Una década después, nadie ha pagado por el vertido de Aznalcóllar. Y eso que fue una de las mayores catástrofes ecológicas que se recuerdan, poniendo en grave riesgo el entorno de Doñana. Analizar lo ocurrido permite comprobar la impunidad con la que actúan empresas como Boliden, ver cómo los ciudadanos acabamos pagando los platos rotos de otros a través de la Administración, y constatar que aún se siguen autorizando actividades que pueden provocar situaciones parecidas. Pero sobre todo, permite darse cuenta de la ineficacia y desidia de nuestro sistema judicial y de control ambiental: los riesgos fueron denunciados por Ecologistas en Acción y otros colectivos y personas antes del accidente y, como es habitual, rápidamente archivados.

Rogelio Fernández Reyes, Doctor en Periodismo. El Ecologista nº 57

Diez años hace ya de lo que fue evaluado como el mayor desastre ecológico de España. ¿Qué queda de aquello? Según quién conteste y dónde ponga la mirada. Nos detendremos en ver qué han defendido los distintos sectores, para luego profundizar en el mensaje ecologista.

  • La Administración pública andaluza ha puesto la mirada en el esfuerzo económico de la recuperación del Guadiamar, con el Corredor Verde como bandera.
  • Para la Administración central queda la aplicación del Plan de Recuperación Hídrica Doñana 2005.
  • El ámbito científico, constituido principalmente por la Estación Biológica de Doñana, en una exposición del 10º Aniversario del Accidente Minero del Guadiamar, titulada Guadiamar, Ciencia, Técnica y Restauración, ha puesto la mirada en el trabajo científico para la restauración de dicho afluente.
  • Boliden y el grupo Trelleborg ponen la mirada en otros lugares, ya lejanos, y han guardado silencio. En el despacho de la calle Arjona en Sevilla, donde llega correspondencia para la empresa, se agolpan los sobres en un buzón atiborrado que clama justicia.
  • Los vecinos de Aznalcóllar reconocen el mal que hizo Boliden y se congratulan de una economía que no se ha hundido. La alcaldesa ha puesto el acento en que no se relacione el desastre con el nombre Aznalcóllar. Los mineros que no se pre-jubilaron, siguen con el deseo de ser recolocados definitivamente, a pesar de que se lo prometieron hace más de un lustro.
  • La Administración de Justicia comienza a internalizar el valor ambiental sin mucha prisa. Pero el vertido quedará prácticamente sin pago de responsabilidades: se cerró la vía penal y la civil. Queda pendiente una resolución del Tribunal Superior por la vía administrativa como un intento escurridizo más de coger a Boliden como sea.
  • ¿Y si le diéramos voz al resto de la naturaleza?, ¿qué diría? Quién sabe. Quizás afirmaría que los humanos de esta región estamos desorientados, como en demasiados lugares del planeta.
  • Y los ciudadanos/as, ¿qué decimos? Poquito. Con un yo saturado de información y de materialismo, se percibe que lo de Aznalcóllar ocurrió “hace ya demasiado tiempo”.
  • Por su parte, Ecologistas en Acción ha centrado su mirada en dos cuestiones: que ésta fue una catástrofe anunciada y el nuevo riesgo que supone el proyecto de Minas Las Cruces. Pero antes de detenernos en ello, recojamos qué visión tiene de la realidad hoy, reflejada en el libro recién editado, Crónica de una catástrofe anunciada.

Diez años después

Para Ecologistas en Acción de Sevilla y de Andalucía, una década después la situación no está resuelta. La balsa siniestrada, a pesar de que se desecó y se cubrió, no deja de emitir aguas con metales pesados (quedan aún varios hectómetros cúbicos enterrados de residuos) que son recogidos por una veintena de pozos que estarán funcionando de por vida mientras no se retiren los estériles de la balsa. Hoy el epíteto más adecuado para la balsa, con placas solares encima, es el de sepulcro blanqueado.

La corta, la enorme cantera que recibió los lodos vertidos según se iban recogiendo, ha perdido su condición de provisional a pesar de no existir aún el prometido estudio sobre su impermeabilidad. En la actualidad, recibe los lixiviados de la balsa y los residuos de escombreras. Está limitada con la cota 0 para no contaminar el acuífero.

Ecologistas en Acción de Andalucía, junto con otros grupos ecologistas como Greenpeace, Amigos de la Tierra, Adecuna (asociación de Aznalcóllar), SEO/BirdLife y WWF/Adena, han denunciado el abandono del Corredor Verde. La caza furtiva nocturna es habitual, el pastoreo y la pesca están prohibidos pero consentidos, y los vehículos a motor campan a sus anchas. Hoy, en la ribera del Guadiamar el ambiente es contaminado, su recuperación total supone varios decenios de trabajos a un coste gigante para cualquier economía.

En cuanto a Doñana 2005, a pesar de haber desarrollado acciones interesantes, no se ha recuperado el cauce natural del Guadiamar en los Hatos, el punto que Ecologistas en Acción considera más importante para la restauración hidrológica.

