Reflexiones de un sociólogo, un urbanista y un político sobre la cultura depredadora del urbanismo especulativo en el ámbito de lo municipal

Los últimos escándalos urbanísticos han puesto en el primer plano de la opinión pública la desmesura de un modelo de crecimiento que ha puesto en jaque el medio natural y que ha creado un paradigma de desarrollo basado en la destrucción. A la labor que Ecologistas en Acción lleva desarrollando desde hace años de manera activa y comprometida, se están sumando cada vez más voces que reclaman desde ámbitos diferentes el fin de un modo cultural que prima la ganancia rápida por encima de cualquier otro valor.

José Vicente Barcia

“No podemos decir que lo de Marbella se haya generalizado, pero parece evidente que la corrupción urbanística se ha instalado en una parte importante del municipalismo español”. Así de contundente se manifestó el sociólogo Julio Alguacil, autor de diferentes investigaciones sobre participación y sostenibilidad urbana.

Pacto Local

Abundando sobre las causas de esta cultura urbanística, Alguacil señala que “está pendiente el Pacto Local o lo que algunos han denominado Segunda Transición, en el sentido de que las Administraciones Autonómicas transfieran competencias y sobre todo financiación a los Ayuntamientos”. El sociólogo concluye además, que mientras este Pacto Local no se produzca, habrá muchos que cedan a la tentación especulativa.

“No sólo debemos fijarnos en los grandes ejemplos de corrupción urbanística. Si se investigaran las actividades económicas de numerosos ediles de pueblos más pequeños, quedaría al descubierto su vinculación con empresas constructoras o con dueños del suelo”. El sociólogo señala que el problema se agrava por el papel de motor económico que desempeña la potente industria urbanística.

“Se debe solucionar la financiación municipal, por eso es urgente encarar el Pacto Local, ya que los atentados contra la sostenibilidad están desgarrando la realidad del territorio”. Preguntado por los efectos sociales del actual modelo urbanístico, Alguacil habla de una cultura de valores en la que todos nos convertimos en especuladores ya que se plantea la adquisición de una vivienda como referente de negocio.

Sin cambios en la ley

Por otra parte, el Primer Teniente de Alcalde del madrileño San Fernando de Henares, Julio Setién, mantiene que “la falta de financiación es una causa que muchos utilizan como coartada para especular y destruir. Esa falta de financiación en modo alguno justifica la corrupción urbanística”. Setién apunta la presión que debe soportar un municipio que, como el suyo, quiere crecer en la mejora de los servicios y de la calidad de vida, sin caer en la especulación y en la destrucción del medio ambiente.

A juicio de Setién “la especulación urbanística ha generado un modelo de poder y valores, motivo por el que las presiones para un desarrollismo sin límite se producen por los grandes poderes, pero también por una parte de la sociedad que demanda ese crecimiento”. Julio Setién, miembro de la corriente ecosocialista de Izquierda Unida, manifiesta sin tapujos que es un escándalo que tras dos años del cambio de Gobierno, aún no se haya tocado La Ley del Suelo que impuso el PP.

Crecimiento limitado en las ciudades

Por su parte, el urbanista Agustín Hernández, afirma que “el modelo de crecimiento urbano esta imbuido de un espíritu de infinitud propio del capitalismo más salvaje, menos racional, que fantasea con la posibilidad de erigir desarrollos inabarcables e interminables”. Hernández sostiene que la ciudad debe tener un crecimiento limitado y una adecuación interna constante que la haga más habitable.

“No existe en España un problema de vivienda, lo que existe es un problema de especulación que hace que la vivienda sea tratada como elemento mercantil y no como derecho”. Sobre el caso de Marbella, el urbanista considera que es el exponente más zafio de un cúmulo de corrupciones y corruptelas, que en el ámbito social puede leerse como un síndrome que nos transforma a todos en especuladores potenciales.

“La ciudad, vista desde la perspectiva de este modelo urbanístico, es como un Forum Filatélico en el que los pisos se meten en sobres pensando que así valdrán más”. Subvertir los valores que hacen de las personas especuladores es, a juicio de Hernández, una de las metas que se deben considerar para cambiar de modelo y terminar con una cultura de la depredación que ha provocado daños ambientales que difícilmente se van a poder recuperar.