Logo no térmicas colorLos partidos políticos aragoneses con representación parlamentaria manifiestan públicamente su compromiso en la lucha contra el calentamiento global del clima pero sin embargo presentan graves contradicciones a la hora de la verdad. El carbón, además de innecesario, es la fuente energética más ineficiente y contaminante que hay y por ello la acérrima defensa de este combustible que han hecho los partidos políticos ante la Unión Europea ha mostrado públicamente la hipocresía de estos frente al problema del cambio climático y deja sin sentido la política de desarrollo de las energías renovables.

La grave crisis que atraviesa el sector del carbón en España y la perspectiva de un cese, impuesto por la Unión Europea, en las ayudas públicas que sostienen a la moribunda industria del carbón, ha movilizado a los principales sindicatos y partidos políticos, tanto de Aragón como de otras comunidades autónomas que cuentan con explotaciones mineras.

Sin embargo la defensa del carbón, además de antieconómica, es incompatible con una política comprometida de verdad con el medio ambiente. Independientemente de las disputas políticas entre los que buscan la liberalización total del mercado el carbón, que favorecería la importación de carbón extracomunitario, y los que defienden las ayudas públicas al carbón autóctono, de peor calidad y mayores costos, lo cierto es que hay una necesidad objetiva de eliminar el carbón como fuente energética, sea cual sea su origen.

Las explotaciones mineras afectan seriamente a su entorno y la quema del carbón en las centrales térmicas supone la emisión de grandes cantidades de contaminantes y de dióxido de carbono (CO2), gas que es el principal causante del cambio climático. El cumplimiento del tratado de Kioto contra el cambio climático requiere, tras muchos años de aumento, una reducción seria de las emisiones de CO2 y para ello se supone que se han desarrollado en los últimos años otros medios menos contaminantes para producir electricidad. Así cabe preguntar públicamente para qué quiere la sociedad las energías renovables (hidráulica, eólica, solar, etc.). Hasta el más elemental libro escolar indica que las energías renovables deben servir para sustituir a las energías fósiles (carbón, gas, fuel-oil, etc.), y deben hacerlo para reducir nuestra dependencia energética del exterior, para reducir la contaminación atmosférica y, sobre todo, para reducir las emisiones de CO2 y combatir así una de las mayores amenazas ambientales que tenemos hoy en día, que es el calentamiento global del clima. Por ello los intentos desesperados de los partidos y sindicatos mayoritarios para apuntalar con dinero público el sector del carbón no tiene sentido salvo que se entienda que no defienden el interés general o que, a pesar de la imagen que quieren dar, no comprenden en absoluto los desafíos ambientales de nuestro tiempo.

En el 2007, año anterior a la crisis, solo el carbón supuso el 18´5% de las emisiones de CO2 en España y casi el 32% en Aragón. Las centrales térmicas españolas que queman carbón, sea éste nacional o importado, deben de cesar en su actividad por ineficientes y por contaminantes. Por eso el intento de mantener el carbón como fuente energética lleva implícito el incumplimiento práctico del tratado de Kioto, en cuanto a las emisiones reales de CO2 del estado español, y hará casi imposible cualquier compromiso posterior que vaya más allá del citado tratado, un tratado ya por sí bastante modesto en sus objetivos.

El sistema eléctrico español está, como reconocen públicamente altos cargos del gobierno español, sobredimensionado, y se podría prescindir del carbón de modo inmediato sin que se resintiera lo más mínimo el suministro eléctrico. El carbón ni es reserva estratégica ni es garantía de suministro, como pretenden sus defensores, en un país que exporta electricidad y en la que incluso con la potencia ordinaria instalada, que no incluye la eólica, se pueden abastecer sobradamente las demandas máximas de energía eléctrica. Lo que realmente da garantías, da empleo con futuro y es estratégico es el desarrollo de las energías renovables y de políticas que busquen la eficiencia y el ahorro energético.

Ecologistas en Acción considera que el uso del carbón debe finalizar lo más pronto posible si se quiere mantener un mínimo de coherencia con las políticas ambientales más elementales y por ello solicita a los partidos y sindicatos mayoritarios que reconsideren su política en el sector de la energía, que se centren en la urgente e inevitable reconversión industrial y, sobre todo, que se tomen en serio la defensa del medio ambiente, en especial en lo que se refiere a la lucha contra el cambio climático, un asunto que nos incumbe realmente a todos.

ANEXO
ALGUNOS DATOS RELATIVOS AL CARBÓN…
En Aragón la central térmica de Andorra es la principal consumidora de carbón. En el 2007, con sus 6.790.000 toneladas de CO2 emitidos a la atmósfera, fue ella sola la responsable del 30% de las emisiones aragonesas. En promedio emite 957 kg de CO2 por megavatio-hora producido, 2'7 veces más que la media de las centrales térmicas de ciclo combinado españolas, a gas.
Cuando se dice que el carbón es una fuente de energía autóctona se omite el evidente hecho de que la energía hidráulica, la eólica y la solar también lo son.
Las declaraciones públicas efectuadas el pasado día 21 de septiembre por el consejero aragonés de medio ambiente, Sr. D. Alfredo Boné, en las que afirmaba que el 78% de la energía producida en Aragón era de origen renovable, son manifiestamente falsas. Según los informes de Red Eléctrica Española en el 2009 la energía renovable producida en Aragón fue del 36´5%.
En España sobra potencia eléctrica instalada. El máximo histórico de demanda eléctrica fue el 17 de diciembre de 2007, a los 20h, con 44.786 MW, mientras que la potencia eléctrica instalada en el 2009 fue de 66.785 MW en régimen ordinario y de 31.717 MW en régimen especial, régimen que incluye, entre otras, la energía eólica y la solar. En total 98.502 MW instalados y sin contar con nuevos proyectos que están en marcha. Prescindir de los 11.869 MW de las térmicas de carbón es perfectamente asumible, incluso en días sin viento y sin sol.