Los árboles hacen las ciudades más soportables y nos aportan múltiples beneficios: reducen los ruidos y el polvo de la contaminación atmosférica, favorecen microclimas que suavizan las temperaturas, sirven de refugio para algunas aves, el verdor de sus copas mejora la estética urbana, etc. Pese a ello, habitualmente, más que del cuidado de los árboles urbanos tendríamos que hablar de maltrato.

Ecologistas en Acción de Guadalajara denuncia la eliminación de arbolado urbano, y hormigonazo del ayuntamiento de Guadalajara. En los últimos años la ciudad esta padeciendo el mayor maltrato forestal de la historia, talando, mutilando y hormigonando amplias zonas verdes, reduciendo la calidad de vida de los ciudadanos.

El actual equipo de gobierno, apoyando las actuaciones del Concejal Luis Sevillano, está convirtiendo a Guadalajara en una de las pocas ciudades de este país, que esta acabando con su patrimonio forestal urbano. Las obras en aceras, bulevares, aparcamientos subterráneos en zonas verdes, parques, rotondas (con césped de PVC), unido a la nefasta política en parques y jardines, con la tala indiscriminada y la poda-mutilización están acabando con miles de especies, algunas de gran longevidad.

Doce aparcamientos subterráneos proyectados sobre zonas verdes, las obras en la calle Toledo, en la avenida del Ejercito (han eliminado todos los arbustos y árboles de la mediana), las peticiones de algunos vecinos, el pino centenario de RENFE, y las propias a iniciativa del ayuntamiento, incluso en algunos parques públicos están convirtiendo a Guadalajara en la capital del hormigón en contra del arbolado urbano.

El mantenimiento y manejo incorrecto de las especies arbóreas es un atentado contra la integridad de un ser vivo. Se puede observar tanto en las calles de la barriada como en los parques y jardines la deficiente poda de nuestras especies. Mas bien podríamos hablar de una simple mutilación de los árboles. Muchas veces la poda no se efectúa de manera adecuada, por lo que lejos de mejorar la condición de las especies se traduce en la muerte de las mismas. Técnicamente, la poda mal hecha significa la muerte del árbol, que llega tras la aparición de malformaciones y el debilitamiento del sistema inmunológico, que los hace más vulnerables a la enfermedad. Esta situación se da en distintas zonas de la ciudad.

Es necesario tener en consideración las múltiples utilidades de los árboles para la vida humana, como oxigenación del ambiente, filtro del polvo y el ruido, además del efecto escénico que ejerce sobre la gente. La solución pasa por realizar una “cirugía” de las ramas de las especies, lo que implica no tocar la rama primaria (tronco) y en lo posible tampoco las secundarias (ramificaciones), sino sólo aquel follaje que aparece como superfluo. Es más, en la medida de lo posible, los árboles no deberían ser podados, porque los organismos vivos se regeneran de forma natural, pero, de vernos obligados a realizar esta práctica, se debería optar por una poda liviana.

Soluciones para la gestión del arbolado urbano

Numerosos expertos, como Luciano Labajos -jardinero y educador ambiental vinculado a Ecologistas en Acción-, señalan que pocas veces existe una planificación real y coordinada sobre las podas de arbolado urbano. La descentralización administrativa y la ausencia de una regulación común hace que las políticas sobre arbolado urbano se gestionen en cada junta municipal o en cada Ayuntamiento, sin que existan criterios técnicos unificados ni, en muchas ocasiones, personal competente y adecuadamente formado.

Lo ideal sería que cada municipio tuviera un Plan, cuyas líneas generales fueran comunes en todo el Estado. Estos Planes deberían incluir:

1) Un inventario de los árboles de calles, plazas, paseos, parques y jardines públicos y privados (para evitar que desaparezcan impunemente).

2) Objetivos a desarrollar: planificación. En la actualidad se están plantando decenas de olivos, especies de crecimiento rápido en aceras con pequeños alcorques, etc…

3) Los medios precisos con los que se cuenta.

4) Trabajos concretos a realizar y modo adecuado de ponerlos en práctica.

5) Política municipal de podas encaminada a mantener la salud y el buen estado de los árboles, para su disfrute por los ciudadanos en las mejores condiciones.

Además, sería deseable una normativa homologada y consensuada para los árboles de los pueblos y ciudades del Estado. Así, habría de incluirse la obligatoriedad de que se realicen estudios de impacto ambiental cuando se vayan a realizar obras que afecten al arbolado.