la defensa del medio ambiente es poco a poco, lentamente, no se consigue nada de la noche a la mañana, y así lo he visto en estos veinticinco años.

El crecimiento de un árbol no es observable a simple vista, pero sabemos que crece, con el paso del tiempo lo vemos, nos admiramos con esas ramas vigorosas y frondosas que van naciendo de su tronco, otras quedarán secas y maltrechas; así ha sido el trabajo de este grupo, ahora cuando hechas la vista hacia atrás contemplas todo su andadura, sus logros, y también hay que decirlo, sus fracasos, los cuales nos han servido para tener mas ímpetu y seguir con mas fuerza y energía en el empeño.

Nuestra mensaje por un mundo mejor ha tenido sus frutos en la sociedad, actualmente la gente está más por la labor de reciclar, ahorrar energía, agua, defensa del medio natural, de la fauna, de la flora, por ciudad más habitables,… que en los años en los que empezamos. En este movimiento social no hay una meta concreta, son muchos frentes los que se tienen abiertos, muchos caminos, caminos que con nuestra labor y la ayuda de los demás iremos haciendo más transitable, lentamente pero sin pausa, pese a quien le pese.

Por Jesús García