A lo largo de toda esta semana en Barcelona se realiza una consulta popular para reformar el eje de la Diagonal. Con la consulta se debate bastante más que los medios de transporte que circularán en un futuro por esta vía emblemática: se decide si se pondrá coto al desmesurado tráfico privado que asola la ciudad de Barcelona. Ecologistas en Acción apuesta decididamente por que el tranvía se implante de forma generalizada en los centros urbanos de nuestras ciudades.

Si por algo se caracteriza el transporte público en Europa es por la presencia del tranvía en la estructura urbana de numerosas áreas metropolitanas. El tranvía está presente en más de 280 ciudades europeas, circulando sobre 11.000 km de vías. En Europa el 60% de las ciudades de más de 150.000 habitantes disponen de un transporte urbano ferroviario y el tranvía forma parte del 80% de las redes de transporte urbano.

Tras un periodo de cierre de líneas, desde 1984 el tranvía ha tenido un crecimiento vertiginoso en toda Europa. Más de 70 ciudades han inaugurado nuevas redes de tranvía o están construyéndolas, sobre todo en Francia, y en muchos casos por el centro de la ciudad (Dublín, Munich, Frankfurt, Burdeos, Estrasburgo, Berlín, Viena, Praga, Amsterdam, Atenas, Budapest, Milán, Roma, Zurich, Lisboa, Zaragoza, Estambul, Oslo). La reintroducción del tranvía en Europa ha contado con una enorme aceptación ciudadana. En todas las ciudades donde el tranvía tiene una fuerte implantación urbana, sea por tradición o por haberse reintroducido, el uso del transporte público se ha incrementado notablemente respecto a la media de otras ciudades.

A este renacer tan espectacular tampoco hemos sido ajenos en España, y podemos sumar unas 30 ciudades españolas en las que ya están funcionando los tranvías, se están construyendo líneas o se proyectan o debate acerca de su viabilidad. En efecto, los tranvías funcionan ya, por orden cronológico de implantación, en Valencia, Bilbao, Alicante, Barcelona, Velez-Málaga, Parla, Madrid, Tenerife, Sevilla, Murcia o Vitoria.

El tranvía sea una opción de transporte que nos permite enfrentar los problemas cotidianos de contaminación, cambio climático, siniestralidad y congestión permanente. También es un modo de transporte ferroviario óptimo para articular el transporte público en ciudades medias y grandes, en la medida que la demanda existente lo justifique frente a otras opciones, como el autobús, más adecuado para cantidades menores de viajeros. Sus principales características son:

  • Una capacidad de transporte intermedia (menos que el tren de Cercanías y más que el autobús). Un tranvía con doble composición puede transportar lo que 4 autobuses y lo que 175 automóviles.
  • Al consumir electricidad no emite contaminantes atmosféricos directamente en la ciudad y genera poco ruido.
  • Tiene un consumo energético relativamente reducido. Un tranvía consume 360 kwh, mientras que 4 autobuses consumen 716 kwh y 175 coches 5.500 kwh.
  • Al ir en superficie y utilizar en muchos casos vías públicas preexistentes tiene un coste de infraestructura muy inferior al metro (aproximadamente una sexta parte) o al tren.
  • Ocupa normalmente espacio viario, pero convive con otros modos de transporte (automóvil, bicicleta, autobús…) especialmente en los cruces.
  • Al ir en superficie tiene fácil accesibilidad y posibilita notablemente la intermodalidad con los otros medios.
  • Se caracteriza por tener una aceptable velocidad, sobre todo si tiene preferencia semafórica. La velocidad comercial es de entre 20 y 30 km/h que se explica porque las paradas están normalmente más distantes que las de los autobuses.
  • Mantiene la regularidad, seguridad y fiabilidad característica de los medios ferroviarios.
  • Genera, como todos los modos ferroviarios y de autobús, un importante volumen de empleos.

Para Ecologistas en Acción la reforma de la Diagonal no solo es necesaria para poder disponer en Barcelona de una buena oferta de transporte público y una red de itinerarios para poder caminar y circular en bicicleta y otros modos no motorizados, sino que resulta imprescindible planteársela como parte de un Plan de Movilidad ambicioso que tenga como objetivo un cambio modal que permita descongestionar y descontaminar la ciudad, reducir el tráfico motorizado privado e incrementar la movilidad dependiente de la red del transporte público de superficie, que atraviesa una situación crítica. Por capacidad, el tranvía resulta adecuado para la Diagonal y la red de autobuses permite estructurar la retícula de todo el Ensanche barcelonés.