El polígono de tiro y bombardeo de Las Bardenas Reales es el único campo de tiro aéreo del que dispone el ejército español y la OTAN en Europa. Está emplazado en un espacio con unos excepcionales valores naturales, paisajísticos y culturales. A finales de 2008 termina el contrato entre el Ministerio de Defensa y la Comunidad de Bardenas para su utilización, y aunque hay pocos indicios de que los militares quieran abandonar este territorio, el deseo de una amplia mayoría de la ciudadanía es que se desmantele de una vez una instalación que lleva más de medio siglo poniéndolos en peligro y preparando a los ejércitos para la guerra.

Rafa Sánchez, coordinador de Ecologistas en Acción de Navarra. El Ecologista nº 56

La implantación del Polígono de Tiro de Las Bardenas es uno de los legados de la más dura época franquista. El acuerdo fue suscrito en 1951 entre un atípico ente que gestiona este singular territorio, la Junta de Las Bardenas, y el Gobierno español. La fecha determinó que intereses superiores impidiesen tener en cuenta la voluntad popular.

Durante muchos años, este polígono fue utilizado también por el ejército norteamericano, mediante acuerdos bilaterales. Su presencia en Las Bardenas y en la Base de Zaragoza duró hasta 1991, cuando la entrada de España en la OTAN hizo innecesaria la tutela de EE UU. A partir de entonces, el polígono, aunque utilizado mayoritariamente por el Ejército del Aire español, puede ser empleado por cualquier Estado de la OTAN, algo que sobre todo ocurre en tiempo de guerra, intensificándose su uso en días y noches previas a los bombardeos a Libia, la primera Guerra del Golfo, la de Los Balcanes o el reciente conflicto de Iraq.

En 1976, con los últimos coletazos de la dictadura, volvió a renovarse el contrato del polígono por 25 años más. El inicio de la oposición a la instalación militar se hizo patente con pintadas y manifestaciones clandestinas, que reflejaban el rechazo popular, ante el peligro que suponía para las poblaciones cercanas y las grandes molestias por ruidos y vibraciones.

La llegada de las primeras elecciones municipales, supuso la implicación de las instituciones locales en temas hasta entonces considerados tabú para los ayuntamientos. Así, en 1979, el primer pleno del Ayuntamiento de Tudela, la población con más habitantes directamente afectada, se manifestó en contra de esta instalación militar. Era sólo el inicio de una interminable lista de mociones que, mayoritariamente, vienen siendo aprobadas desde entonces.

Ese año, en el Día Internacional del Medio Ambiente, los movimientos sociales llevaron a cabo su primera convocatoria unitaria contra el polígono de tiro y la energía nuclear, eligiendo Tudela como lugar de fiesta, precisamente por su cercanía al campo de tiro y porque querían instalar una central nuclear junto al Ebro. Pero la fiesta acabó en tragedia: durante una sentada pacífica Gladys del Estal resultó muerta por las balas de la Guardia Civil. El dolor y la rabia se apoderaron de todos y en respuesta se realizó la mayor manifestación que se recuerda en la ciudad navarra.

Tras varios años de dura represión, comenzó a gestarse la Asamblea Anti-Polígono, que recibió el apoyo de prácticamente todos los partidos políticos, sindicatos y colectivos sociales, constituyéndose como tal en noviembre de 1987. Los intentos de organizar un acto reivindicativo anual para hacer patente el rechazo popular a esta instalación militar, fraguaron en 1988 en la Marcha Anti-Polígono. Desde entonces hasta ahora, cada año miles de personas recorren cuatro kilómetros, andando por los hermosos paisajes bardeneros, para pedir el desmantelamiento de esta base.

En el año 2000 la Junta de Bardenas y el Gobierno de Navarra, entes gobernados por UPN, se olvidaron de su obligación con los ciudadanos y se plegaron a los intereses del Ministerio de Defensa y el entonces Gobierno del PP, firmando un nuevo contrato de arrendamiento que finaliza este año, 2008.

Mientras, la Comunidad de Bardenas sigue recibiendo anualmente los más de 600 millones de las antiguas pesetas del contrato con Defensa, que luego reparte con los 22 entes congozantes: 19 ayuntamientos (Tudela, Arguedas, Valtierra, Caderita, Caparroso, Carcastillo, Buñuel, Cabanillas, Mélida, Villafranca, Corella, Milagro, Fustiñana, Santacara, Cortes, Marcilla, Peralta, Funes y Falces), 2 valles (Roncal y Salazar) y el Monasterio de la Oliva, que también reciben su parte de este botín –nunca mejor dicho– de guerra.

