Prolongar la vida de la nuclear más allá de 2013 no ayudará a que disminuya el déficit de tarifa eléctrica, como sostiene el ejecutivo en el informe presentado en el Consejo de Ministros del 5 de enero. Ecologistas en Acción exige el cierre inmediato de la central por el estado de deterioro y el riesgo que comporta.

El argumento para prolongar la vida de la central nuclear de Santa María de Garoña, en Burgos, se basa en que ayudará a reducir el déficit de la tarifa eléctrica, pero los beneficios que se obtengan irán a parar a manos de las eléctricas. Mientras estas reclaman a los consumidores un déficit reconocido por el gobierno que ronda los 20.000 millones de euros, cada año obtienen beneficios superiores a las cantidades que reclaman. En el año 2010 el déficit de tarifa fue de 4.864 millones de euros, mientras que los beneficios de Iberdrola, Endesa y Gas Natural Fenosa fueron de 8.200 millones.

Para entender esta situación se debe conocer como funciona el mercado eléctrico, que por una parte retribuye a las empresas de generación de electricidad, y por otra las actividades reguladas: transporte, distribución, comercialización, primas al régimen especial, amortización del déficit, y ciertos costes de la energía nuclear, entre otras. Es esta segunda parte, la de las actividades reguladas, la que constituye los costes de acceso, cuyas tarifas vienen fijadas por el gobierno. Los sucesivos gobiernos, sin embargo, han establecido tarifas demasiado bajas para cubrir estos costes, por lo que se ha ido generando una deuda con las compañías que gestionan actividades como la distribución y el transporte (las grandes eléctricas).

Sin embargo, estas compañías obtienen grandes beneficios por la parte de la generación, gracias a tecnologías como la hidráulica o la nuclear, ya amortizadas y con un coste de operación muy bajo, pues reciben una retribución equivalente a las instalaciones más caras que entran en el sistema, normalmente centrales térmicas de gas o de carbón. Los beneficios de la central nuclear de Santa María de Garoña, 250 millones de euros cada año, no van destinados por lo tanto a cubrir el déficit de tarifa, sino que son beneficios caídos del cielo para Nuclenor, empresa titular de la central, y participada al 50% por Endesa e Iberdrola, ya que la central está operando más allá de su vida prevista desde marzo de 2011.

Además, se traslada a la sociedad el coste futuro de la gestión de los residuos nucleares, activos durante miles de años, y para los que no existe todavía ninguna solución, o los costes que tendría un desastre nuclear como el ocurrido en Fukushima, central gemela a la de Garoña y a la de Cofrentes.

Para Ecologistas en Acción es urgente establecer un calendario de cierre de las centrales nucleares, empezando por las más antiguas y peligrosas, como es la central de Santa María de Garoña, con más de 40 años de antigüedad. Exigimos al gobierno, además, que no ceda ante los chantajes de la industria eléctrica, y que anteponga el interés general por encima del interés económico de quienes obtienen beneficio de poner en riesgo la seguridad y la salud de las generaciones presentes y futuras.