En mayo, Israel es invitado a participar como miembro de pleno derecho de la OECD (Organización para la Cooperación Económica y el desarrollo). Unos días más tarde se produce el ataque por parte del ejército Israelí a la Flotilla de activistas en defensa de los Derechos Humanos cuando intentaban romper el bloqueo al que se encuentra sometida Gaza. Diferentes relatores especiales de Naciones Unidas sobre la situación de Gaza han afirmado que el bloqueo es la causa directa de la vulneración de los Derechos Humanos de la población Palestina de Gaza. En el ataque murieron 9 activistas.

Estos dos hechos no están directamente conectados, pero el primero refleja la política de “la zanahoria” de las principales potencias occidentales (casualmente miembros de la OECD) a Israel por su papel en Oriente Próximo, y el segundo, la respuesta de Israel ante la visión de la zanahoria.

Seis meses después, del 20 al 22 de Octubre, la OECD organiza su encuentro bianual sobre turismo y una mesa redonda de alto nivel sobre “Turismo verde” en Jerusalén. La misma ciudad que Israel terminó de ocupar en el 67, añadiendo a la zona oeste que ya tenía, la este, norte y sur (comúnmente denominada Jerusalén Este) y que luego se anexó en 1980, declarándola oficialmente desde entonces su capital “eterna e indivisible”. Declaración que, por cierto, contraviene varias resoluciones de Naciones Unidas y que no es reconocida internacionalmente, entre otros, por ninguno de los países que forman la OECD. Hace pocos días, el Ministro de Turismo de Israel declaraba que esta reunión era un claro gesto del reconocimiento internacional de Jerusalén como la capital del Estado de Israel y poco después, el ayuntamiento aprobaba la construcción de 238 viviendas para israelíes en Jerusalén Este. La construcción de este tipo de viviendas en Jerusalén Este forma parte de la política de judeización de la ciudad, para mantener la población palestina que se encuentra en ella por debajo del 30% [1]. Hecho que también contraviene la legislación internacional [2]. Desde marzo de este año no se aprobaba la construcción de nuevas viviendas en esta parte de la ciudad. Más estímulo ante la “zanahoria”.

Pero regresemos al turismo y sigamos en Jerusalén sin salirnos de esta política del 30%. Turismo al servicio de la Jerusalén israelí, eterna e indivisible, con palestinos al 30%, servido de varias maneras. Una de ellas, la creación de un complejo turístico en Silwan, un barrio palestino de Jerusalén Este, que el alcalde Barkat denomina “la Pequeña Toscana”. Para la construcción de este parque temático se han expedido 80 órdenes de demolición de casas palestinas, y en las últimas semanas, la represión del movimiento de protesta (en el que están implicadas organizaciones palestinas e israelíes) en respuesta a esta iniciativa se ha cobrado la vida de varios palestinos.

Pero la utilización del turismo como herramienta en la ocupación no termina aquí. La red de Parques Nacionales “Israelíes” en Territorios Ocupados Palestinos (TOP) —destino de varias empresas de multiaventura y reclamo turístico—, contribuye a la distribución de la población palestina en lo que podría denominarse el archipiélago de Cisjordania (ya hace tiempo separado de la isla de Gaza), por su concentración en enclaves con difícil conexión entre unos y otros, al estilo de los bantustanes en la Sudáfrica del Apartheid. Este sentimiento de propiedad de los TOP por parte de Israel, es el mismo que les llevó a declarar la Tumba de los Patriarcas y la Tumba de Raquel, dos lugares santos en los TOP, como Patrimonio Nacional Israelí.

La respuesta a esta política por parte de los estados miembros de la OECD debería seguir las directrices marcadas por la resolución 465 de Naciones Unidas que llama a todos los estados a no prestar ningún tipo de asistencia a Israel que pueda estar relacionada con los asentamientos en Territorios Ocupados Palestinos. Países como Suecia y Turquía ya han anunciado que no participarán en el encuentro de Jerusalén por este motivo, y otros como España y el Reino Unido, tampoco asistirán, aunque aleguen cuestiones técnicas y no políticas. Estos gestos son bienvenidos desde diversas organizaciones palestinas e israelíes que han llamado al boicot del evento en el marco de la campaña de BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel. Desde los Comités de Resistencia Popular se están convocando acciones concretas para llevar a cabo en los días en que tendrá lugar el encuentro.

Notas

[1] Declaraciones de Olmert, anterior Primer Ministro Israelí cuando era Alcalde de Jerusalén, Documental Greenzone http://www.icahd.org/?page_id=96

[2] Resolución 465 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, entre otras.