Cuando Ecologistas en Acción entregó ayer la denuncia a la “misión reactiva” sus miembros se sorprendieron con tal información: habían estado reunidos con los responsables municipales y les habían dicho que en materia de tráfico todo iba perfecto.

Ecologistas en Acción denunció ayer ante la “misión reactiva” de UNESCO, en la reunión que ésta mantuvo con colectivos sociales a cuenta de las amenazas que pesan sobre nuestro Patrimonio Mundial, que el Ayuntamiento de Sevilla ha derogado el Plan de Ordenación Viaria del Casco Histórico para la protección de la Zona Monumental, conocido como Plan Centro, lo que está ya teniendo una afección negativa sobre dicho patrimonio.

Los comisionados de la Unesco se sorprendieron mucho ante el dato, porque, según dijeron, ya se habían reunido con los técnicos y responsables municipales y no les habían informado de ello. Es más, cuando se tocó la cuestión de movilidad éstos les habían dicho que todo iba bien; que las medidas que estaban tomando funcionaban correctamente.

Queda confirmado así, por desgracia, que nuestra sospecha y temor eran fundados: el Ayuntamiento no ha cumplido con su obligación de informar a Unesco de una medida, la derogación del Plan Centro, que incide o puede incidir sobre el estado de los bienes Patrimonio Mundial.

Ecologistas en Acción ha realizado esta denuncia porque:

1º. Todo Estado que logra que Unesco le declare algún bien como Patrimonio Mundial se obliga a informar a ésta de cuantos proyectos, planes y actuaciones puedan afectar a la preservación del bien. Y esto previamente a la aprobación de los mismos, para que dicho organismo pueda pronunciarse al respecto con antelación. Una obligación con rango de ley aquí, al así establecerlo la Ley de Patrimonio Histórico Español en su Disposición Adicional Séptima.

2º. Eliminar el Plan Centro ha incrementado el flujo de vehículos por todo el Casco Histórico y sus alrededores; y, claro, por las cercanías de dichos monumentos. Y en sus inmediaciones lo hará aún más, por la reimplantación de la Zona Azul en las calles del muy cercano barrio del Arenal, con el consiguiente incremento en la rotación y circulación de vehículos. Y sus gases son nocivos también para las piedras: la Catedral sabemos que lo ha sufrido de forma notoria. La derogación del plan, pues, tendría que haber sido comunicada a Unesco antes de realizarse.

3º. El historial de la Administración española, en sus tres ámbitos central-regional-local, es nefasto al respecto: en muchos casos, Unesco llega a saber de planes y proyectos con posible afección a bienes declarados Patrimonio Mundial porque entidades ciudadanas se toman el trabajo de informarle, directamente o través de Icomos (el órgano asesor de Unesco sobre patrimonio). En Sevilla concretamente, donde el conjunto Catedral-Archivo de Indias-Alcázar ostenta dicha declaración, tenemos bien presente lo ocurrido con la Torre Cajasol y su posible afección patrimonial: la Unesco supo de ellas gracias a una plataforma ciudadana; y, además, el papel jugado por la Administración española desde entonces ha sido intentar “colarla” como sea. Penoso.

Sabemos que Unesco está preocupada por el impacto negativo de la Torre Cajasol sobre los edificios sevillanos declarados Patrimonio Mundial, como demuestra su “misión reactiva” que estos días nos visita y volvió a manifestarse en su último encuentro anual, en París. Porque allí resolvió pedir, de nuevo, que se paralice su construcción del rascacielos, que se le envíe más información sobre la actuación y, también, que se le informe de cualquier otra actuación que pueda afectar al bien. Así que esta nueva alerta que le llega desde Sevilla, con motivo de la derogación del Plan Centro, suponemos que no va a gustarle. Y que ésta le llegue no por el cauce por donde es obligado, es decir desde las administraciones “responsables”, sino de nuevo por el trabajo altruista de la ciudadanía, aún menos.

El Plan de Ordenación del Casco Histórico para la protección de la Zona Monumental, aunque mejorable, había logrado disminuir de forma apreciable la creciente invasión de automóviles que a diario sufría este sensible espacio hacía ya demasiado tiempo. Una medida que llevaban lustros planteando los especialistas en materia de movilidad e, incluso, planificaciones concretas (desde el Plan Intermodal de Transportes, de 1995 hasta el vigente PGOU de Sevilla, de 2006). Pero el simple anuncio de su prevista derogación y las irresponsables revelaciones municipales de que, en realidad, el plan ya no se estaba haciendo cumplir consiguieron provocar de inmediato un evidente “efecto llamada”, como ya se percibe de manera muy clara por el viario interior y de acceso al Casco Histórico.

Ecologistas en Acción cree que el incremento de la circulación en torno a la zona monumental será otro factor que provocará la, desgraciadamente, cada vez más posible y cercana decisión de Unesco de incluir a Sevilla en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro. Y también por este motivo vuelve a pedirle al Ayuntamiento que reconsidere la derogación del Plan Centro.