Como cada año, el 22 de septiembre se celebra el Día sin Coches, una iniciativa europea que, en Canarias, normalmente se queda en un acto institucional que pasa sin pena ni gloria, ya que no redunda en acciones decididas de mejora del transporte colectivo y desincentivación del uso del coche. Como la Federación ecologista lleva años denunciando, el uso de la guagua adolece de graves deficiencias que sufren día a día las personas que, por obligación o por voluntad, utilizan este sistema de transporte.

Estas deficiencias las sufren las personas usuarias de las guaguas desde el momento de acceder a las paradas, en muchas ocasiones carentes de marquesinas o dotadas de insuficiente iluminación, habitáculos inadecuados, sin dispositivos de aviso de llegada, ni de información sobre líneas, rutas y frecuencias. A la hora de acceder al servicio, encontramos una cada vez más reducida frecuencia de paso de los vehículos, el recorte de líneas, la ausencia de carriles bus que agilicen el trayecto, y la ausencia de servicios nocturnos. Si además, tenemos en cuenta las dificultades añadidas que se encuentran los colectivos de personas discapacitadas (ausencia de dispositivos sonoros, dificultades de acceso a los vehículos, carencia alarmante de vehículos adaptados, etc.), ya la situación se vuelve vergonzosa.

Para colmo, la actuación más relevante llevada a cabo por el Cabildo de Tenerife durante el 2011 a este respecto, fue la subida de tarifas que impuso durante el mes de agosto, y que convirtió el billete tinerfeño en uno de los más caros del Estado español.

Y sin embargo, Ben Magec-Ecologistas en Acción pone en relieve la urgencia de tomar medidas para reducir cuanto antes el uso del transporte privado, dado que Canarias se sigue situando a la cabeza en número de vehículos por habitante, lo que repercute tanto en las elevadas tasas de emisión de Gases de Efecto Invernadero y otros gases altamente contaminantes y perjudiciales para la salud humana y el medio ambiente, como en la construcción de cada vez más carreteras, y en la consolidación de un modelo urbano disperso y muy perjudicial para el territorio y la conservación de nuestros maltrechos recursos naturales (biodiversidad, paisaje, patrimonio paleontológico, arqueológico, etnográfico e histórico).

Por todo ello, la Federación ha entregado, en el día de hoy, una flor con una tarjeta a las muchas de las personas que han utilizado la guagua.

El mensaje de la tarjeta expresa el agradecimiento colectivo a quienes deciden (o a veces, deben) transportarse en sistemas colectivos, a pesar de que ello, muchas veces, les suponga un notable esfuerzo. Es importante entender que su actuación está redundando no sólo en la reducción de los perjuicios presentes de nuestro modelo de vida, sino en la garantía de futuro para el medio ambiente, del cual dependemos los seres humanos, y del cual nuestros descendientes seguirán dependiendo.