Un territorio singular

Las Bardenas Reales es un territorio singular que se encuentra en el sureste de Navarra. En una extensión de 42.500 hectáreas de superficie, cuarenta kilómetros de largo por veinte de ancho aproximadamente, se encuentran hábitats esteparios, con retazos de bosque mediterráneo que acogen una fauna y flora muy diversa. El hecho de que en tan vasta superficie no existan poblaciones estables (sólo el acuartelamiento militar del Polígono de Tiro) y apenas nos encontremos infraestructuras, incrementa el gran valor ambiental de este espacio, que está declarado como Parque Natural y Reserva de la Biosfera y que en su interior alberga tres reservas naturales. Los usos tradicionales, como la ganadería, la agricultura y la caza, son los que propician la presencia humana; ahora sumados a un creciente interés turístico.

Todas las figuras de protección de estas tierras no llegarán a ser efectivas hasta que cese la actividad militar. Entonces aparecerá un lugar único donde perderse voluntariamente, redescubriendo su riqueza natural, paisajística y cultural.

Riesgo para la población

Si se pregunta a los vecinos de los pueblos del entorno si quieren la continuidad de la instalación militar, prácticamente nadie contestará afirmativamente. Según las encuestas, más del 60% desea su desaparición. No es extraño, puesto que reiteradamente se incumplen las normas de seguridad, como la prohibición de sobrevolar núcleos habitados y la realización de vuelos y ejercicios nocturnos. A lo que hay que sumar las habituales molestias producidas por ruidos y vibraciones.

Nunca se han evaluado otras afecciones ambientales, como la contaminación atmosférica, residuos tóxicos y peligrosos, utilización de uranio empobrecido, etc. El hermetismo militar, y la poca importancia que el tema ha merecido a los diferentes Gobiernos, impide que a fecha de hoy se conozca con certeza el tipo de armamento que se usa en Las Bardenas, y si éste puede afectar a las personas y al medio ambiente. El síndrome de los Balcanes acrecentó dichas sospechas en los pueblos cercanos. Y es que, por ejemplo, la zona aragonesa de las Cinco Villas, la más próxima al polígono, está muy por encima de la media de incidencia de cáncer, según datos oficiales.

Un rosario de accidentes

La treintena de accidentes ocurridos y su gravedad –aviones estrellados, bombas perdidas y explosiones fuera del área de entrenamiento– da muestra de la tremenda peligrosidad del polígono de tiro. Y eso que muchos siniestros no se conocen a causa del secretismo militar. Aunque no ha habido que lamentar muertos civiles, el listado de los principales accidentes conocidos desde 1968 deja claro el enorme riesgo que corren las poblaciones del entorno:

1968, un F-104 se estrella en las cercanías de Funes, Navarra.

1969, un F-100 cae en el término municipal de Borja, Zaragoza; muere un aviador al estrellarse otro F-100 en el polígono.

1970, un F-100 choca contra el Moncayo, falleciendo el piloto; los dos pilotos de un Phantom F-4 mueren al caer cerca de Sádaba, Zaragoza.

1972, dos Phantom se estrellan en El Buste, cayendo trozos del avión en el pueblo; dos pilotos mueren al chocar un Phantom en el monte Yerga.

1973, un Phantom F-4 se estrella en el polígono de tiro y su piloto muere; cae una cola de proyectil cerca del Murillo del Fruto, Navarra.

1977, un Supersaeta cae en Las Bardenas y muere su piloto; un F-4 norteamericano, procedente Rota, se estrella en el campo de tiro; otro Supersaeta cae en el polígono y muere su ocupante.

1979, una bomba de un Phantom F-4 cae sobre un camping de La Sotonera, Huesca.

1979, un Mirage III se estrella cerca de Arguedas, Navarra.

1980, una bomba cae en Valtierra, a 3 km de distancia del polígono; un F-4 se estrella en el Moncayo, mueren sus dos pilotos; cae un Phantom en Cáseda, Navarra, muere un piloto.

1981, se estrella un Phantom en Agoncillo, mueren sus dos pilotos.

1982, un helicóptero colisiona con la ermita del Yugo; un F-5 se estrella en Cascante, Navarra, muere su ocupante.

1987, un Phantom se incendia en el aire, cae en Cáseda, Navarra, y mueren sus ocupantes; se recogen 3 bombas en Peralta, Navarra.

1988, 4 depósitos de combustible se desprenden de un F-16 y caen a 1.000 m de Cortes, Navarra.

1989, dos aviones caen en La Cruceta y en Ejea de los Caballeros, Zaragoza, respectivamente; un F-18 se estrella en El Plano de Bardenas, muere su piloto.

1994, un F-18 cae cerca de Piskerra, Bardenas.

2000, dos F-18 colisionan en el aire, cayendo a menos de 2 km de Ejea de los Caballeros.