Gobierno, CCOO, UGT y CEOE incluyen en su acuerdo, como peligrosa moneda de cambio, los temas energéticos sin considerar la opinión de las organizaciones ecologistas. Ecologistas en Acción califica de malos los acuerdos que hoy se presentan.

El Gobierno, CCOO, UGT y la CEOE rubrican hoy un acuerdo que abarca a varios campos. Entre ellos destaca todo lo concerniente a la reforma de las pensiones. Este acuerdo ha sido calificado como un importante e injustificado retroceso de los derechos sociales por Ecologistas en Acción, como ya hizo público la organización.

Sin embargo este no es el único contenido de la negociación. Otro punto que aparece es el de los asuntos energéticos. Para Ecologistas en Acción es sorprendente y preocupante que, en una negociación sobre pensiones y reforma laboral, sobre recorte de derechos, se introduzcan los asuntos energéticos. Estos temas son de una gran complejidad e importancia y no pueden ser moneda de cambio.

En las últimas semanas han saltado a los medios de comunicación los intentos de alargar la vida de las centrales nucleares o consensuar el emplazamiento del ATC. A juicio de la organización ecologista es un tremendo error que se intente consensuar un recorte en las prestaciones de jubilación, a cambio de hipotecar más nuestro futuro permitiendo la generación de residuos radiactivos por más tiempo. Ambos son temas muy graves que deben tratarse de forma separada.

En todo caso, este no es el único problema de la inclusión de los temas energéticos en la negociación, también lo es la ausencia de las organizaciones y las visiones ecologistas. Los temas energéticos están íntimamente ligados a los límites del planeta en que habitamos. Un ejemplo palmario es el pico del petróleo, que probablemente estamos atravesando ya, lo que implicará que el precio de esta materia prima clave se dispare. Otro es el cambio climático, producido fundamentalmente por la quema de combustibles fósiles y el derroche energético imperante en nuestro sistema económico.

Además, Ecologistas en Acción recuerda que el movimiento ecologista tiene propuestas de generación energética maduras, técnicamente solventes y que abordan los tremendos problemas sociales y ambientales a los que nos enfrentamos. Tal es el caso de la propuesta de generación eléctrica presentada la semana pasada por Ecologistas en Acción.

El movimiento ecologista no es el único que tiene que opinar en algo tan importante como nuestra forma de generación energética, pero es indudable que es un actor clave que tiene la mirada sobre el principal problema al que se enfrenta actualmente la humanidad: estar alcanzando los límites de los recursos y sumideros (basureros) del planeta. Un problema que tiene unos impactos socioeconomómicos brutales.

Por último y más importante, el acuerdo al que llegan Gobierno, CCOO, UGT y CEOE en materia energética es malo, pues toma como marco de referencia la propuesta de mix para 2020 de la Subcomisión del Congreso. Esta propuesta es muy poco ambiciosa en cuanto a los objetivos de renovables, sigue abusando de los combustibles fósiles y las nucleares y, además, contempla una ausencia de objetivos de reducción del consumo energético.

Ecologistas en Acción ha demostrado que es posible reducir el consumo eléctrico (26%), de energía primaria (42,2%) y final (34,5%), en 2020 con respecto a 2009, con una buena calidad de vida ciudadana. Con esta reducción, las emisiones globales alcanzarían una disminución del 45%, y las del sector eléctrico un 73% respecto a 1990. La apuesta por las renovables haría que suministrasen el 72% de la electricidad en 2020. Ante esto, los objetivos que se marca el pacto, de un 20% de energía final renovable en 2020, son conservadores e insuficientes.

Todo ello en un contexto de recorte del apoyo a la energía solar y una continuación de la subvención al carbón.

Este acuerdo además adolece de iniciativas claras para reducir la movilidad motorizada y la apuesta decidida por una movilidad sostenible.

Por último, el texto da el apoyo a las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, que no solo no suponen una lucha real contra el cambio climático, sino que además son un importante desvío de fondos que son fundamentales para la imprescindible reconversión de nuestra economía hacia formatos bajos en carbono, como indican varios informes.