Esta 4ª mesa, convocada para el 23 de Septiembre, está dedicada a explicar las medidas compensatorias referidas a la segunda autovía que la administración autonómica está empecinada en construir entre Huelva y Punta Umbría. Esta infraestructura megalómana e innecesaria alterará de manera irreversible los valores naturales de un espacio de importancia internacional por donde atravesará, el Paraje Natural Marismas del Odiel, actualmente catalogado con toda serie de figuras de protección nacional e internacional.

Cualquier medida compensatoria que se proponga, por muy espectacular que se anuncie en su cuantía económica o en su carga publicitaria, no deja de ser una burda estafa. Resulta bochornoso que sistemáticamente se emplee el juego de las compensaciones para contrarrestar graves agresiones contra la naturaleza e intentar acallar posibles voces críticas con contrapartidas económicas cuyo fin es el lavado de cara de los promotores. Entendemos que el Paraje Natural Marismas del Odiel no puede ser moneda de cambio para los tejemanejes de nuestros políticos locales y autonómicos, dispuestos a fomentar el crecimiento urbanístico en la costa a cualquier precio, en este caso dañando un enclave con una de las figuras de protección de más prestigio a nivel internacional, una Reserva de la Biosfera.

Por otra parte, consideramos necesario denunciar la escasa o casi nula voluntad de fomentar de recoger y proyectar el debate habido en las tres reuniones de las mesas deliberativas que se han desarrollado en los últimos meses . Mediante argumentos flojos y vagos, o directamente sin argumentos, se ha intentado justificar desde la administración una obra injustificable, que responde solamente a intereses puramente de crecimiento urbanístico. Estas justificaciones de los responsables de las diferentes administraciones sí aparecen reflejadas en los resúmenes de las distintas reuniones, pero por el contrario, aunque distintas organizaciones ciudadanas hemos intentado argumentar y justificar nuestra oposición a este proyecto inaudito en un país civilizado, vemos que desgraciadamente nuestras opiniones en contra aparecen sólo de forma marginal, procurando así restar importancia a cualquier voz discrepante con los organizadores.