La alteración de la calidad de las aguas, la modificación del régimen de caudal a consecuencia de presas y trasvases, y la amenaza de la biodiversidad por la introducción de especies exóticas son los principales problemas ecológicos de los ríos andaluces. Estas son las conclusiones que se extraen del trabajo de investigación desarrollado en la Universidad de Huelva bajo la dirección del profesor José Prenda, que se presentó en las jornadas de la I Fiesta del Agua en Andalucía, organizadas por la Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua, Ecologistas en Acción, la Fundación Nueva Cultura del Agua y el Área de Medio Ambiente de la Diputación de Málaga.

El encuentro ha reunido en Ronda a más de 300 personas representantes de la administración pública (Consejería de Medio Ambiente, Diputación de Málaga, mancomunidades, ayuntamientos) y, sobre todo, de colectivos ecologistas, agricultores y plataformas vecinales (12 en total) que explicaron sus experiencias de lucha por la conservación de los ecosistemas hídricos amenazados de su entorno.

La movilización es, según los asistentes, “urgente y no exclusiva del movimiento ecologista”. El diagnóstico de la Universidad de Huelva no es halagüeño: de 65 ríos analizados en toda la geografía andaluza, las aguas de 35 (51%) arrojaron valores de contaminación altos, mientras que sólo el 19% reúne requisitos para que sus aguas sean consideradas de calidad (y ningún río analizado obtuvo la calificación de excelente). Las muestras se tomaron en las estaciones de la Red de Evaluación de Calidad que la Consejería de Medio Ambiente gestiona.
Las aguas de peor calidad entre las analizadas corresponden a los ríos Guadalete, Tinto y Odiel (en este caso por la composición geológica del cauce) o Guadaira, mientras que los mejores resultados distinguen al Genil a su paso por Granada y al Guadalquivir aguas abajo de Córdoba.

El profesor Prenda dedicó especial atención a los efectos antiecológicos de los embalses. “Transforman negativamente el hábitat acuático, crean un efecto barrera que altera el caudal del río, bloquean las migraciones de peces, destruyen zonas de reproducción de especies autóctonas mientras que son el principal vivero de especies exóticas, y, lejos de lo que pueda pensarse, no son la solución para las inundaciones, sino todo lo contrario. Las presas han provocado a lo largo de la historia más catástrofes que las inundaciones de ríos cuyo cauce no ha sido alterado”.

MOVILIZACIÓN VECINAL

Sin embargo, los cauces se alteran y las aguas reciben todo tipo de vertidos, según se desprende de las 12 comunicaciones de plataformas ciudadanas en defensa del agua que se escucharon ayer, procedentes de toda Andalucía.

Así, mientras los colectivos de la Costa del Sol (Plataforma Cueveña por el Agua, Plataforma en Defensa del Agua de Coín, Grupo de Trabajo del Valle del Genal, Plataforma contra la presa de Río Verde, Grupo de Trabajo del Hozgaranta (Cádiz)) señalaron la presión urbanística como la principal amenaza para sus cauces y acuíferos, en casos como el del río Guadiamar o el Guadajoz los problemas vienen por el vertido.

Pese a que el diagnóstico es desalentador, el profesor de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla, Leandro del Moral, coordinador de la Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua extrajo conclusiones positivas al término de la primera jornada. “En primer lugar, si nos fijamos en los grupos que están hoy aquí, la gran conclusión es que hay un fortalecimiento y una proliferación de las formas de resistencia social y de las alternativas a la destrucción de nuestra riqueza hídrica, y esas nuevas formas tienen además el valor de entender la ecología como algo más holístico que la mera preocupación ambiental. Es una cuestión de identidad, de riqueza cultural, de dignidad humana en suma”. Del Moral aprecia también la “mayor implicación y diligencia de las administraciones”, aunque destaca como riesgo creciente el aumento de la presión urbanística y la “inercia que muchas veces nos hace seguir modelos inadecuados sin darnos cuenta de que acaban con nuestra riqueza”.