Ecologistas en Acción muestra su estupor ante las declaraciones de ayer del alcalde de Madrid, cuando se plantea 2016 como plazo para cumplir la legislación de calidad del aire. A pesar de que ha tenido dos legislaturas completas para garantizar que los madrileños respiramos aire limpio, ahora quiere seguir retrasando ese derecho. De sus declaraciones se deduce otro corolario: la economía antes que la salud, algo que, por cierto, contradice a numerosos estudios, que demuestran que luchar contra la contaminación es más rentable que tolerarla.

Según recogen varios medios de comunicación, Alberto Ruiz-Gallardón afirmó ayer que “No hay ninguna duda, estoy convencido que antes de esos cinco años, que es el plazo que nos marca Bruselas a las autoridades, lo vamos a cumplir –la legislación de calidad del aire en cuanto al dióxido de nitrógeno-”. A este respecto, Ecologistas en Acción quiere aclararle:
- No es cierto que Bruselas le dé esa prórroga al Ayuntamiento. De hecho, lo más probable –y lo más deseable para los pulmones de los madrileños– es que no sea así, puesto que la Comisión Europea sólo concede estas prórrogas a aquellas regiones que han hecho todo lo posible por reducir la contaminación, algo que a todas luces no ha ocurrido en Madrid.
- Del mismo modo, a lo largo las dos legislaturas de Ruiz-Gallardón al frente del Ayuntamiento de Madrid, el Gobierno municipal ha venido haciendo una interpretación de la ley muy forzada, y que no comparten muchos juristas ni técnicos en la materia: que dado que se nos dio un margen de tolerancia para cumplir de forma progresiva con los límites de protección a la salud para el dióxido de nitrógeno, estos límites sólo eran obligatorios en 2010, aunque la ley dice claramente que también lo eran los años previos (cuando se debía cumplir el valor de 40 microgramos por metro cúbico más el margen de tolerancia de cada año). En todo caso, la situación en 2010 era la crónica de una superación de los límites legales anunciada, puesto que todos los años anteriores se habían superado. En estas condiciones, pedir una prórroga o decir que en los próximos años se van a tomar medidas efectivas, no es sino una burla a la salud de los madrileños.

La economía (mal entendida), antes que la salud

Es lo que se deduce cuando Gallardón afirma que no puede reducir el flujo de automóviles que llegan de fuera de Madrid porque causaría un perjuicio económico “muy grande”, “un empobrecimiento y una pérdida de competitividad y, por tanto, de empleo”. Esta afirmación da por buenos varios errores.

El primero es que si no hay tantos coches no hay movilidad ni actividad económica. La mayor parte de los desplazamientos en la ciudad de Madrid se hacen en transporte público y andando. Sólo un tercio de los desplazamientos son en automóvil. Muchas ciudades funcionan, y mucho mejor que Madrid, con menos tráfico. Es más, resultan más atractivas para sus habitantes y para los visitantes.

La segunda es suponer que luchar contra la contaminación es caro. Todo lo contrario: lo ruinoso es mantener esta situación, que tiene, por ejemplo, numerosas implicaciones económicas en cuanto a la mayor morbilidad, bajas laborales, etc. de los madrileños. A esta conclusión llegó la Comisión Europea en un “análisis de impacto” que realizó, con el que pretendía calcular el coste de la aplicación de políticas de mejora de la calidad del aire. Incluso en el peor de los escenarios posibles, los beneficios superaban entre 1,4 y 4,5 veces a los costes [1].

En definitiva, para Ecologistas en Acción las políticas posponer y posponer la lucha contra la contaminación no sólo son nefastas para la salud de los madrileños, sino también para nuestra economía.

Notas

[1] Citado en Observatorio de la Sostenibilidad en España, 2007: Calidad del aire en las ciudades, clave de sostenibilidad urbana.