El pasado año murieron en el mundo dos millones de trabajadores durante la realización de su trabajo. En España cuatro personas perecieron por accidentes de trabajo cada día durante el pasado año. Como grupo de ecología social anteponemos las necesidades del ser humano a cualquier otra reivindicación, por ello no podemos mirar hacia otro lado cuando este ser humano es tan despreciado cuando ejerce de trabajador.
Los que sobreviven al trabajo se enfrentan en el día a día a jornadas laborales desconocidas hasta hace poco tiempo en nuestro país. La precariedad laboral campa a sus anchas: más del 90% de los contratos celebrados en España son temporales, la temporalidad alcanza casi al 40 % de los trabajadores. Los poderes empresariales para la modificación de las condiciones de trabajo, movilidad funcional, geográfica, etc., se han convertido en omnímodos. El trabajador ya no es dueño de su tiempo libre. Según una reciente encuesta, España es uno de los dos países que peor calidad de vida poseen de toda la Unión Europea. Una de las razones de esa situación, mantiene las conclusiones del estudio, se encuentra en los escasos espacios libres que el trabajo deja en nuestro país.
Junto a los contratados se encuentra otra especie de hombre-trabajador: los invisibles. Trabajadores extranjeros o no se mantienen en la sombra enriqueciendo a empresarios sin escrúpulos. En nuestra ciudad hemos de mencionar el caso de la platería donde trabajan cientos de jóvenes inexistentes para el Derecho del Trabajo.
Las Administraciones Públicas colaboran con la precariedad. Subcontratan sus servicios y obras sin consideración a las condiciones de trabajo de las empresas contratadas. En su interior pulula todo tipo de subempleo: becarios, colaboradores sociales, pseudovoluntarios, etc.
Por todo ello, Ecologistas en Acción considera imprescidible que el primero de mayo recobre su carácter reivindicativo. Asimismo, entiende que el mundo del trabajo debe dejar de estar postergado en los medios de comunicación y en la conversación de la vida de los propios trabajadores. El trabajo no es problema particular sino social, el precario es una más de las consecuencias del injusto modelo económico y social en que vivimos. Sólo enfrentándose a ese modelo podremos conseguir un mundo que respete al Hombre y al medio ambiente.