Ecologistas en Acción lamentamos la influencia de la falta de coordinación entre el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) y la Junta de Andalucía, así como los posibles recortes en la inversión en conservación hayan podido tener en la dimisión de la bióloga Astrid Vargas al frente del Programa de Cría en Cautividad del lince ibérico, donde su marcha consideramos una gran pérdida.

Ecologistas en Acción de Andalucía muestra su pesar por la marcha de Vargas, una gran profesional con experiencia y conocimientos, capaz de sacar adelante el programa de cría en cautividad del lince con éxito y la incidencia que las crisis que la investigadora había mantenido con MARM en los últimos tiempos y los disputas internas entre Administraciones han podido tener en su decisión.

Con su dimisión, el programa de cría en cautividad pierde a una de las mejores directoras de orquesta que pueda tener, haciendo hincapié en que Vargas tomó las riendas de un proyecto que hasta entonces se había intentado desarrollar sin éxito y consiguió, con la colaboración de su equipo, montar una auténtica fábrica de linces.

Consideramos las dificultades que han surgido durante el desarrollo del plan de cría, como la incidencia de la Enfermedad Crónica Renal (ERC) que afecta a casi la mitad de los ejemplares en cautiverio o la muerte de algunos ejemplares por diferentes causas, lógicas en una especie en estado crítico y sobre la que se tiene poco conocimiento científico.

Desde nuestra organización criticamos los recortes que se pueden producir en la inversión de los programas de conservación como consecuencia de la crisis, lamentando que la sociedad piense que se está despilfarrando dinero en la recuperación del lince ibérico, cuando en realidad se gasta muy poco.

Hay quien ve excesivos los 26 millones de euros que tiene como presupuesto el II Programa Life Lince, pero mucho más se gasta la Administración en medidas anticonservación. Podemos poner como ejemplo que estos 26 millones de euros equivalen a la construcción de cinco kilómetros de autovía.

Además, llamamos la atención sobre el hecho de que la especie aún no ha salido del pozo, algo que no se conseguirá mientras no se recuperen sus poblaciones en estado salvaje. La cría en cautividad es un seguro de vida, pero si a ello no se une la recuperación de las poblaciones en estado salvaje, será un fracaso estrepitoso.

A modo de conclusión, no podemos bajar la guardia. Necesitamos que sigan llegando fondos suficientes para continuar tanto para sostener la cría en cautividad como para el resto de las actuaciones.