Con toda probabilidad el Consejo de Ministros designará Villar de Cañas (Cuenca) para albergar el ATC. De esta forma el Gobierno viene a plegarse definitivamente a los intereses de las eléctricas y la industria nuclear, designando un emplazamiento no nuclear y sin el consenso de los partidos políticos y de la población de Castilla-La Mancha.

Villar de Cañas va a ser, con toda probabilidad, el municipio designado para albergar el Almacén Transitorio de Centralizado (ATC) donde se depositarán todos los residuos de alta actividad de las centrales e instalaciones nucleares españolas. Para Ecologistas en Acción la celeridad con que el nuevo Gobierno va a tomar esta decisión indica una disposición absoluta a resolver los problemas de la industria nuclear y de las eléctricas. El déficit de tarifa, que supera los 20.000 millones de euros, y la pertenencia de altos cargos de las eléctricas al partido en el gobierno son las claves para entender esta decisión y la rapidez con que se ha tomado.

Villar de Cañas es, además, el emplazamiento al que jamás se opuso María Dolores de Cospedal, la número dos del PP, que sin duda no es ajena a esta decisión y que, sin embargo, si manifestó su oposición a la candidatura del municipio de Yebra (Guadalajara).

Este emplazamiento no cuenta con el consenso político requerido puesto que parte del PP, el PSOE y el resto de los partidos políticos se opusieron a la instalación del ATC en Castilla-La Mancha, así como también carece del consenso social. Además, se nuclearizaría una zona no nuclear, lo que implicaría la puesta en marcha de planes de emergencia y la familiarización de la población con esta instalación.

En opinión de Ecologistas en Acción el ATC no implica ninguna ventaja para la zona donde se instale, más bien al contrario supone una hipoteca para su desarrollo futuro. El ATC implica peligrosos transportes de residuos de alta actividad y el riesgo de accidente en la manipulación de los residuos o de sabotaje en la instalación. Además, las enormes inversiones que conlleva su construcción no traerán beneficios a la zona puesto que serán las compañías constructoras y las eléctricas las principales beneficiarias. Además, si en el futuro se construyera una hipotética central nuclear, la zona del ATC sería una de las preferidas para su ubicación, con el fin de disminuir los transportes. Todo ello hace que, lejos de ser una ventaja para la zona, suponga una verdadera ruina.

Ecologistas en Acción sostiene que no se puede abordar el problema de la gestión de los residuos radiactivos sin acometer simultáneamente el debate sobre el futuro de la energía nuclear. Lo más sensato sería proceder al cierre escalonado de las nucleares y, a continuación, abrir un debate sobre la gestión de los residuos de alta con participación de todos los sectores interesados.