Ecologistas en Acción denuncia cómo las obras asociadas con la actuación de Madrid-Río modifican de forma irreversible tanto el paisaje como las estructuras y restos históricos de la zona. En una tendencia generalizada en las actuaciones municipales, el granito y el cemento invade las zonas terrizas, para perjuicio del arbolado, de los acuíferos y de nuestros bolsillos.

El desarrollo de las obras de Madrid-Río sigue modificando de forma irreversible muchas de las características que han sido seña de identidad de esta parte de la ciudad. La relación de daños, tanto al patrimonio tangible –restos monumentales, arbolado…– como al más intangible –modificación del paisaje en el entorno del río Manzanares– , junto con efectos como el aumento de la temperatura en verano en ese ámbito debido a la instalación masiva de zonas con cemento y granito, son cuantiosos. Efectivamente, el granito instalado –traído de China–acumulan gran cantidad de energía del sol, generando una “isla de calor” en esa amplia explanada.

En estos días se procede a la eliminación, tapándolo con un costoso cubrimiento, de las zonas terrizas existentes en el Paseo de la Virgen del Puerto. El modelo existente de calzada que combina armónicamente zona terriza –para la vegetación y arbolado en alineación– con las zonas peatonales –cubiertas de cemento o losetas–, viene desapareciendo de forma paulatina en calles y bulevares de Madrid: Paseo de la Castellana y de Reina Victoria, son los casos más sonados y conocidos, entre muchos otros.

Las zonas terrizas se han convertido en un sujeto de “búsqueda y captura” por parte de los gestores municipales para cubrirlas de granito y cemento. El hecho no es exclusivo de Madrid, puesto que un simple recorrido por muchos cascos urbanos de los municipios de la Comunidad permite confirmar esta realidad.

El principal efecto de esta actuación en la que la tierra de las zonas terrizas es cubierta de forma definitiva, es que impide que el terreno cumpla su función de absorber y reducir la intensidad de los rayos solares así como permitir la infiltración del agua de lluvia para llevarla a las capas freáticas, de modo que sirva tanto de recarga de los depósitos de aguas subterráneas como para permitir el aporte hídrico a la vegetación próxima.

Ecologistas en Acción llama la atención sobre estas desconsideradas actuaciones de obra pública que desvirtúan y borran la historia de nuestro patrimonio histórico a la vez que deterioran la calidad ambiental de las ciudades con caras obras faraónicas.

Ecologistas en Acción sigue cuestionando las actuaciones de ampliación y cobertura de la M-30 que continúan con las obras asociadas a la misma como es la operación Madrid-Río, que acumula una larga relación de agresiones al patrimonio en ese ámbito que comienza en Marqués de Monistrol y continúa hasta Legazpi, siguiendo el curso del mismo río Manzanares.