El pasado 19 de enero, la Federación Regional de Caza firmó un convenio con la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León para poner en marcha una campaña “educativa” que enseñe a los niños y las niñas que “la caza es buena”. El convenio se firma cuando la Junta ha reducido a cero el presupuesto para el 2.011 para educación ambiental.

La falta de relevo generacional y el encarecimiento de la actividad cinegética ha mermado en 25.000 el número de licencias de caza. Esto ha servido de argumento para que la Federación Regional de Caza haya buscado el apoyo de la Junta de Castilla y León para financiar con dinero público una actividad privada y altamente perjudicial para la conservación y sostenibilidad de los montes: genera agresiones a la naturaleza (deposición de residuos, alteración del equilibrio ecosistémico, etc.), da lugar a numerosos conflictos sociales y resulta éticamente reprobable pues se desarrolla fundamentalmente con fines económicos o lúdicos.

Por todo ello, ante la noticia de la firma de un convenio de colaboración entre la Federación y la Consejería de Medio Ambiente, en Ecologistas en Acción de Castilla y León se han llevado las manos a la cabeza al constatar que entre los objetivos de este acuerdo está la puesta en marcha de una campaña educativa que tratará de enseñar a los niños y niñas que la “caza es buena”. La campaña pretende fomentar una imagen positiva de la caza frente a «la cultura de Bambi», que, según ellos, defiende la conservación de la naturaleza sin conocer realmente sus valores.

En España, la caza provoca cada año la muerte de 50 millones de animales, utilizando para ello más del 95% del territorio. Envenena el medio ambiente y, en particular a la avifauna, con el vertido de unas 6.000 toneladas de perdigones de plomo. Pone puertas al campo mediante la colocación de cancelas y el levantamiento de miles de kilómetros de vallados cinegéticos. Provoca la desaparición de la fauna silvestre autóctona mediante sueltas incontroladas y, sobre todo, a través del uso todavía muy extendido de venenos, lazos, y cepos para acabar con los depredadores. Da lugar al maltrato animal, no sólo de las víctimas de la caza, sino también de los perros que se emplean en rehalas y cacerías.

“Después de décadas de campañas escolares de educación ambiental para concienciar acerca del respeto a los animales y el cuidado y conservación de la naturaleza, ahora la Junta de Castilla y León permite el envío del mensaje contrario a los niños y las niñas”, se lamentan los ecologistas.

En contraste con una actividad tan agresiva, cada día son más las personas que usan el medio natural de forma pacífica y respetuosa. Diversificándose las actividades ligadas al disfrute de la naturaleza y generando una creciente renta económica en el medio rural. Este es el caso del senderismo, la bicicleta de montaña, las rutas a caballo, el montañismo, el piragüismo, la observación de aves y un largo etcétera.

“La intensificación de la caza y la falta de una regulación y control acorde a los tiempos que vivimos altera, cuando no impide, que se lleven a cabo estas actividades en condiciones de seguridad y tranquilidad”, defienden desde Ecologistas en Acción.

Sangrante es la noticia si tenemos en cuenta que la Junta y para este año ha reducido la partida de educación ambiental a cero.

Queremos hacer un llamamiento a los directores y profesores de los centros educativos de Castilla y León, a los padres, Ampas y consejos escolares para que no participen en esta farsa en la que la zorra, con dinero publico, cuidará las gallinas.