En lo referido a la demanda penal, Ecologistas en Acción concluye que “la resolución fue política más que jurídica. No interesó. Se requería un dolo, como si no lo fueran las denuncias de la irregularidad de los recrecimientos de la balsa, las insuficientes medidas de seguridad o los inclinómetros averiados o inexistentes”. Lo cierto es que, diez años después, nadie se ha responsabilizado del vertido.

En cuanto a la Exposición del Guadiamar de la Estación Biológica de Doñana, los ecologistas la evalúan como un panegírico científico-político.

Una catástrofe anunciada

Para Ecologistas en Acción es importante no olvidar que ésta fue una catástrofe anunciada. La historia no empieza a la 1 de la madrugada del 25 de abril de 1998, cuando una brecha abierta vertió entre cinco y seis millones de metros cúbicos de agua ácida cargada de metales pesados al cauce del río Guadiamar. Existe una historia que no puede ser obviada, como por ejemplo el tráfico ilegal de residuos tóxicos y peligrosos que se acumularon en las escombreras de las minas de Aznalcóllar durante más de una década. El hecho fue denunciado por la Federación Ecologista Pacifista, antecedente de Ecologistas en Acción de Andalucía. Como casi siempre en materia ambiental, la denuncia no prosperó.

El libro también recuerda que dos años antes, Manuel Aguilar, un ex ingeniero de minas de la empresa minera, denunció que la presa de residuos no estaba construida con los materiales adecuados, sino con desechos que deberían haber sido arrojados al vertedero. Como aviso de lo que habría de ocurrir, Aguilar reclamaba a la Junta de Andalucía “la inmediata” clausura del yacimiento “para evitar un desastre natural de consecuencias incalculables”.

La Federación Ecologista Pacifista de Sevilla presentó una denuncia en 1996 contra Boliden Apirsa ante la Consejería de Medio Ambiente, ante el Juzgado de Sanlúcar la Mayor y ante el Fiscal-Jefe de la Audiencia Provincial de Sevilla. El caso fue archivado.

Minas Las Cruces

El pasado 26 de abril, Luis Miguel Domínguez leía un manifiesto a las puertas del nuevo proyecto Minas Las Cruces, a pocos kilómetros de la balsa siniestrada de Aznalcóllar. En el discurso, consensuado por los principales grupos ecologistas, se denunciaba la situación de degradación del Corredor Verde del Guadiamar, cinco años después de su inauguración; se criticaba el estado actual de la balsa que reventó, los lodos y residuos que se almacenan en las cortas de Aznalcóllar y Los Frailes; alertaba de los peligros de contaminación del acuífero Niebla-Posadas; y comunicaba las filtraciones contaminantes hacia el arroyo de los Frailes. Como soluciones viables, proponían la ampliación y conservación del Corredor Verde del Guadiamar y la restauración ambiental del recinto minero de Aznalcóllar.

Asimismo, el manifiesto cuestionaba el megaproyecto de Minas Las Cruces con el lema “No más vertidos tóxicos”. Se trata de la mina a cielo abierto más grande de Europa. Atraviesa el maltratado acuífero Niebla-Posadas y dispone de permisos de la administración pública para verter al Guadalquivir, cuestiones inaceptables para Ecologistas en Acción.

Epílogo

Ecologistas en Acción de Andalucía, en su publicación, defiende que aún hay que depurar responsabilidades: “Responsable es Boliden, al igual que todas las multinacionales industriales, que recurren a obtener beneficio rápido a costa de dañar al medio ambiente, al trabajo de los demás, a la salud pública, y a lo que sea.

“Responsable es también la administración pública, que por una parte se deja chantajear por las empresas […], y que por otra parte hace la ‘vista gorda» a los continuos incumplimientos legislativos y de seguridad de las instalaciones.

“Y responsables somos toda la ciudadanía, por permitir que empresas como Boliden actúen como actúan. Aletargados con la sociedad del consumo y con la ‘caja tonta» de fondo, asistimos como meros espectadores a cuantas tragedias ocurren haciendo bien poco para evitarlas”.

Aún queda mucho por hacer en Aznalcóllar para dar por cerrado el mayor desastre ecológico ocurrido en Andalucía. Desde Ecologistas en Acción se sigue exigiendo un Plan de Restauración de la Mina que incluya la descontaminación de los terrenos y el desmantelamiento de la balsa mediante la instalación de una planta de tratamiento de los residuos que los recicle e inertice. De no hacerse así, los sobresaltos derivados de Minas de Aznalcóllar no acabarán.

Finaliza el libro alertando que Minas Las Cruces es otro megaproyecto que puede resultar una nueva catástrofe anunciada. “Esperemos que hayamos aprendido de la historia”, concluye, citando una letra del cantaor flamenco El Cabrero:

“Mil veces, y siempre en la misma piedra
tropieza el hombre mil veces.
No conozco otro animal,
tan torpe que no se acuerde,
donde pisa bien o mal”