El 24 de marzo de 2006, la tuneladora que excavaba el túnel para la línea ferroviaria de alta velocidad Córdoba-Málaga reventó los acuíferos de la sierra del Valle de Abdalajís. Y ello, pese a que estos acuíferos estaban perfectamente delimitados en el atlas hidrológico de la provincia de Málaga de 1988.

En menos de una semana el primero de sus manantiales dejo de verter agua, en julio le ocurrió lo mismo al manantial más emblemático, Los Atanores. De igual manera, se secó el depósito municipal que abastecía de agua a la población.

La empresa pública responsable de la obra, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), argumentaba que el caudal drenado por el túnel era de 2 litros por segundo. Pero el profesor Pulido Bosch de la Universidad de Almería asegura en un estudio que el caudal drenado inicialmente rozaba los 600 l/s, algo que corrobora la simple observación de los caudales que fluían por el túnel.

Ahora, en el municipio Valle de Abdalajís, caracterizado hasta hace poco por su gran número de manantiales, la Fuente de la Reina es la única activa tras este crimen hidrológico, pero con un caudal muy reducido. En un primer momento, para abastecer de agua a la población, regar las huertas y dar de beber al ganado, hubo que recurrir a camiones cisterna que traían el agua desde Antequera. Después, la puesta en marcha de un pozo ha permitido abastecer al municipio, aunque esta agua pertenece al mismo acuífero dañado y retrasa la recuperación de los manantiales.

Pero no son sólo éstos los problemas. Se han visto manadas de cabra montés dentro del casco urbano en busca del agua o bebiendo en piscinas privadas. El Arroyo las Piedras ha perdido gran parte de su flora y fauna, ya que se ha convertido en un cauce seco. La actividad agrícola y ganadera, uno de los recursos económicos más importantes de la zona, ha sufrido grandes pérdidas…

La cara oculta del AVE

La Plataforma Promanantiales surge para recoger el sentir de la población y dar a conocer esta destrucción. Con el lema “Valle de Abdalajís, la cara oculta del AVE”, luchan para que las aguas vuelvan por su cauce, sellando la brecha abierta, y por que quede garantizada el agua natural tras la finalización de las obras.

La Plataforma ha denunciado este atentado ambiental ante la fiscalía de Málaga, expediente que ha sido trasladado luego al Juzgado Territorial de Antequera, donde se halla actualmente. La Plataforma viene argumentando que nada de lo ocurrido es fruto de la casualidad, pues ya en el propio estudio del impacto ambiental (realizado en 1999) se afirma: “el impacto sobre la sierra de Abdalajís será severo […] habrá que proceder al drenaje total de sus acuíferos […] el abastecimiento de agua a la población se tendrá que hacer por otros medios”.

Es decir, ADIF sabía perfectamente lo que iba a ocurrir, y por eso se denuncia su negligencia, pasividad e ineficacia. Y ello es más sangrante cuando ADIF, empresa pública dependiente del Ministerio de Fomento, en un tríptico informativo explica entre su trabajo en esta línea: “El compromiso con el entorno natural es una de las máximas prioridades de ADIF […] por ello se han destinado 12,8 millones de euros a garantizar la integración ambiental de la obra, a través de la adopción de medidas de protección de la fauna, la vegetación y el sistema hidrológico”. Las obras cuentan con la financiación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) de la Unión Europea. Como suele ocurrir, la realidad no tiene nada que ver con lo escrito

Ecologistas en Acción de Priego de Córdoba, ante tantas pruebas de que esto se pudo haber evitado, colaborará en lo que pueda para que la Plataforma Promanantiales consiga su objetivo, que no es más que volver a ser lo que antes rezaba su lema “Valle de Abdalajís, Villa de Manantiales”.

Luis Pérez, Ecologistas en Acción de Priego de Córdoba. El Ecologista nº 52