Las organizaciones y personas firmantes nos oponemos al decreto estatal que favorece la quema de carbón español en las centrales térmicas, pero no porque ello perjudique a las centrales de Meirama (GAS NATURAL FENOSA) y As Pontes (ENDESA), que usan sólo carbón importado desde 2008. Lo rechazamos porque el carbón es el combustible fósil más contaminante, el primero que habría que sustituir. Por ello no queremos en ningún lugar centrales térmicas que generen electricidad sucia a partir de carbón. En Galicia tampoco. He aquí diez buenas razones para cerrar cuanto antes las centrales térmicas de carbón de As Pontes y de Meirama:

1. Son enormes fábricas de cambio climático. Con mucha diferencia, son las centrales eléctricas más intensivas en emisiones de dióxido de carbono (CO2), el principal gas causante del cambio climático, el problema socioambiental global más preocupante, del que Galicia tampoco se libra. Durante 2009 emitieron 0,9 toneladas de CO2 por MWh de electricidad generado, dos veces y media más que las centrales de ciclo combinado. El uso exclusivo de carbón de importación a partir de 2008, una vez agotadas las minas de lignito de As Pontes y Meirama, ha disminuído las emisiones directas un 13%, pero ha incrementado las indirectas debidas al transporte del carbón.

2. Incrementan la deuda de carbono. Una deuda ignorada y no reconocida, que contraemos con los países empobrecidos por nuestro exceso de emisiones de CO2 y otros gases causantes de la crisis climática, que amenaza sobre todo a los países más desfavorecidos. Las emisiones anuales por habitante de Galicia (10,6 toneladas en 2008) son insostenibles y muy superiores a las emisiones medias mundiales. Durante 2008, último año para el cual hay datos oficiales, casi el 25 % de las emisiones gallegas procedieron de la generación de electricidad con carbón, que fue la mayor fuente de todas.

3. La minería de carbón puede ser muy destructiva. La extracción de lignito en las minas de As Pontes y Meirama ha provocado un impacto brutal. Ahora estamos externalizando esa destrucción, trasladándola a países como Indonesia, uno de los estados del mundo más ricos en diversidad biológica.

4. Elevan la huella ecológica. Como el resto de los países llamados desarrollados, Galicia consume recursos naturales y genera residuos muy por encima de lo que le correspondería por su población, ayudando a exceder la biocapacidad renovable del planeta. A ello contribuyen de manera muy destacada las emisiones de CO2 de las centrales térmicas de carbón, parte de cuya producción se exporta al resto de la Península Ibérica, con lo cual estamos “importando” emisiones de CO2 y otros impactos asociados al consumo eléctrico fuera de Galicia.

5. Deterioran la calidad del aire. A pesar de la disminución de las emisiones atmosféricas como resultado del uso de carbón de importación menos contaminante, no debemos perder de vista que las centrales térmicas de carbón siguen siendo las principales fuentes en Galicia para varios contaminantes diferentes del CO2 con efectos a escala local. Durante 2009 se superaron valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para concentraciones en el aire de dos de los principales contaminantes en las áreas de influencia de estas centrales: ozono troposférico (As Pontes) y partículas (Meirama).

6. La descarga y el transporte del carbón degradan el ambiente. Minimizar la exposición de la población a las molestias asociadas a la descarga del carbón para las térmicas fue uno de los principales motivos invocados para la construcción de los impactantes y costosísimos puertos exteriores de Ferrol y A Coruña (separados apenas 17 km). La descarga del carbón en puerto, y su transporte hasta las centrales (en camiones, en el caso de As Pontes) genera contaminación atmosférica y acústica. A pesar de la construcción de la «Medusa» en el puerto de A Coruña para minimizar el impacto en el aire de las descargas de carbón, en el barrio próximo de Os Castros se superó durante 2009 el valor medio anual de presencia de partículas en el aire recomendado por la OMS.

7. Acentúan la dependencia energética externa. Galicia depende muchísimo de la importación de materias primas energéticas (más del 99% de estas son combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas natural). Esta dependencia energética externa se ha acentuado todavía más desde que las térmicas usan sólo carbón de importación, pasando del 77,3% de la energía primaria en 2007 al 86,2% en 2008.

8. Son muy ineficientes. Las centrales térmicas de carbón, responsables de un 15% del consumo de energía primaria en 2008, presentan un rendimiento de tan sólo el 37% en la transformación de la energía primaria del carbón en electricidad. Es decir, consumen en forma de carbón cerca de tres veces más energía de la que obtienen en forma de electricidad. Sustituir totalmente la electricidad del carbón por electricidad renovable, o incluso por la procedente de ciclos combinados a gas natural (con un rendimiento del 50%), supondría un importante ahorro de energía primaria.

9. Son innecesarias para atender el consumo eléctrico gallego. Los cambios operados en el «mix eléctrico» gallego durante los últimos años (crecimiento de la eólica, ciclos combinados) hizo que durante 2009 la electricidad generada por las térmicas de carbón (7.433 GWh) fuese sólo un poco superior a la exportada a Portugal y al resto del Estado español (6.760 GWh). Para satisfacer sólo el consumo eléctrico gallego, hoy estaríamos en condiciones de prescindir a corto plazo de las térmicas de carbón.

10. Es mejor un modelo energético sin carbón. Si no se parte de visiones condicionadas por intereses particulares y a corto plazo, estamos convencidos de que la opción energética más ventajosa desde el punto de vista social y ambiental es decrecer el consumo de energía y expandir las renovables de manera respetuosa con el territorio, de forma que podamos prescindir cuanto antes de los combustibles fósiles, empezando por el más sucio, el carbón. Cuanto mayor sea la participación del carbón, más sucia y más ineficiente será la producción de electricidad.

Si aspiramos realmente a una Galicia sostenible y solidaria, no se puede defender cualquier actividad económica y el empleo por el empleo, independientemente de las consecuencias socioambientales a escala gallega y global y a corto y a largo plazo. Por supuesto, es necesario considerar los costes sociales que conllevaría el cierre definitivo de las térmicas de carbón y enfrentarlos eficazmente a través de medidas de protección social, de formación y de generación de alternativas sostenibles de empleo. Estamos seguros de que una transición -justa para los trabajadores y trabajadoras y para las comarcas afectadas negativamente- hacia un modelo energético sostenible, basado en el ahorro y las renovables, supondría grandes beneficios para el conjunto de la sociedad, también en el campo del empleo. Los intereses de dos multinacionales energéticas, o unos cientos de empleos, no deberían ser un impedimento para cerrar las industrias gallegas más insostenibles.

Ecoloxistas en Acción, Federación Ecoloxista Galega, Greenpeace, Sociedade Galega de Historia Natural y Verdegaia.