Ecologistas en Acción de Andalucía rechaza este nuevo Decreto que viene a suponer un paso más para desmantelar todas las cautelas existentes para controlar la especulación urbanística que se justifica en base a campos de golf que se han demostrado inviables económicamente.

Ecologistas en Acción lamenta y rechaza la nueva modificación legal aprobada por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía en el día de ayer, que viene a “eliminar barreras” para la construcción de campos de golf y a favorecer de nuevo que se desarrollen urbanizaciones ligadas a este supuestas instalaciones deportivas, lo que supone un giro más en beneficio de los promotores urbanísticos y de la economía del ladrillo, responsables en buena parte de la gravísima crisis que padecemos. O sea, ante la crisis, la Junta de Andalucía propone más de lo mismo.

Hay que retrotraerse a la pasada legislatura para recordar las promesas del entonces presidente, Manuel Cháves, y del ex consejero Gaspar Zarrías, que aseguraron en numerosas ocasiones que se prohibirían las urbanizaciones en los campos de golf. En el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (POTA), aprobado por el Parlamento Andaluz en octubre de 2008, se incluyó una norma que prescribía: “Considerar las instalaciones turísticas singulares destinadas al ocio, deporte y espacios libres (campos de golf, parques temáticos…) desde su propio valor añadido en cuanto instalaciones especializadas de altas prestaciones y servicios, y con total independencia de las promociones inmobiliarias asociadas”. En el Decreto del golf aprobado en febrero de 2008, tras numerosos retrasos y presiones, se dio la primera marcha atrás, admitiendo, por presión de los promotores urbanísticos y de muchos alcaldes, la construcción de urbanizaciones de lujo en estas instalaciones, con algunas condiciones en cuanto a superficie mínima y su inclusión en planes de ordenación subregionales. Y esta política de favorecer de nuevo las urbanizaciones en áreas alejadas de los núcleos urbanos como pura y dura especulación urbanística se aprobó ¡a las puertas del estallido de la burbuja inmobiliaria!.

El hecho de que se hayan prácticamente paralizado los proyectos de macrourbanizaciones asociadas, o justificadas, en base a campos de golf no se debe a las trabas burocráticas, sino a la propia inviabilidad de las instalaciones de golf. Los promotores urbanísticos aducen que no son rentables si no van asociadas a urbanizaciones, y las administraciones públicas, en vez de desestimar estas instalaciones no rentables, las promocionan permitiendo la especulación con unos suelos que en teoría deben dedicarse a un uso deportivo. Sencillamente lamentable.

Hay que recordar que, en contra de los que vienen proclamando los promotores urbanísticos que están detrás de estos proyectos y los políticos de todo tipo y pelaje que los apoyan y representan, el golf, según las estadísticas de la Consejería de Turismo, solo atrae a menos de un 1% de los turistas que visitan Andalucía, muy por debajo de los que vienen para visitar ciudades históricas y monumentos (20%), espacios naturales (8%), o disfrutar de las fiestas y la gastronomía (6%). Sin embargo, en este turismo minoritario, que no deja dinero siquiera para hacer rentables estas instalaciones, se centra todo el esfuerzo de promoción de los Ayuntamientos y de la Junta de Andalucía. Baste decir que el centenar de campos de golf que existen ya en Andalucía ocupan una superficie de 60 millones de m2, y consumen 50 millones de m3 de agua, el equivalente a una ciudad de medio millón de habitantes.

Ecologistas en Acción entiende que es un auténtico despropósito, con graves consecuencias a corto, medio y largo plazo, la política de intentar volver de nuevo al nefasto y fracasado modelo de las recalificaciones masivas de suelos, de la expansión injustificada de los núcleos urbanos, de la creación de nuevos núcleos turísticos y de población en los que los Ayuntamientos terminan por no poder asumir los servicios públicos mínimos, o la construcción de viviendas sin demanda real para potencias el sector del ladrillo. Este intento de revitalizar a política del “ladrillo”, además de irresponsable, está abocada de nuevo al fracaso y contradice los compromisos de la Junta de Andalucía y el Gobierno Central de promover un nuevo modelo de desarrollo basado en el “conocimiento, la innovación y la educación”.